Renuncias de los obispos chilenos ante el Papa ya no estarían vigentes
Derecho Canónico les otorga solo tres meses para ser aceptadas. De esta forma, 25 prelados encabezan sus diócesis sin que rija hoy la inédita medida presentada a Francisco en mayo.
La Conferencia Episcopal de Chile (Cech) se alista para enfrentar un nuevo año y, en lo posible, dejar atrás todas las polémicas, crisis y conflictos vividos en 2018. De hecho, durante la última semana de diciembre, los obispos realizaron un balance de lo que fue el año y en lo resumieron como uno “que la Iglesia en Chile difícilmente olvidará”.
“Fue un año de expresiones repetidas de dolor y vergüenza, de inéditas escenas de incautaciones y registro de dependencias eclesiásticas, y de sanciones drásticas a obispos y sacerdotes chilenos dispuestas personalmente por el Papa”, concluyen los obispos.
Uno de los hitos que hizo que el 2018 fuera difícil de olvidar fue cuando la Cech completa viajó hasta el Vaticano a petición del Papa Francisco. Dicha cita, que se realizó en mayo, culminó con las autoridades eclesiásticas chilenas anunciando que los 31 obispos en ejercicio ahí presentes entregaron sus renuncias ante Francisco.
El viernes 18 de mayo, los obispos emitieron una declaración que fue leída por el obispo Fernando Ramos, en la cual se anunció “que todos los obispos presentes en Roma, por escrito, hemos puesto nuestros cargos en las manos del Santo Padre para que libremente decida con respecto a cada uno de nosotros”.
El hecho fue reflejo de la gravedad de la crisis de la Iglesia chilena desatada por los casos de abuso sexual y encubrimiento cometidos por sacerdotes que tuvo como detonante la visita del Papa Francisco a Chile en enero.
A ocho meses de ese hito, Francisco sólo ha informado de siete renuncias aceptadas. Con todo el tiempo que ha pasado, entre los laicos y la jerarquía de la Iglesia viene rondando una pregunta que aún no tiene respuesta: ¿Qué pasará con las renuncias del resto de los obispos?
Las dudas sobre la caducidad de las renuncias
El pasado sábado 29 de diciembre, el obispo y secretario general de la Cech, Fernando Ramos, en una entrevista con La Tercera, dio la primera señal respecto del posible vencimiento de las renuncias de sus pares.
Ramos abordó la vigencia de dichas renuncias y también comentó sobre la posibilidad de que el Papa, a ocho meses de presentadas, las siga aceptando y nombrando reemplazantes. “En mi opinión, esto lo hicimos en mayo, y habitualmente en la vida de la Iglesia eso está estipulado por el derecho canónico, una renuncia escrita tiene validez hasta los tres meses de haber sido presentada. Si después de ese tiempo no ha sido aceptada, ya pierde vigor”, dijo Ramos quien actualmente se desempeña como administrador apostólico de la diócesis de Rancagua.
Hasta el momento, el Papa ha aceptado siete renuncias. Se trata de los ahora obispos eméritos Juan Barros (Osorno), Cristián Caro (Puerto Montt), Gonzalo Duarte (Valparaíso), Alejandro Goic (Rancagua), Horacio Valenzuela (Talca), Eduardo Pellegrín (Chillán) y Cristián Contreras (San Felipe).
Las palabras de Ramos fueron la primera vez en que un integrante del comité permanente de la Cech se refiere a las dudas sobre la vigencia de las renuncias que los obispos pusieron a disposición del Papa. De hecho, la gran duda que perseguía a los obispos chilenos, y que marcó casi todo el año 2018, fue el hecho de que en cualquier minuto el Papa podía informar que sus renuncias habían sido aceptadas. Esto generó un ambiente de incertidumbre entre los obispos y también al interior de las diócesis, sensación que fue abordada por los máximos representantes de la Iglesia en sus asambleas plenarias, sobre todo, en la última que se desarrolló a mediados de noviembre en La Florida.
El gesto de los obispos en mayo fue tan inédito que incluso generó ciertas molestias en la jerarquía de la Iglesia por lo complicado que significaba seguir liderando las diócesis cuando los titulares de esas comunidades estaban renunciados. A eso se sumó los reparos que se relacionaban con el hecho de que se metieran a todos los obispos en el mismo grupo, cuando varios de ellos aseguran que no han cometido ninguna irregularidad en el manejo de las denuncias por abusos sexuales. Varios laicos comentaron en su minuto que los obispos ya no tenían el liderazgo ni la autoridad para seguir dirigiendo las diócesis después de todo lo ocurrido.
El jesuita y experto en derecho canónico Marcelo Gidi asegura a PAUTA que los dichos de Ramos son correctos. “De acuerdo a la legislación canónica, pasado tres meses deja de tener valor en cuanto a renuncia. Para que tenga valor necesita ser aceptada por la autoridad correspondiente dentro de ese plazo”, dice el religioso.
El sacerdote explica que si no hay nuevos elementos que modifiquen esas renuncias y que hagan requerir de más tiempo para su validez, entonces rige lo estipulado en el código de derecho canónico. “Estas renuncias presentadas por los obispos chilenos en mayo estarían todas caducadas. Efectivamente están vencidas”.
La norma aludida corresponde al canon 189 del código de derecho canónico. En su número tres, se establece que “no produce efecto alguno la renuncia que necesita aceptación, sin no es aceptada en el plazo de tres meses”.
Gidi comenta, además, que en términos estrictos, fuera de ese plazo la renuncia debiera ser renovada por el titular del cargo. En el caso contrario, “frente a la caducidad de los oficios de renuncia, la situación corresponde a una remoción, ya no se trata de renuncias que son aceptadas y para la remoción hay distintas causales”. Sin embargo hasta el momento, ningún obispo ha informado que renovó su renuncia ante el Papa.
La abogada canonista de la Universidad de los Andes Anastasía Assimakópulos plantea ciertos matices a esta interpretación. Assimakópulos confirma que el obispo Ramos está en lo correcto según la normativa eclesiástica vigente, pero agrega que el Papa podría saltarse sus propias normas. “El Papa no está sujeto estrictamente a esa obligación de aceptar renuncias dentro de tres meses. El Romano Pontífice no está sujeto a ningún límite, puede saltarse este tipo de normas”, dice la académica.
La versión de los obispos
PAUTA consultó a la Cech sobre los dichos de Ramos y el portavoz de ese espacio, Jaime Coiro, afirma que “es efectivo que el derecho canónico contempla que, al presentarse una renuncia, esta posee un plazo de tres meses para ser evaluada por parte de la autoridad”.
Sin embargo, Coiro agrega un matiz más al asunto: “Cuando los obispos de la Conferencia Episcopal de Chile, en el mes de mayo de 2018, pusieron a disposición del Papa Francisco sus cargos, lo hicieron como un gesto colegial y solidario, para asumir los graves hechos ocurridos y para que el Pontífice pudiera, libremente, disponer de ellos. El mismo día en que se dio a conocer este gesto, los obispos expresaron algunas precisiones al respecto: ‘Poner nuestros cargos pastorales a la completa disposición del Papa, implica que mientras el Santo Padre no tome una determinación, cada uno de los obispos miembros de la Conferencia Episcopal de Chile, continúa en sus trabajos pastorales y en plenas funciones”.
El asunto no es menor, ya que los obispos han destacado que no es lo mismo renunciar que poner los cargos a disposición. De hecho, uno de ellos comenta a PAUTA que esa sutileza se pensó deliberadamente para no dar la sensación de que las diócesis serían lideradas por pastores renunciados, algo que quita legitimidad a la persona que ejerce la titularidad del cargo. Sin embargo, la misma fuente añade que la diferenciación es sólo semántica y que no tiene consecuencia en el derecho canónico.
Otro obispo consultado por este medio aseguró que se siente representado por las palabras de Ramos ya que, a pesar de ser una discusión que no tiene efectos pastorales, despeja el sentimiento de que la mayoría de las diócesis de Chile son lideradas por “autoridades renunciadas”. PAUTA consultó a un tercer obispo sobre esta situación, quien dijo que “hay que atenerse a todas las precisiones” comunicadas por la Cech. El mismo sacerdote evitó responder si respalda la visión del obispo Ramos y se limitó a decir que prefiere “no entrar en esa discusión”.
Con todo, lo cierto es que la jerarquía de la Iglesia chilena recibe este 2019 con siete administradores apostólicos —en las diócesis de San Felipe, Valparaíso, Rancagua, Talca, Chillán, Osorno y Puerto Montt—, ningún nuevo obispo nombrado en su cargo y otros 25 obispos en ejercicio en condición de “renunciados”. Ante la duda respecto de su continuidad en los cargos, la respuesta sólo la tiene el Papa Francisco. Desde la Cech comentan que es el Sumo Pontífice quien debe aclarar el asunto y a ocho meses de las renuncias masivas, dicen, ya es hora de que la máxima autoridad de la Iglesia universal nombre a los obispos titulares y que no se justificaría seguir extendiendo por “otros largos meses más” esta espera.