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El dilema de Pompeo: ceder ante Maduro o exponer a diplomáticos

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POR Eduardo Olivares |

El destino de la embajada estadounidense sigue siendo el foco de las tensiones. Se trata de una fortaleza en la cima de una colina. Y el caso recuerda Teherán y Benghazi.

El secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, ganó fama como legislador acusando a su antecesora, Hillary Clinton, de ignorar las advertencias de seguridad en Libia, con resultados mortales. Ahora, su decisión de mantener a los diplomáticos estadounidenses en Venezuela corre el riesgo de exponerlo a preocupaciones similares.

Poco después de que el presidente Donald Trump reconociera el miércoles a Juan Guaidó, jefe de la Asamblea Nacional, como líder legítimo de Venezuela, Pompeo juró ignorar una orden del presidente Nicolás Maduro de que los diplomáticos estadounidenses abandonaran el país antes de la tarde del sábado.

Ahora, la crisis de Venezuela y la decisión de respaldar la legitimidad a Guaidó ante Estados Unidos ponen a Pompeo en un aprieto: el gobierno de Trump ha preparado movimientos potenciales que incluyen nuevas sanciones económicas y designar al país como estado terrorista.

Sin embargo, en este momento, dichos castigos estarían dirigidos a una nación que, según Estados Unidos, está dirigida por Guaidó, el líder de la oposición. Pompeo subrayó ese mensaje el jueves al ofrecer una modesta ayuda humanitaria de US$ 20 millones a un gobierno que, asegura, ha reemplazado al “ahora desaparecido régimen de Maduro” en el país económicamente devastado.

El destino de la embajada estadounidense sigue siendo el foco inmediato de las tensiones. Un funcionario del Partido Socialista de Maduro amenazó con desconectar la electricidad del complejo de la embajada, y Estados Unidos advirtió a su personal que se mantenga cerca del vecindario de Valle Arriba, donde se encuentra la sede diplomática, y evitar las protestas callejeras.

Maduro ordenó el jueves el cierre de la embajada y los consulados de Venezuela en Estados Unidos.

A pesar de la promesa de Pompeo de que los estadounidenses permanecerán en su lugar, una opción que aún puede tomar es una “salida ordenada” del personal no esencial y los familiares. Eso permitiría a Pompeo argumentar que Estados Unidos está manteniendo su misión en Venezuela, al tiempo que reduce el número de diplomáticos considerablemente. En la actualidad hay menos de 100 en el país.

El tema es especialmente delicado para Pompeo debido a sus ataques a la entonces secretaria de Estado Clinton por su manejo a los ataques terroristas de 2012 en Benghazi, Libia, donde murieron cuatro estadounidenses, incluido el cónsul.

Fortaleza en la colina

Mientras que la oficina de Estados Unidos en Benghazi rara vez se usaba y apenas estaba vigilada, la embajada en Caracas es prácticamente una fortaleza en la cima de una colina. No obstante, los estadounidenses enfrentan riesgos y dificultades potenciales si se quedan.

Para algunos exfuncionarios del servicio exterior, el enfrentamiento en Caracas hace eco de la crisis de rehenes en Irán de 1979-1981, cuando el régimen revolucionario del país detuvo a más de 50 estadounidenses en la embajada de Estados Unidos en Teherán durante 444 días.

El Departamento de Estado se negó a comentar el jueves sobre la situación de seguridad o las consideraciones de Pompeo para comprometerse a mantener abierta la embajada.

Expulsión de venezolanos

Entre las decisiones que quedan por tomar está el destino de los diplomáticos de Venezuela en Estados Unidos.

En reciprocidad al movimiento de Maduro, la administración de Trump puede expulsar a sus representantes e invitar a Guaidó a enviar su propio equipo. Es parte del cálculo que Estados Unidos debe hacer para respaldar el reclamo de Guaidó a la presidencia y su control sobre el país, a la vez que cerca a Maduro, quien aún mantiene su control sobre las palancas de poder de Venezuela y retiene el respaldo de países como Rusia, China y Turquía.

El Presidente ruso, Vladimir Putin, un aliado desde hace mucho tiempo y patrocinador financiero de la Venezuela socialista, habló con Maduro el jueves para expresar su apoyo continuo y su preocupación por la intromisión de Estados Unidos y demás países que han respaldado a Guaidó. “La interferencia externa destructiva viola severamente las normas básicas del derecho internacional”, dijo Putin.

Es un debate que se desarrollará en Naciones Unidas, donde Estados Unidos solicitó una reunión del Consejo de Seguridad el sábado por la mañana. Pompeo planea participar.