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El omnipresente estilo de Cristián Larroulet

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POR Josefina Ríos |

Ungido por Piñera como su principal asesor, Larroulet es hoy el segundo hombre más poderoso del gobierno. A su cargo tiene un verdadero think tank con la misión de llevar a puerto el programa presidencial. Es número puesto en todas las reuniones bilaterales y comités políticos. Y clave a la hora de los nombramientos.

Casi nunca sale a almorzar fuera. En realidad, casi nunca sale de las instalaciones palaciegas. Cristián Larroulet (65), jefe de asesores del Presidente Sebastián Piñera, llega a La Moneda cerca de las 8:30 de la mañana y no se va nunca antes de las 20:30. Al menos doce horas de intenso trabajo diario al mando del Segundo Piso, espacio que bajo su liderazgo se ha convertido en un verdadero think tank al servicio del Mandatario.

En Presidencia aseguran que el mensaje que dio Larroulet al llegar a su nuevo rol en marzo fue simple y claro: “La principal característica de este Segundo Piso es asesorar al Presidente de la República. Estamos a su servicio al 100%. Por eso debemos ser prudentes y mantener el bajo perfil. Nosotros trabajamos para que él se luzca”, es una idea que ha repetido en varias oportunidades.

Y por eso sale poco. Al cuantioso trabajo, se suma que a Piñera le gusta tener la posibilidad de hablar con él en todo momento, pero sobre todo le gusta hacerlo a la hora de almuerzo. Cuando la intensidad baja un poco y el resto de los funcionarios de gobierno sale por algunos minutos a comer algo, el Mandatario suele llegar a la oficina de su asesor predilecto a conversar sobre la marcha de la agenda programática.

Pero no son las únicas razones de su ostracismo autoimpuesto. Larroulet es estricto al momento de cumplir las reglas que él mismo ha dado. Una de ellas apunta al silencio y el bajo perfil; por lo tanto, evita circular por los patios interiores de La Moneda: allí siempre lo esperan decenas de periodistas estratégicamente apostados. No en vano saben que su opinión siempre está alineada con lo que dicta el Presidente.

Cuando Larroulet conoció a Piñera

La relación entre Sebastián Piñera y Cristián Larroulet es de larga data. “No tienen un vínculo de amistad, pero sí una conexión profesional intensa y años de mucho trabajo en conjunto”, asegura un destacado economista que los conoce a ambos. Fue el propio Larroulet quien recomendó a Hernán Büchi nombrar a Sebastián Piñera como jefe de su campaña presidencial en 1989. “Cristián se había desempeñado por años como jefe de gabinete de Hernán Büchi en el ministerio de Hacienda y él confiaba muchísimo en él. La idea de Larroulet respondía a un acto de apertura estratégica, ya que Piñera era un economista reconocido que había criticado el gobierno de Pinochet abiertamente y había votado No”, recuerda otro asesor de esa apuesta presidencial.

Durante la campaña trabajaron en oficinas continuas y aunque el intento presidencial del exministro no tuvo éxito, la relación entre Larroulet y Piñera se afianzó. “A fines de 1989, Piñera ganó la elección senatorial por Santiago Oriente y, entonces, buscó a Larroulet. Quería que lo asesora en materias legislativas desde su posición como director ejecutivo del recién creado Instituto Libertad y Desarrollo”, revela un importante miembro de ese think tank, quien agrega que durante esos ochos años ambos trabajaron bastante alineados. “Como presidente de la Comisión de Hacienda del Senado, Piñera se apoyó mucho en el análisis técnico que aportaba Larroulet”, apunta.

Larroulet ha acompañado de cerca a Piñera en sus dos últimas campañas presidenciales. En la primera, sin embargo, estuvo junto a Joaquín Lavín, su íntimo amigo desde sus años como estudiantes de Ingeniería Comercial en la Universidad Católica. Corría el año 2005, y todo indicaba que Lavín sería el candidato único de la centroderecha para competirle a Michelle Bachelet, la candidata de la Concertación. Pero a último minuto RN apoyó a Piñera, quien finalmente obtuvo más votos que el actual alcalde de Las Condes en primera vuelta y enfrentó a Bachelet en el balotaje. Perdió, pero logró un considerable porcentaje de adhesión (46,5%).

Cristián Larroulet y Sebastián Piñera mantienen una relación profesional de confianza de casi 30 años

“Larroulet antes que casi todos nosotros se dio cuenta que la única forma de que la centroderecha llegara al poder era a través de Piñera y desde entonces se puso a disposición de la alternativa piñerista”, relata un dirigente del sector. “Desde hace años ha hecho suya la idea de la Segunda Transición. Con ella se refiere a que la coalición sea capaz de llevar a Chile al desarrollo, pero para concretarlo está convencido hace rato de que es importante ampliar el sector. En esa línea no hay, a sus ojos, figura más idónea que la de Piñera”, agrega un cercano colaborador del Mandatario.

Estratega detrás de los dos programas de gobierno de Piñera, Larroulet se convirtió en número puesto en todas las reuniones programáticas de ambas campañas. “Piñera exigía que Cristián estuviera sentado en la mesa, confía en su criterio y reconoce su inteligencia, algo que no es muy común en el Presidente”, añade un integrante permanente de estos cuadros.

Durante la primera administración Piñera, Larroulet fue nombrado ministro Secretario General de la Presidencia: su experiencia legislativa y redes políticas generadas a través del instituto LyD lo convertían, a juicio del Presidente, en la persona ideal para ese cargo. Flanqueado desde cerca por el subsecretario Claudio Alvarado, se mantuvo los cuatro años a la cabeza de esa cartera. Desde allí, además, cumplió el rol de estrecho asesor del Mandatario, enfrentando varios episodios de discordancia con la entonces jefa del Segundo Piso, María Luisa Brahm.

Con todo, y más allá del respeto profesional y la confianza mutua, Piñera y Larroulet no son amigos. El asesor nunca visita al Presidente en sus casas de veraneo, como sí lo hacen otros miembros del gabinete, como Andrés Chadwick, Carolina Schmidt o Felipe Larraín. Por el contrario, el jefe del Segundo Piso usualmente viaja a Lonquimay junto a su familia durante las vacaciones. Es el momento donde se reencuentra con sus raíces: nació en Temuco y pasó largas temporadas en Puerto Saavedra, localidad donde su padre fue alcalde.

Lobo de manada

El Segundo Piso de Piñera se ubica justo al lado de su oficina. Ambas dependencias miran a Teatinos con Moneda y el tránsito entre uno y otro despacho es permanente. El equipo está compuesto por 15 personas con perfiles diversos, pero todos muy cercanos a Larroulet, un hombre al que quienes conocen definen como alguien muy distinto al economista clásico. “Cristián es un lobo de manada, poco dado a la soledad y de lealtades profundas”.

La misión encomendada a este grupo corre por dos carriles. El primero, consta de proveer información, precisa, fidedigna y relevante al Mandatario para que tome decisiones. Los datos en cuestión contemplan una detallada actualización de cómo va la marcha de la agenda programática del gobierno y eso se hace a través de la elaboración de buenos diagnósticos, informes minuciosos, propuestas para los discursos y una estrecha colaboración con los ministerios. En ese sentido, desde el Segundo Piso se ejerce una función de cuidado control del quehacer gubernamental.

Su tarea exige, además, una estrecha relación con la Dirección de Presupuestos, a cargo de Rodrigo Cerda y con la jefa de la división jurídica de la Secretaría General de la Presidencia (Segpres), Fernanda Garcés. “Cerda y Garcés son personas claves en la labor de coordinación del Segundo Piso. El primero está a cargo de los recursos y, por la tanto, cualquier iniciativa debe contar con su aprobación para poder ser financiada. Fernanda Garcés, en cambio, tiene a su cargo visar la legalidad de todas las iniciativas legislativas y reglamentarias (decretos) que propone el Ejecutivo”, explica un miembro de este grupo. Ellos, al igual que Larroulet, participan en todas las reuniones bilaterales entre Piñera y sus ministros.

Las reuniones bilaterales se suceden casi todos los días en la oficina del Presidente entre las 16:30 y las 20:00 horas. Hasta ahí llegan día a día los diferentes ministros a exponer sus programas y proyectos, dar cuenta del estado de avance de las tareas encomendadas y responder preguntas del Mandatario. “Con Larroulet estos encuentros son bastante menos traumáticos de lo que eran durante la primera administración de Piñera. El asesor jefe siempre prepara las exposiciones junto a los secretarios de Estado con anterioridad”, relata un funcionario de la Presidencia.   

“Piñera y Larroulet son economistas, comparten una estructura mental parecida y, además, se conocen mucho, por lo que resulta de gran ayuda juntarse con él antes de enfrentar al Presidente”, comenta un cercano a ambos.

El “think tank” del Presidente

La segunda tarea fundamental de este grupo de asesores es llevar a puerto los proyectos prioritarios que Piñera tiene en carpeta. Temas como la reforma al sistema de pensiones, la modernización del Estado, la Araucanía o los asuntos concernientes a la infancia, son abordados por el Segundo Piso como si se tratara de un verdadero think tank, un tipo de estructura que Larroulet conoce y maneja al detalle, tras 20 años a la cabeza de LyD.

Para ello reclutó a un grupo de expertos en las diversas áreas prioritarias para el Presidente. Así, para liderar el desarrollo de una reforma previsional llamó al economista Augusto Iglesias, quien durante todos estos meses ha dirigido el trabajo en torno a este nuevo proyecto, coordinando su acción con el ministro del Trabajo, Nicolás Monckeberg y el Ministerio de Hacienda, cartera que debe dar visto bueno a la iniciativa que será presentada durante octubre o noviembre al Congreso.  

Un esquema similar es el que desarrolla Rafael Ariztía en el área de modernización del Estado o Sebastián Soto, exdirector jurídico de la Segpres durante la primera administración Piñera, en temas constitucionales. Francisca de Iruarrizaga es la voz presidencial en temáticas de Infancia y se relaciona directamente con la directora del Sename, Susana Tonda y los ministros de Justicia, Hernán Larraín, y Alfredo Moreno, de Desarrollo Social. Para el plan Araucanía, la carta de Larroulet es Magdalena Salinas. En materias internacionales, Benjamín Salas Kantor es el elegido. A él se le puede ver siempre junto a Piñera en las giras al extranjero y fue el nexo entre la Presidencia y la defensa chilena en el juicio contra Bolivia en La Haya.

A ellos se suman, entre otros, Jorge Ramírez, ex coordinador del Programa Sociedad y Política de LyD, como director de estudios del Segundo Piso y Jacinto Gorosabel, quien colaboraba con Larroulet en la UDD, hoy es responsable de los discursos del Presidente Piñera. Asimismo, en su equipo, el jefe de asesores de la Presidencia cuenta con el apoyo de dos estrechos y antiguos colaboradores: Alejandra Schuster, su jefa de gabinete, y quien lo acompaña desde sus años en LyD y Carlos Ríos. Este último se desempeñó en la primera administración Piñera como coordinador de la Unidad Presidencial de Gestión y Cumplimiento de la Segpres, para luego transformarse en director de la Fundación Avanza Chile. Hoy, su tarea consiste en seguir y monitorear las políticas públicas, coordinar las bilaterales presidenciales y el cumplimiento de los encargos presidenciales.

Número puesto

Si bien la relación de Larroulet es fluida y profusa con todos los ministros, es con aquellos que componen el comité político con quienes más interactúa. Todos los lunes, a las 9:00 de la mañana se sienta en la reunión semanal que convoca a este grupo en La Moneda. En ella, el Presidente, y sus ministros del Interior, Andrés Chadwick, Hacienda, Felipe Larraín, Segegob, Cecilia Pérez, Segpres, Gonzalo Blumel y Desarrollo Social, Alfredo Moreno, discuten las prioridades gubernamentales, se analizan los datos de las encuestas que provee la Secom y se sugieren planes de acción política. La reunión es clave también para evaluar el avance de la agenda programática.

A esta instancia se suma el jueves a las 16:30 la reunión del comité ejecutivo. El encuentro también es liderado por Piñera y a Larroulet y los ministros del comité político se suman Magdalena Díaz, jefa de gabinete del Mandatario, su jefe de comunicaciones, Juan José Bruna, y el director de la Secom, Jorge Selume. En estas reuniones, la información procesada por la Secom a partir de los estudios de opinión es clave, pues con ella en mano se deciden las estrategias comunicacionales y se coordinan agendas y actividades para reforzar los mensajes que se definen como prioritarios a partir de estos insumos.

En la práctica, dice un miembro de Presidencia, son el propio Piñera, Larroulet y Selume quienes analizan y proyectan los datos que entregan los estudios de opinión. “Cecilia Pérez aporta más desde el olfato político, pero no entiende tanto de tendencias y números. Ahí los que realmente aportan son el Presidente, Larroulet y Selume, ellos ven el detalle y elaboran estrategias políticas y comunicacionales a partir de los sondeos y otros insumos”, añade. Hace un mes, por ejemplo, relata un asesor del Gobierno, que en el Comité Ejecutivo se discutió el proyecto Aula Segura con números en la mano, de ahí la decisión con que han apoyado la inciativa ante la opinión pública. “Saben que una gran mayoría de la población apoya la idea”.

Al ministro Chadwick Larroulet lo conoce desde sus tiempos en la Universidad Católica: “Era común verlos jugar fútbol, Derecho contra Ingeniería Comercial. Juegan de memoria y cada cual entiende bien su rol y no compiten: Chadwick está al mando del día a día, de la coordinación política, de ir al Congreso cuando es necesario apagar un incendio. Su poder es de corte ejecutivo, el de Larroulet va por la influencia, por la mirada a largo plazo y por asegurar, en la medida de sus posibilidades, que se concrete el legado presidencial que Piñera tiene en su cabeza”, explica un amigo en común.

Habla por teléfono todos los días con Blumel y se reúnen cara a cara todos los lunes, jueves y viernes. Su relación es estrecha y muchos consideran al actual ministro de la Segpres como el “ahijado político” de Larraoulet. Comenzó su carrera política al alero del hoy jefe de Segundo Piso y fue él quien le recomendó a Piñera que le confiara esa cartera. Se complementan bien, concuerdan todos en Palacio, y Larroulet no quiere opacarlo, por eso sobre Blumel y el subsecretario Alvarado recae toda la labor de seguimiento legislativo en el Congreso y la negociación con las diversas fuerzas políticas.

El ministro de Segpres, Gonzalo Blumel, es considerado por muchos el “ahijado político” de Larroulet.

¿Un semillero?

La voz de Larroulet también se hizo sentir al momento de hacer los nombramientos del gabinete presidencial, subsecretarios, jefes de servicios y otros cargos de importancia en el Gobierno. Es ahí donde han aparecido las mayores críticas en contra del asesor presidencial. Los cuestionamientos más duros han provenido de Renovación Nacional, el partido más grande de Chile Vamos, pero cuya directiva sintió que ese hecho no se había tomado en cuenta a la hora de asignar cargos.

“Hay mucho mito en el tema de los nombramientos. Claramente, Larroulet presentó varios nombres, pero es Piñera quien elige, pensar lo contrario es no conocer el carácter del Presidente, a él nadie lo pautea”, asegura un político que conoció de cerca este proceso.

Lo cierto es que varios de los ministros son personas muy cercanas al jefe del Segundo Piso. Juan Andrés Fontaine, titular del MOP, fue compañero de él en la Universidad de Chicago y luego compartieron tareas en LyD. En ese centro de pensamiento también coincidió con Marcela Cubillos, hoy en Educación, José Ramón Valente, de Economía, y Susana Jiménez, de Energía. Con Blumel trabajó en Segpres. Varios de sus discípulos también son subsecretarios e, incluso el presidente del directorio de TVN, Francisco Orrego, es hombre de su confianza plena.

Otro de sus elegidos fue Mauricio Rojas, el otrora jefe de Contenidos que tuvo un fugaz paso como ministro de Educación. Larroulet lo conoció a fines de los noventa por medio de una alianza de centros de pensamiento liberales en los cuales participaba LyD. Fue el primero en convidarlo a exponer a Chile durante la década pasada y fue él quien lo presentó a Piñera. Si bien su primera opción para encabezar el área de Contenidos de la Presidencia fue el actual director de El Mercurio, Carlos Scheaerer, tras su negativa no dudó en nombrar a Rojas. También lo sugirió a Piñera para ocupar la cartera de Cultura. Pero una vez nombrado debió renunciar abruptamente, luego de la polémica generada tras publicarse un extracto del libro Diálogo de Conversos, donde Rojas calificaba al Museo de la Memoria como un “montaje”. Ex post, en el círculo de Larroulet aseguran que el economista hace un mea culpa: “Faltó chequeo y hubiese sido mucho más razonable dejarlo en Contenidos donde cumplía un buen papel”, ha dicho a sus cercanos.  

“Se ha encargado de poner gente afín a sus intereses en puestos estratégicos en desmedro del equilibrio político necesario para el buen andar de un gobierno. Su voluntarismo se extiende a los temas que prioriza en su quehacer, por ejemplo, no se entiende que aún no esté listo el protocolo para las tres causales de aborto. El tema no le gusta, por eso no pone urgencia alguna en su solución”, acusa un parlamentario.

Un integrante del Segundo Piso lo defiende: “Larroulet fue ministro cuatro años y trabajó con mucha gente súper capaz. Hoy lo que ves en el Gobierno en cargos de confianza es mucha de la gente que participó en la primera administración de Piñera. Independiente de los partidos políticos en los que militen, en esos años se formó una especie de semillero de cuadros profesionales que creen en un mismo proyecto político y han generado un equipo de trabajo sólido, leal y eficiente”.