Las cosas que preocupan al mercado están comenzando a ocurrir
Las menores proyecciones de venta de Apple y el débil resultado manufacturero han acentuado el nerviosismo. ¿Se está incubando una “profecía autocumplida” de pesimismo?
De repente, las bases no parecen tan fuertes.
Primero fue el desfase de US$5 mil millones en los ingresos de Apple Inc., cuyas señales recortaron 30% en sus acciones durante tres meses. Ahora es un muy observado indicador de la actividad manufacturera en Estados Unidos, que cayó a un mínimo de dos años y estuvo por fuera de todas las estimaciones en una encuesta de Bloomberg.
¿Qué está pasando? Una y otra vez en el cuarto trimestre, mientras el S&P 500 se hundía 19,8%, al borde de un mercado bajista, los inversionistas escucharon el mismo estribillo: no se asusten, la economía y las ganancias corporativas se ven fuertes.
En las últimas 24 horas, la confianza en esas afirmaciones se ha visto golpeada. El Dow Jones Industrial Average cayó más de 600 puntos, o 2,6% el jueves por la mañana, mientras que las pérdidas en el Nasdaq 100 giraron en torno a 3%.
“El mercado es la sabiduría de todos los inversionistas: la fuerte y violenta venta que vimos en diciembre estaba descontando este tipo de flujo de noticias” afirmó Alec Young, director gerente de investigación de mercados globales en FTSE Russell, en una entrevista telefónica. “Cuando se produce un gran movimiento, hacia arriba o hacia abajo, está diciendo cosas positivas o negativas sobre futuros eventos. El movimiento extremo hacia abajo nos estaba indicando que obtendríamos este tipo de flujo de noticias”.
Todas las malas noticias han frenado bruscamente lo que había sido la mejor carrera de cinco días en el mercado de valores desde 2011, un aumento en el S&P 500 de hasta 7,2% en el punto más alto de ayer. Se trata de la repetición de la ansiedad que llevó a las acciones a apenas unos puntos de un mercado bajista en la víspera de Navidad.
Si bien existían bastantes factores irritantes en tiempo real para explicar la caída del cuarto trimestre –las guerras arancelarias, la Reserva Federal, las valoraciones extendidas–, muchos optimistas expresaron su desconcierto por la velocidad del desplome, dadas las estimaciones de crecimiento. Se pronostica que la economía estadounidense se expanda 2,6% en 2019, y los analistas esperan que las ganancias corporativas crezcan 8,3%.
“El mercado está ajustando los precios a una recesión; no importa lo que ocurra, el mercado lo ha asimilado”, asegura Jeff Carbone, socio gerente de Cornerstone Wealth. “¿Hasta qué punto y cuándo? Esa historia aún no se ha escrito”.
Cualquier cosa que sugiera disminuciones en las ganancias y las bases macro caería mal en Wall Street. Eso fue lo que sucedió el jueves, cuando la perspectiva de Apple empañó los pronósticos de ganancias en todo, desde proveedores de semiconductores hasta minoristas de productos electrónicos, y el desfase en el índice del Instituto de Gestión de Suministros estimuló la especulación de que la economía no está tan bien como se esperaba.
Para los inversionistas que intentan adivinar el futuro, existen dos riesgos. Uno, que el mercado haya visto algo que los pronosticadores profesionales no vieron. Dos, que las pérdidas acumuladas en los mercados financieros se conviertan en una especie de profecía autocumplida, que hace mella en el sentimiento y perjudica la confianza de los consumidores y las empresas.
“Es la psicología del mercado, que ahora dice que el crecimiento se está desacelerando y casi se alimenta de sí mismo”, afirmó Laurence Benedict, fundador de Opportunistic Trader, en una entrevista telefónica. “Las empresas no quieren gastar porque podríamos estar entrando en una recesión. En general, la percepción conduce a la realidad”.