Un Brasil nacionalista recibe a su nuevo presidente
El 1 de enero asumió Jair Bolsonaro, con discursos cargados de temas ideológicos. Las encuestas muestran altas expectativas de los brasileños en su gestión.
El ex capitán del ejército Jair Bolsonaro asumió el martes como presidente de Brasil con la promesa de abordar la delincuencia rampante, la corrupción y el deterioro de la economía en una ola de nacionalismo que está arrasando el país más grande de América Latina.
Decenas de simpatizantes acudieron a la ceremonia en la capital modernista de la nación a pesar de la lluvia ligera que cayó al comienzo del acto. Casi dos meses después de obtener su victoria electoral, alrededor del 75% de los brasileños piensa que Bolsonaro, de 63 años, va por buen camino, consigna una encuesta de opinión.
A juzgar por la lista de dignatarios visitantes, los líderes mundiales parecen estar menos entusiasmados. Sólo alrededor de una docena de jefes de Estado o de gobierno estuvieron presentes en el evento y ninguno de ellos forma parte del Grupo de las 20 economías más grandes. Los presidentes de México y Argentina, la segunda y tercera economías más grandes de América Latina, no asistieron a la ceremonia.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, felicitó a Bolsonaro por Twitter y señaló que “dio un gran discurso inaugural” y que Estados Unidos está con él. Mike Pompeo, secretario de Estado, asistió al evento como representante de la administración de EE.UU. en Brasilia.
“Convoco a todos los legisladores a la misión de reconstruir nuestra nación y liberarla del yugo de la corrupción, el crimen, la irresponsabilidad económica y la sumisión ideológica”, declaró Bolsonaro al Congreso luego de prestar el juramento presidencial. Como congresista durante mucho tiempo, dijo que trabajaría para lograr cuentas públicas sostenibles y buscar principios y eficiencia de libre mercado sin un sesgo ideológico.
A raíz de la peor recesión de la que se tenga registro y los años de escándalos de corrupción, el enérgico discurso de campaña de Bolsonaro sobre la ley y el orden, así como su promesa de un gobierno transparente, resonaron en una población profundamente desilusionada con los partidos tradicionales.
Desde su victoria en una segunda ronda de votación el 28 de octubre, ha conformado un gabinete reducido que integran un astronauta, un zar anticorrupción, oficiales militares retirados y un grupo de economistas liberales, que también juraron el martes por la tarde.
En un segundo discurso ante una multitud fuera del palacio presidencial luego de recibir la banda presidencial, Bolsonaro dijo que el pueblo brasileño comenzó a liberarse del socialismo el martes, una referencia a más de 13 años de gobierno de izquierda que comenzó en 2003.
Como señal de la política exterior proestadounidense y antisocialista de Brasil, Bolsonaro retiró las invitaciones a los líderes de Cuba y Venezuela, y expresó que no recibiría a ningún representante de Nicaragua, donde su presidente Daniel Ortega está tomando medidas contra grupos de derechos humanos, reporteros y manifestantes.
“La expectativa del pueblo brasileño es muy grande”, señaló José Gentil, oficial retirado de la Fuerza Aérea.