Evópoli dibuja su centro
Evópoli ha logrado una instalación armónica en el nuevo escenario político, potenciando su opción liberal. Pero vive momentos de definición. Aquí su estrategia, sus aliados y los desafíos que enfrentará en su camino por convertirse en un partido “grande”.
La aprobación de la Ley de Identidad de Género por el Congreso el pasado 12 de septiembre fue celebrado como un gran triunfo en La Moneda. Pese a que la iniciativa no contaba con el total apoyo de los partidos de Chile Vamos, el Gobierno se la jugó completamente por esta legislación. Al final contó con el amplio apoyo de la oposición, algunos parlamentarios de RN y la UDI y la bancada completa de Evópoli, partido que desde un principio se jugó su capital político en su tramitación.
Septiembre, de hecho, marcó un hito importante en la segunda administración de Sebastián Piñera: el 11 de ese mes, cumplió seis meses en el poder. Una fecha simbólica, donde el Presidente conmemoró con una ceremonia sobria en el Palacio de La Moneda los 45 años del Golpe Militar. Con sobresaltos, durante el primer semestre Piñera buscó controlar la agenda a través de las comisiones para alcanzar los cinco acuerdos nacionales que propuso al país en materias como seguridad ciudadana, salud, infancia, crecimiento económico y paz en La Araucanía.
Pero luego de las acusaciones de “sequía legislativa” desde la oposición, sumadas al tormentoso cambio de gabinete y coronado todo por el desastre ecológico en Quintero, terminaron por minar el alto apoyo hacia la figura presidencial. Así, desde comienzos de septiembre los niveles de desaprobación son por primera vez más altos que los de aprobación a la gestión de Piñera.
Así, pese al actual período tumultuoso, las coincidencias entre Evópoli y Sebastián Piñera se han repetido en este primer semestre: “La férrea defensa a la democracia y a los derechos humanos, una mirada liberal y reformista a la economía y la sociedad, y el énfasis puesto en la idea de que los niños son primero son valores que nos unen de manera más evidente con el Presidente que con RN y la UDI”, apunta en esta línea un importante dirigente de ese partido.
Así, en la colectividad actualmente liderada por Hernán Larraín Matte están contentos con su desempeño como partido debutante de este Parlamento. Al igual que las fuerzas políticas congregadas en el Frente Amplio (FA), Evópoli también se encuentra en una etapa de maduración. Aunque este proceso ha sido bastante más armónico y menos traumático que el protagonizado por esa agrupación de izquierda, están conscientes de que en esta nueva etapa se asoman desafíos que serán decisivos al momento de definir con claridad su identidad y posición en el tablero político chileno.
Los orígenes
Evópoli nació como partido hace solo dos años. De hecho, fue el primer partido en constituirse legalmente bajo los parámetros de la nueva ley en 2016. Como las fuerzas que componen el Frente Amplio, es una colectividad joven que apostó por caras nuevas, muchas de las cuales provenían de los cuadros técnicos del primer gobierno de Sebastián Piñera, los que fueron atraídos por el proyecto político que les presentó el entonces diputado Felipe Kast.
Pese a su “juventud”, el partido ha logrado una adaptación rápida a las estructuras de poder. Tiene a dos de sus militantes en el gabinete presidencial: el ministro Secretario General de la Presidencia, Gonzalo Blumel, y de Transportes y Telecomunicaciones, Gloria Hutt. Además, lideran cinco subsecretarías y en el Parlamento poseen una bancada de seis diputados y dos senadores, los que funcionan de forma bastante ordenada.
“El armónico proceso de maduración de Evópoli tiene una razón clara: es un partido que, a diferencia de lo que sucede en el Frente Amplio, nació con una coherencia interna de ideas. No es que seamos un regimiento, pero en buena medida compartimos un proyecto político y una declaración de principios con una visión nítida de transformarnos en un referente más liberal dentro de la centroderecha y con el objetivo de abrir la cancha”, explica un importante líder de la colectividad. Son principios que, a juicio de este dirigente, coinciden con los valores y el proyecto de Sebastián Piñera en materia de derechos humanos y en una agenda de corte más liberal.
Con todo, la relación entre Evópoli y Piñera no siempre fue tan fluida. En la primaria presidencial de la centroderecha, Felipe Kast (candidato de ese partido) enfrentó al actual Presidente y al candidato RN Manuel José Ossandón. En esa instancia, Kast acusó a Piñera de no querer debatir y que los partidos que lo apoyaban (RN y la UDI) eran colectividades nostálgicas del pasado. Tras el amplio triunfo de Piñera en esa elección, Kast (quien salió tercero) le brindó un decidido apoyo en su candidatura en las presidenciales de 2017, la que finalizó con la victoria de Sebastián Piñera por sobre Alejandro Guiller en segunda vuelta.
Sin embargo, los impases no terminaron ahí. A comienzos de esta administración, la postura de Evópoli en contra del nepotismo a la hora de hacer nombramientos gubernamentales pegó duramente en La Moneda. También se opusieron con fuerza a la idea de persistir en el tema de la educación superior gratuita, medida con la que se comprometió Piñera durante la campaña. Hoy, en su directiva aseguran que en el Gobierno conocen sus posturas y siempre ha existido una actitud colaborativa. Aunque reconocen que en materias de nepotismo podrían haber actuado mejor.
¿Quiénes son sus aliados?
Con las aguas hoy quietas y una relación que fluye con naturalidad y en concordancia con el plan de Gobierno, en Evópoli aseguran sentirse muy cómodos dentro de Chile Vamos, pese a las públicas diferencias que mantienen con parte de sus socios de RN y la UDI. “Tenemos vocación de unidad y no nos molestan las diferencias. Por el contrario, creo que estas divergencias aportan diversidad al sector y permiten que le hablemos a distintos grupos”, explica su presidente, Hernán Larraín Matte.
En esta línea, Pablo Correa, director ejecutivo de Horizontal -centro de pensamiento que apoya ideológicamente la labor de Evópoli-, asegura que ese partido busca traspasar ideológicamente la cultura plebiscitaria. “Evópoli representa a la derecha en un ámbito de libertad sin temor a dejar de ser de derecha y tomando sin complejos banderas que solían ser de la izquierda, como la defensa a la democracia y los derechos humanos”, reflexiona.
El jefe de la bancada de diputados de Evópoli, Luciano Cruz-Coke, agrega: “De cierto modo, nosotros tenemos como misión abrir la cancha, y no sólo en temas valóricos, sino que también en materias como la economía”. Por esa razón, asegura, el partido decidió presentar su propia propuesta de reforma tributaria, la que sí incluía la rebaja al impuesto a las empresas del 27% al 25%. Este plan fue sociabilizado ante la opinión pública pocos días antes de que se conociera el proyecto de modernización tributaria presentada por el Gobierno y entre sus autores estaban Klaus Schmidt-Hebbel, Juan Braun, Ignacio Briones y Pablo Correa.
“Somos liberales y eso significa que lo somos en todas las áreas. Creemos firmemente en el crecimiento y por lo mismo decidimos pedirle a un grupo de economistas que militan en Evópoli y que son muy destacados que formularan una propuesta tributaria que favoreciera el crecimiento económico”, añade un parlamentario de la colectividad. El mismo dirigente apunta que “existe una consistencia de por qué estamos en el lugar que estamos y como la izquierda está cada vez más estatista, menos responsable y más lejana a (Ricardo) Lagos, claramente Evópoli comienza a ser atractivo para un mundo de huérfanos liberales de la ex Concertación”.
Así, por lo menos, se vio en las pasadas -y controvertidas- elecciones de nueva directiva en Ciudadanos. Casi en el único punto donde ambas listas coincidieron fue en el deseo que tenían de tender puentes con Evópoli. En la misma línea, a principios de este año, el exministro de Hacienda del primer gobierno de Michelle Bachelet, Andrés Velasco, se unió al senador de Evópoli Felipe Kast para trabajar en conjunto un plan para expandir en las universidades el pensamiento liberal.
“Convocar a grupos afines también es un desafío”, asegura Larraín Matte. Reconoce que mantienen buenas relaciones con grupos como Progresismo con Progreso, núcleo liderado por Mariana Aylwin (ex DC), al que, sin embargo, aduce, aún le falta tiempo para madurar una propuesta que les permita avanzar en el diálogo. Respecto al Partido Liberal liderado por Vlado Mirosevic, el panorama es más complicado. “Es difícil pensar en un acercamiento mientras sigan aliados al FA, conglomerado que representa un estatismo desatado y donde no existe una sola voz en materias de derechos humanos”, sentencia un parlamentario de Evópoli.
El próximo desafío
Pasada la etapa de instalación, no solo del Gobierno, sino que también la propia como partido debutante en el Congreso Nacional, Evópoli se encuentra en un punto de inflexión. Ahora comienza la difícil etapa de consolidación. Y es ahí cuando muchos miran las próximas elecciones municipales como el principal desafío. Larraín Matte asegura que la prioridad es otra: “Falta mucho aún, y por el momento estamos abocados a que le vaya bien al Gobierno. Nuestro compromiso es con la ciudadanía y que se cumplan las promesas que le hicimos durante la campaña”.
Con todo, reconoce que una de las principales tareas de la mesa en la actualidad es potenciar y diversificar los liderazgos dentro de la colectividad y generar una estructura partidaria acorde a los desafíos que se han impuesto. “Tenemos que demostrar que somos mucho más que el partido de Felipe Kast”, agrega en esa línea un histórico militante.
Para ello, Larraín Matte y la secretaria general de Evópoli, Luz Poblete, han estado recorriendo durante todo este año las distintas regiones del país. “Debemos sumar gente nueva y potenciar a las directivas regionales”, explica el líder de la colectividad. Por lo mismo, a comienzos de este año se decidió que el partido debía estar dirigido por una persona que se dedicara a tiempo completo a esta labor y no por un parlamentario. De este modo, y pese a que su intención era seguir a la cabeza de Evópoli, Francisco Undurraga, actual diputado por la zona oriente de Santiago, debió dar un paso al lado para que asumiera Larraín.
Pero no todos concuerdan con el planteamiento de su presidente en torno a aplazar la preocupación por las municipales. “Es imperativo que a nuestro partido le vaya bien en las elecciones del 2020. Será la oportunidad de demostrar que somos mucho más que un grupo de jóvenes hipsters y liberales”, sostiene un respetado miembro de la tienda. Para eso, agrega, es vital ampliar la base del partido, el cual ya posee más de 22 mil militantes.
“En las elecciones parlamentarias del 2017, éramos un partido nuevo y tiramos, por así decirlo, toda la carne a la parrilla. Nos fue bien, pero ahora debemos abocarnos a buscar nuevos elencos para que compitan como candidatos a alcaldes, concejales e, incluso, para el nuevo cargo de gobernador”, apunta el mismo militante. “Creo que eso es justamente lo que están haciendo Larraín y Luz Poblete en sus constantes viajes a regiones”, destaca.