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La Cadem por dentro

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POR Josefina Ríos |

La significativa caída de 13% en nivel de aprobación del canciller Roberto Ampuero marcó la última Cadem. Es lo novedoso de una encuesta que se ha transformado en un referente de la política chilena. En PAUTA revelamos cómo se confecciona el sondeo.

Una dramática caída de 13% tuvo el canciller Roberto Ampuero en la última versión de la encuesta Cadem, publicada este domingo 23 de diciembre en exclusiva por PAUTA. En la medición de noviembre, el ministro de Relaciones Exteriores lideraba el ránking de aprobación de los ministros de Sebastián Piñera con un 74%; ahora ostenta un 61% de apoyo y es superado por la ministra de la Mujer, Isable Plá (66%), y por la titular de Transportes y Telecomunicaciones, Gloria Hutt, quién subió cinco puntos porcentuales desde noviembre y hoy logra el 65% de respaldo a su labor. 

“Es bastante poco común que un canciller baje de forma tan rápida y evidente sus niveles de aprobación. Históricamente en Chile el titular de Relaciones Exteriores tiene altos índices de adhesión, más allá de las coyunturas particulares. Evidentemente Ampuero está pagando los costos de su cuestionada participación en lo relativo a la decisión del Gobierno de no firmar el Pacto Migratorio“, explica Roberto Izikson, gerente de Asuntos Públicos y Estudios Cuantitativos de Cadem. Agrega que el apoyo de la ciudadanía a la resolución de Piñera de no adherir a este acuerdo internacional también disminuyó considerablemente en esta medición en comparación con el de la semana pasada. “Hoy solo el 52% de la población apoya la decisión gubernamental; en el sondeo anterior llegaba a 58%”.

Para llegar a estos resultados que permiten horas de análisis por lo medios de prensa semana a semana, existe una verdadera máquina que trabaja aceitada desde hace ya cinco años. Más de 70 personas involucradas en un trabajo que comienza a mitad de semana en las oficinas de Cadem ubicadas en Nueva de Lyon y pasa por el centro de operaciones que la empresa de estudios de opinión pública tiene en la calle Rancagua, para volver a las oficina de Izikson y de ahí a la prensa cuando la semana llega a su fin. 

El cuestionario

Son las 9:00 de la mañana del miércoles 19 de diciembre. Roberto Izikson está sentado en su oficina del piso 2 de un moderno edificio en la calle Nueva de Lyon. Con él está Karen Thal, gerente general de Cadem. Se aprestan a realizar el cuestionario de la versión número 258 de la famosa encuesta Plaza Pública, más conocida entre la opinión pública como encuesta Cadem, la que desde hace cinco años busca retratar cómo la coyuntura afecta semana a semana en la aprobación o desaprobación del Presidente, el Gobierno y las principales instituciones del país.

La medición en la que trabajan esa mañana corresponde a la tercera semana de diciembre y, como todos los estudios correspondientes a la tercera semana de cada mes, incluirá la evaluación a los ministros del Gobierno. Asimismo, contendrá un primer capítulo de 10 preguntas que se repiten en todos los sondeos, como la clásica: “Independiente de su posición política, ¿usted aprueba o desaprueba la forma como Sebastián Piñera está conduciendo su gobierno?”. En ese segmento también se incluyen las causas de la aprobación o desaprobación al Mandatario, apoyo al gabinete en general, la evaluación de temas económicos y sociales, y la definición de la noticia más importante de la semana, entre otras interrogantes.

La tercera parte de la encuesta cambia en cada estudio. Izikson y su equipo definen un tema de actualidad, el que muchas veces tiene relación con la coyuntura. La medición previa, por ejemplo, indagó sobre los migrantes en Chile, como forma de contextualizar la decisión de la administración Piñera de no firmar el Pacto Migratorio promovido por la ONU. Para esta semana, se eligió el tema de la crispación y tensión política, como una idea de instalar un tema de debate. Pero lo óptimo, reconoce su impulsor, hubiese sido preguntar sobre algún tema relacionado con la petición de renuncia al general director de Carabineros, Hermes Soto. Sin embargo, el cuestionario se envió para ser procesado antes de que se conocieran esos hechos. “A veces nos pasa. Son los riesgos de una encuesta que mide actualidad”, agrega Izikson no sin cierta desazón.   

Izikson termina el cuestionario. Es el turno de Álvaro León, director de proyecto de Cadem y desde agosto el responsable de la encuesta Plaza Pública. El sociólogo recibe el sondeo en un documento Word y luego de darle una mirada estética y comprobar que no haya errores, establece los códigos para programar la encuesta en el formato que más tarde utilizarán en el call center para realizar la encuesta. “Básicamente establezco los filtros de campos obligatorios, rotación de nombres, preguntas aleatorias, las instrucciones de aquellas alternativas que van relacionadas y todo lo necesario para poder programar el cuestionario”. Además, se asegura de que las palabras y nombres estén escritos como se pronuncian, de manera de que no haya confusiones al momento de leer las preguntas a los encuestados. “Por ejemplo, cuando se pregunta por Jacqueline Van Rysselberghe, en la encuesta se lee Yaquelin Van Ryselbergue“, comenta. 

Una vez terminada esta labor, León envía por correo electrónico el cuestionario al centro de programación, el cual está ubicado en la calle Rancagua. Allí cargan el estudio a la plataforma, pero antes de comenzar a aplicarlo, León vuelve a revisar la versión final. Cuando da su visto bueno, el cuestionario queda listo para ser usado. Además de subir el cuestionario, desde el centro de programación cargan las bases de datos de teléfonos. “Manejamos una base de más de 13 millones de teléfonos celulares de prepago y pospago y para cada encuesta se usa una muestra distinta”, explica Víctor Solervicens, gerente de operaciones de Cadem, departamento que también se ubica en als instalaciones de la calle Rancagua.  

A llamar, a llamar

Son cerca de las 18 horas del miércoles 19 de diciembre y comienza el trabajo de campo. En este caso, trabajo de campo se traduce en cerca de 50 personas sentadas frente a un computador que usan audífonos con micrófonos y llaman incesantamente. La meta es lograr 700 encuestas terminadas y sin errores antes del viernes a las 12 horas. En el CATI, como se conoce el centro de llamados, además de los encuestadores, la gran mayoría mujeres ordenadamente sentadas, se pasean al menos tres supervisores, quienes responden dudas, explican cuestionarios, asignan tareas y distribuyen estudios y horarios. Además de la encuesta Plaza Pública, en el call center se realizan simultaneamentes otros sondeos que diversos actores públicos y privados encargan a Cadem. 

Durante la tarde del miércoles 19, todo el jueves 20 y la mañana del viernes 21 de diciembre -en distintos turnos-, se realizaron 3.416 llamados. Solo 708 casos fueron respondidos y quedaron contabilizados para la muestra final, según informa el informe metodológico la versión N° 258 de Plaza Pública. Cada encuesta válida tardó entre 12 y 15 minutos en realizarse.

En la primera fase del estudio, las encuestadoras hacen preguntas de caracterización demográfica, como sexo, edad, profesión, región y comuna, entre otras. Esta parte es muy importante porque permite evaluar la representatividad de la muestra y la necesidad de aplicar el uso del ponderador. Una vez terminada la fase de caracterización comienza la lectura del cuestionario Plaza Pública propiamente tal.

Para que una encuesta se considere correcta debe en primer término estar terminada. Es decir, si falta solo una pregunta por responder, se anula el cuestionario completo. “En general, a la gente le gusta contestar este sondeo. O sea, si el encuestado decide responder la llamada, generalmente termina el proceso y sus respuestas son coherentes”, admite Jenny Gaete, encargada de supervisión de encuestas teléfonicas. Allí revisan las encuestas realizadas. “No enteras, pero al menos un 20% de ellas elegidas al azar”, agrega Jenny Gaete, quien explica que las supervisoras simultáneamente leen las respuestas y oyen los audios de manera de verificar que coincidan las respuestas. Se cersioran de la calidad del encuestador y de que se hayan leído todas las alternativas correctamente, usando un lenguaje coloquial para que todos los encuestados entiendan y se eviten las problemas de comprensión. 

Más allá de los números

El viernes a mediodía, y luego de superar la meta de 700 casos efectivos, el jefe del centro de llamados manda las encuestas terminadas y aprobadas por supervisión al jefe de procesos, Emilio Villegas. Allí se procesa la información. “Recibimos los datos y hacemos columnas con los requerimientos de información que nos pide Álvaro León. Los datos se dividen por segmentos o filtros. La idea es transformar esos datos en información a través de resúmenes en tablas de Excel”, explica Villegas.

Son cerca de las 14 horas del viernes 21 y León recibe la información procesada. Con ella comienza a confeccionar los gráficos característicos del estudio, que representan las respuestas sobre aprobación y desaprobación presidencial. En esta ocasión se traduce en un 38% de apoyo y un 47% de desaprobación a la forma en que Sebastián Piñera está conduciendo el país. También diseña los cuadros comparativos entre la aprobación entre este gobierno y el anterior. Diagrama también las otras temáticas consultadas en el sondeo, como el desempeño y conocimiento del gabinete o el apoyo a la decisión del Gobierno de no firmar el Pacto Migratorio.

En esta medición, por ejemplo, aumentó en 6% la desaprobación a esta medida adoptada por la administración Piñera, cuestión que quedó claramente patentada en un gráfico de barras que compara el 58% de aprobación que tuvo la semana pasada versus el 52% que logró en esta oportunidad. De esta manera va confeccionando el Power Point que servirá como presentación final de la encuesta.

Pasadas las 16 horas, León envía por mail a Roberto Izikson la primera versión y juntos la conversan. Así lo hacen siempre. “Roberto hace cruces interesantes y pide nuevos gráficos comparativos”, dice León. En esta ocasión, Izikson saca algunas preguntas que no hacían mucho sentido, sobre todo en el tema de crispación política. “Creo que no se entendió bien el tema”, reconoce la cara más visible de Cadem. 

Sobre el nulo impacto que tuvo la revelación de videos sobre el homicidio de Camilo Catrillanca y la posterior crisis que generó en Carabineros sobre los niveles de aprobación del Presidente Piñera (38% de aprobación esta semana versus 39% la versión anterior) y el ministro del Interior, Andrés Chadwick (45% de apoyo en noviembre versus el 43% en diciembre), Izikson cree que se debe a que ambos ya pagaron el costo político por este tema. “Tuvieron retrocesos significativos en su aprobación en las mediciones anteriores, pero ya pagaron el costo. Ahora solo se mantienen y la reiteración de hechos relacionados más que nada no les permite subir”, acota. 

Tras conversar y analizar un rato los datos, Izikson da el visto bueno para la versión final. Estará lista alrededor de las 19 horas. Durante el fin de semana buscará las bajadas comunicacionales y a comienzos de la semana siguiente estará en diversos medios de prensa comentando los resultados. 

Probablemente el miércoles 26 de diciembre, a las nueve de la mañana, Roberto Izikson y Karen Thal se sienten frente a al computador y abran un nuevo archivo al que titularán como Encuesta Plaza Pública N° 259. Todo el proceso, como una máquina aceitada y precisa, comenzará una vez más.