Brasil anota mayor salida de flujos desde crisis mundial de 2008
Pese a que la bolsa local acumula su tercer año de alza consecutiva, los inversionistas extranjeros están muy cautelosos sobre la real capacidad política de Bolsonaro.
Para las acciones brasileñas, 2018 fue un año de dulce y de agraz.
El índice de referencia Ibovespa se encamina a otro año de ganancias, el tercero consecutivo, lo que no ha ocurrido en una década. Al mismo tiempo, los inversionistas extranjeros han retirado casi 11.000 millones de reales (US$ 2.800 millones) de la bolsa brasileña este año. A menos que el escenario cambie de manera radical en los últimos días de 2018, será la mayor salida de flujos anual desde la crisis financiera mundial, cuando se sacaron más de 24.000 millones de reales de la bolsa local, según datos del operador bursátil B3.
Actores del mercado han dado varias explicaciones sobre el tema, aludiendo a factores externos (temor global sobre el crecimiento y el comercio, o crisis en otros mercados emergentes) e internos (huelga de camioneros de mayo, elecciones de octubre e incluso informaciones de prensa negativas sobre el próximo presidente, Jair Bolsonaro). Si bien los inversionistas locales aplaudieron el resultado de la votación, lo que elevó las acciones a cifras récord por la esperanza de que el excapitán del Ejército cumpla con sus promesas de reactivar la mayor economía de América Latina, los extranjeros aún no confían plenamente en el nuevo gobierno. Aquello marca un contraste con la opinión de los brasileños, que nunca se habían mostrado tan optimistas sobre la economía.
“Entendemos el escepticismo si consideramos que Brasil no ha cumplido con lo suficiente en materia de políticas durante por lo menos la última década”, señalaron estrategas de JPMorgan encabezados por Emy Shayo en un informe de este mes.
Una de las principales posibles razones para que el optimismo se extienda entre los inversionistas extranjeros es el avance de la reforma del sistema de pensiones, una propuesta que ha fracasado durante el mandato del presidente Michel Temer y que se considera clave para revertir el deterioro de las cuentas fiscales brasileñas. La reforma que planifica Bolsonaro apuntaría a ahorrar hasta 1 billón de reales en 10 años, según dos personas involucradas en las negociaciones, que no están autorizadas a discutir el asunto públicamente. El equipo económico entrante también planea mantener gran parte de la propuesta de Temer, detallaron las fuentes, una estrategia que aceleraría su aprobación en el Congreso.
La relación de Bolsonaro con el Congreso será observada de cerca mientras los inversionistas evalúan las posibilidades de que se aprueben las reformas. Las enmiendas constitucionales, el formato elegido por Temer para su propuesta tendiente a modificar el sistema de pensiones, requieren aprobación del 60% del Parlamento tras dos rondas de votación en ambas cámaras para su promulgación. El partido PSL de Bolsonaro cuenta con 52 de 513 diputados en la Cámara Baja y su estrategia de no distribuir puestos de Gabinete a cambio de votos implica un “riesgo considerable”, según la consultora política Eurasia Group.
Los extranjeros también fueron responsables de la mayor parte del volumen de cotización total de acciones brasileñas este año, cercana al 50%.
Al menos por ahora, es poco probable que los inversionistas extranjeros vean un avance concreto en la agenda de reformas: Bolsonaro asume el cargo el 1 de enero, pero el Congreso está en receso hasta febrero y la actividad probablemente bajará nuevamente a principios de marzo por el Carnaval.