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¿Privatizar Petrobras? La respuesta está en los generales de Bolsonaro

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Bloomberg
POR Francisco Ibañez |

Si bien el candidato líder en las encuestas se ha mostrado a favor de las privatizaciones, la llegada de militares a su círculo cercano dificultaría ese camino.

El candidato líder de Brasil, el ultraderechista Jair Bolsonaro, se convirtió en favorito del mercado, en parte, al promover masivas privatizaciones en el sector energético. Pero los inversores no deberían ponerse ansiosos.

Los planes se están diluyendo a medida que Bolsonaro, un excapitán del ejército con un historial de apoyo al nacionalismo económico, incorpora a su campaña a más oficiales militares que ven la extracción de petróleo y la generación de energía a través del lente de la seguridad nacional. El congresista ha prometido nombrar hasta cinco generales en su gabinete y otorgar a las fuerzas de seguridad el mayor rol público en décadas.

El riesgo para los mercados financieros es que estos generales ganen preponderancia en una eventual administración de Bolsonaro y marginen a su principal asesor económico, que ha presionado por la privatización del productor estatal de petróleo Petrobras y la generadora eléctrica estatal Eletrobras. Las señales contradictorias durante la campaña han hecho que las acciones de ambas compañías se tornen mucho más volátiles que el principal índice bursátil de Brasil en el período previo a las elecciones del 28 de octubre.

Una ruptura en la relación de Bolsonaro con Paulo Guedes, un inversionista con estudios en la Universidad de Chicago que ha sido la única voz de la campaña en materia de política económica durante los últimos seis meses, podría provocar una reacción violenta de los inversionistas, dijo Fitch en un informe.

“El historial de votaciones de Bolsonaro en el Congreso mostró una clara preferencia por las políticas nacionalistas y proteccionistas que podrían reafirmarse”, dijo Fitch. “Una ruptura con sus asesores favorables al mercado podría llevar a un cambio sustancial en la dirección de la política”.

Guedes comenzó a compartir objetivos de políticas con estos generales, que reportan directamente a Bolsonaro, después de ganar la primera ronda el 7 de octubre por un margen superior a lo esperado. No pasó mucho tiempo para que el candidato comenzara a dar marcha atrás.

El 9 de octubre, Bolsonaro, cuyos comentarios incendiarios sobre la raza y el crimen son similares a los de Donald Trump, cambió su visión respecto a Centrais Eletricas Brasileiras SA, como se conoce a Eletrobras. En una entrevista televisada, mencionó la preocupación de que China pueda comprar la compañía y expandir su influencia en la mayor economía de América Latina.

También ha dicho que se deben preservar las “bases” de Petrobras, un cambio respecto al discurso de Guedes sobre una privatización total. “Digamos que tienes un gallinero en tu patio y vives de eso. Cuando privatizas, no se garantiza un huevo cocido para comer. ¿Dejaremos la energía en manos de terceros?”, dijo Bolsonaro.

Miembros de la campaña de Bolsonaro no respondieron un correo electrónico y llamadas telefónicas en busca de comentarios.

Guedes ha pedido la privatización de casi 150 compañías controladas por el Estado, incluida Petrobras, una propuesta radical en un país donde los brasileños están emocionalmente vinculados al productor de petróleo como un símbolo del poder industrial y la destreza tecnológica.

Fernando Haddad, el contendiente de izquierda que sigue a Bolsonaro en las encuestas, es partidario de revertir una reciente legislación petrolera favorable a la industria y es considerado un mayor riesgo para los mercados financieros. Las privatizaciones pueden requerir la aprobación del Congreso y a menudo son impugnadas en los tribunales de Brasil.

Históricamente, el ejército brasileño ha estado dividido respecto del papel del Estado en la economía, dijo Pedro Campos, un académico especializado en la dictadura de Brasil de la Universidad Federal Rural de Río de Janeiro, o UFRRJ. Después de ser excluido de la política desde que se restableció la democracia en 1985, es difícil predecir el enfoque que tomarán los generales para las privatizaciones en las industrias del petróleo y la energía.

“Todavía no hay un programa gubernamental claro, y poco se ha puesto sobre papel. Es un cheque en blanco”, dijo Campos en una entrevista telefónica.