Cómo reunió Paul Allen una de las grandes colecciones de arte
El fallecido fundador de Microsoft y 27 en la lista de los hombres más ricos del mundo invirtió en obras de Renoir, Lichtenstein, Monet, Gauguin, Klimt y van Gogh.
Dos meses antes de la primera exposición pública de la colección de arte de Paul Allen, el curador Paul Tucker estuvo en el palco del multimillonario en el Super Bowl XL en 2006, apoyando a su equipo.
Aunque los Seattle Seahawks perdieron, la fiesta posterior fue un éxito, con Allen tocando la guitarra y el actor Dan Aykroyd acompañándolo con la armónica.
“Rockeamos hasta las 2 o 3 de la madrugada”, dijo el curador el martes, un día después de la muerte de Allen a la edad de 65 años. “Fue mi regalo antes de que empezara el espectáculo”.
Tucker, un estudioso del arte que jugó al fútbol americano en la universidad, dijo que no sabe qué será de la colección, un vasto tesoro que abarca siglos, desde la antigüedad hasta el arte contemporáneo, y que puede valer más de US$ 1.000 millones, según personas con información sobre la colección.
Allen, quien cofundó Microsoft Corp. con Bill Gates y ocupaba el lugar 27 en el índice de las personas más ricas del mundo al momento de su muerte, fue impulsado por la pasión y la curiosidad.
“Le gustaban los desafíos”, dijo Tucker, de 68 años, quien trabajó estrechamente con Allen y su hermana Jody en la exposición “DoubleTake”, que combinó obras impresionistas de la colección con piezas de maestros clásicos, modernas y contemporáneas. “Por eso se extendió tan ampliamente a través del tiempo. Quería tener muchas voces en este coro”.
La exposición combinaba un pequeño retrato de Renoir de una mujer leyendo un libro con una gran pintura de Roy Lichtenstein que representa a un piloto abrazando a una rubia. La pintura de Claude Monet de una catedral en Ruan fue emparejada con la obra en aluminio “Números” de Jasper Johns. La brillante escena en Tahiti “Maternidad II” de Paul Gauguin de 1899, fue combinada con la fotografía de Kenji Yanobe de dos personas vestidas con trajes espaciales amarillos que suben una empinada colina.
Tucker, que tuvo la libertad de seleccionar cualquier obra de la colección, dijo que el objetivo general era restaurar lo “radical del impresionismo y permitir que la gente entendiera lo agresiva, novedosa y ofensiva que era la obra, cómo alteraba la forma en que la gente percibe el arte”.
Una de las obras de Georges Seurat, “Las modelos” (1888), es considerada por los vendedores de arte como una de sus obras más importantes en manos privadas. Es una pintura dentro de una pintura, que muestra tres modelos desnudas y el famoso cuadro “Una tarde de domingo en la isla de La Grande Jatte” al fondo.
Amante de Monet, Allen fue el comprador anónimo del lienzo de 1891 del pintor francés de un pajar por US$ 81,4 millones, que luego se subastó en Christie’s en 2016, según personas familiarizadas con el asunto, que pidieron que no se les identificara porque la transacción era privada. La subasta duró 14 minutos.
“Vivir con estas obras de arte es realmente increíble”, dijo Allen a Bloomberg en 2015. “Creo que uno debería compartir algunas de las obras para dar al público la oportunidad de verlas”.
Ese año, envió un grupo de obras de su colección a una exposición itinerante, “Seeing Nature: Landscape Masterworks from the Paul G. Allen Family Collection”, que incluye piezas de Vincent Van Gogh, Edward Hopper y Gustav Klimt.
Allen también desempeñó un papel importante en la promoción de artistas de Seattle y la región. Vulcan Inc., la firma de inversiones que administra sus negocios e intereses benéficos, coprodujo la Feria de Arte de Seattle, que llevó a las mejores galerías del mundo a su ciudad natal.
Allen hizo más que coleccionar arte. Con una fortuna de US$ 26.100 millones, también era propietario de extensas propiedades inmobiliarias en Seattle y de equipos deportivos profesionales, incluidos los Seattle Seahawks de la NFL y los Portland Trail Blazers de la NBA. Su muerte ha generado la especulación de que podrían ofrecerse a la venta.
Allen le dijo a Bloomberg en la entrevista de 2015 que vende sus obras para comprar otra cosa. Comprar arte resultó ser “una muy, muy buena inversión para mí”, dijo entonces. “No me metí en esto pensando así. Pensé que algunos de los precios eran muy sustanciales cuando los compré. Pero el mercado ha estado en tal racha alcista”.