Los ocho temas que marcaron la cuenta de Piñera ante el Congreso
Grandes acuerdos, la narcocultura, la agenda de obras públicas, las menores expectativas económicas y la tensión con la DC.
Más largo de lo esperado, y con una estructura que mezcló un detallado recuento de su agenda legislativa, algunos anuncios en áreas específicas y un tono de conciliación nacional, fue el discurso de la Cuenta Pública que entregó la noche del sábado el Presidente Sebastián Piñera ante el Congreso.
En un inédito horario prime -que le trajo muy buena sintonía en televisión, ya que por momentos alcanzó un rating de 26 puntos-, el Presidente hizo su entrada a la sede del Poder Legislativo pasadas las 20:30 horas.
En dos horas y cuatro minutos, Piñera enumeró un conjunto enorme de iniciativas impulsadas bajo su administración. PAUTA eligió los ocho temas que marcaron la jornada, tanto por su relevancia conceptual, por su efecto político o por el impacto en la agenda gubernamental.
Los grandes acuerdos nacionales
En un estilo que se está convirtiendo en su sello indeleble en este tipo de intervenciones, Piñera volvió a apelar a la construcción de grandes acuerdos a nivel nacional. Citando nuevamente la figura del expresidente Patricio Aylwin, reiteró su propia idea fuerza de una “nueva transición”.
Durante los días previos hubo particular expectativa sobre la forma en la que el Presidente se referiría a la oposición. Y las palabras fueron de cuidada prudencia. No hubo espacio para los llamados al patriotismo ni para las negaciones de la sal y el agua. “Es tiempo de dejar atrás el obstruccionismo y es tiempo de recuperar una cultura de diálogo y acuerdos. El rol del gobierno y la oposición no es intentar destruirse mutuamente. Es dialogar y colaborar, con unidad y buena voluntad, cada uno desde sus propias posiciones, para que a Chile le vaya bien y para mejorar la calidad de vida de todos nuestros compatriotas”, dijo Piñera.
En esta misma línea, destacó su propuesta de convocar a un Acuerdo Nacional y Transversal, que deberá liderar el ministro del Interor, Andrés Chadwick. Su objetivo es nítido: elevar el nivel de la política y revertir la desconfianza en las instituciones. “[Este acuerdo busca] mejorar y fortalecer la calidad de nuestra política y de nuestras instituciones republicanas, con el propósito de fortalecer y renovar las confianzas de la ciudadanía en ellas, lo que es fundamental para la buena marcha de nuestra República”, planteó el Mandatario.
Su apuesta en el Congreso: menos es más
Lo que se anticipaba como uno de los anuncios centrales cumplió las expectativas. El Presidente propuso recortar el número de diputados (de los actuales 155 a 120) y de senadores (de los actuales 43 a 40), al tiempo de limitar la reelección de senadores, diputados y alcaldes.
La propuesta generó aplausos tanto desde el oficialismo como desde la opisición, pero por razones diferentes. Los primeros se centraron en el primer anuncio y los segundos -especialmente los parlamentarios del Frente Amplio-, en el que limita la reelección. El foco de sus golpes de palmas fue el diputado UDI Patricio Melero, quien se desempeña ininterrumpidamente desde 1990 como parlamentario por el capitalino distrito 16.
Narcocultura y Carabineros
La agenda de seguridad tomó forma a través de un encendido llamado a combatir el narcotráfico y un anuncio para modernizar la formación que reciben en su carreras los efectivos de Carabineros y de la PDI.
La palabra narcotráfico fue nombrada en diez oportunidades por el Presidente. Y en varios pasajes de su alocución: desde el reforzamiento policial para intervenir en 33 barrios con intensa presencia de narcotraficantes hasta la implementación del plan Elige Vivir sin Drogas, enfocado en jóvenes.
Probablemente amplificada por la reciente coyuntura del narcofuneral, la temática narco no había estado tan presente en ninguno de los discursos presidenciales de los últimos años, lo que debe leerse como una agenda que llegó para quedarse y que será central en la estructuración de estrategias y presupuestos de seguridad y de las policías.
La renovación de los planes formativos de los agentes de seguridad parece adecuada, pero sonó mezquina a la hora de enfrentar un gravísimo problema de probidad, eficiencia y gestión al interior de estos cuadros, temas sobre los cuales el Presidente omitió diagnósticos y acciones.
Crecimiento 2019: moderando expectativas
El tema económico ocupó una parte importantísima del tiempo destinado a la Cuenta Pública. Piñera defendió el crecimiento de 2018 de la forma que mejor le acomoda: comparando los números con los del segundo gobierno de la presidenta Michelle Bachelet. Con esa base comparativa como telón de fondo, todos los números de la administración actual parecen muy elevados: una expansión en 2018 el triple de alta que en 2017 (4% frente a 1,3%), mayor inversión, productividad positiva, déficit fiscal a la baja, 155 mil empleos con contrato, salarios subiendo 2,6% sobre la inflación y 130 mil nuevas empresas.
En favor del Ejecutivo está que todos estos números son indesmentibles. El problema es que para 2019 la situación se ve algo desmejorada. Y el propio Presidente se encargó de moderar las expectativas por partida doble, frente a la atenta mirada de los principales representantes de los gremios empresariales, como Alfonso Swett, presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), y de Bernando Larraín, presidente de la Sofofa.
“Este año 2019 será, sin duda, más difícil, y por múltiples razones”, aseguró. Enumeró el debilitamiento de la economía mundial, el complejo escenario regional, la guerra comercial entre Estados Unidos y China, y el desmejoramiento de los términos de intercambio (con un cobre a la baja y un petróleo en subida). ¿En qué se traduce esto? En que bajó el piso de crecimiento para este año. Si hasta hace algunos días Piñera insistía en la cifra del 3,5%, ahora se abrió a una expansión “entre 3% y 3,5%”, mucho más en línea con el Informe de Política Monetaria (IPoM) y la Encuesta de Expectativas del Banco Central, y con la visión de los analistas privados, que incluso proyectan cifras más cercanas al 2,7%.
Urgencia de reformas estructurales
Bajo el título “Las Prioridades y la Agenda de Futuro”, el Presidente concentró los temas más relevantes de su gestión, y que en su mayoría son perfeccionamientos a los cambios estructurales impulsados por el gobierno anterior.
Las reformas tributaria, de pensiones, laboral, de salud y de educación son las cinco que focalizan la gestión actual de la Secretaría General de la Presidencia y de su ministro Gonzalo Blumel.
Piñera se detuvo en cada una de estas reformas y explicó los cambios y perfeccionamientos básicos que se persiguen, recalcando que todos estos temas están alineados con las demandas de la ciudadanía, que es la que le otorgó amplio apoyo político en las últimas elecciones presidenciales. “Las prioridades de nuestro Gobierno son las prioridades de la gente […] .Para esto es fundamental sacar adelante cinco importantes, urgentes y necesarias modernizaciones o reformas”.
El tema que sumó más minutos -y también fuertes aplausos- fue el educacional, en especial cuando dedicó palabras a la aplicación de la Ley Aula Segura y señaló que no permetirán que “un puñado de delincuentes sigan atentando con violencia y bombas molotov contra sus propios profesores, sus propios compañeros y sus propios establecimientos, destruyendo así nuestra educación pública”.
Además, el Mandatario adelantó el próximo envío de cuatro proyectos: Ampliación y Flexibilización de la Subvención Escolar Preferencial, Perfeccionamiento al Sistema de Aseguramiento de la Calidad, captación de educadores talentosos para la dirección de escuelas vulnerables, y una nueva subvención escolar para reintegrar a los niños y jóvenes que han desertado del sistema.
Fue en medio de este último tema, cuando el presidente del Colegio de Profesores, Mario Aguilera, se levantó de su asiento con un cartel que decía: “Presidente, respete a las profesoras y profesores de Chile”. Y aunque no hubo una palabra, el gesto fue suficiente para que varios parlamentarios de oposición lo fotografiaran.
Obra Públicas y ciudad, con agenda recargada
Las sonrisas de Juan Andrés Fontaine fueron sintomáticas. El Presidente dedicó varios minutos, y en varias partes de su discurso, a repasar la ambiciosa agenda de obras públicas que está impulsando el Gobierno.
Si bien la mayoría de los enunciados se conocía, su enumeración permitió dimensionar la envergadura del plan de obras, que incluye caminos rurales, embalses, hospitales, puertos, metro, trenes, aeropuertos, estadios y autopistas urbanas e interurbanas. Entre las medidas más aplaudidas estuvieron la construcción de terceras pistas en las rutas 5, 68 y 78; la licitación del Camino de la Fruta, y el tren Santiago-Melipilla.
Algunos de los anuncios, eso sí, tuvieron noticia, como la decisión del Ministerio de Obras Públicas de declarar de “interés público” los proyectos de trenes rápidos hacia San Antonio y Valparaíso, lo que sacó aplausos incluso del alcalde de esta última ciudad, el opositor Jorge Sharp, y la euforia de una buena parte las graderias, que incluso se pararon. Además, ambos proyectos comenzarán su etapa de licitación internacional próximamente.
Mención especial merece la agenda de ciudad, que incluye la duplicación de kilómetros de metro (de 150 a 300 kilómetros), con el objetivo de que el 70% de los capitalinos viva o trabaje a una distancia caminable o pedaleable de una estación. Asimismo, la red de buses eléctricos (la más grande para ciudades que no sean chinas) y la renovación, antes de 2022, del 80% de la flota de buses, la mayoría de ellas por máquinas eléctricas.
Venezuela: subiendo los decibeles
“Digámoslo fuerte y claro: Chile respeta la autodeterminación de los pueblos, pero no la autodeterminación de los dictadores. La dictadura de Venezuela tiene que terminar con elecciones libre, transparentes y democráticas”.
La presencia del embajador del régimen de Nicolás Maduro en Chile, Arévalo Méndez, no moderó la dureza de las palabras del Piñera, que le valieron un aplauso cerrado desde las tribunas oficialistas y asentimientos con la cabeza de Guarequena Gutiérrez, embajadora en Chile por Juan Guaidó, quien es reconocido por La Moneda como presidente encargado venezolano.
De hecho, la presencia de Gutiérrez tuvo una especial atención, luego de la polémica que generó su invitación. La representante de Guaidó no pudo sentarse en el sector dedicado a los diplómaticos y se le asignó un asiento junto a la familia Piñera Morel, donde compartió con Cecilia, la hija mayor del Presidente, y también con las hermanas la Primera Dama.
Así, con el primer encuentro público entre Méndez y Gutiérrez, Venezuela volvió a ser el tema más álgido de la revisión de la agenda internacional, y el que concentró el mayor número de adjetivos calificativos. “Venezuela tiene hoy una dictadura corrupta e incompetente, que no respeta las libertades, ni la separación de poderes, ni los derechos humanos y que ha condenado a su pueblo a una profunda y dramática crisis humanitaria”, dijo el Mandatario.
La nueva tensión con la DC
“Quiero reiterar que el ahorro previsional les pertenece a los trabajadores, nadie debe utilizarlos para otros propósitos y son ellos quienes tienen derecho a decidir quién los administra”. Esa fue la frase de la discordia y que causó la furia de la Democracia Cristiana.
La razón era clara: en medio de las negociaciones con la oposición para la aprobación de la reforma de pensiones, el Ejecutivo acordó con los diputados DC la creación de un ente público que gestionara los dineros del 4% de cotización extra.
Por eso, la molestia de los parlamentarios DC fue inmediata, porque interpretaron que el que sean los trabajadores los que tengan derecho a decidir quien administra su ahorro extra abre la puerta a las AFP o, en el mejor de los casos, al sector privado. Hablaron de “desconocer” el acuerdo, de “letra chica” y de “no cumplir” con lo negociado. “Desconoce un acuerdo político y desautoriza a sus ministros”, dijo el jefe de bancada de la DC, Gabriel Ascencio.
Incluso, el presidente de la DC, Fuad Chahin, aseguró que en esta situación los votos de la DC no estarán. “¡No cuenten con nosotros! Así no se puede conversar”, señaló a través de redes sociales.
Después del discurso, el ministro de Hacienda, Felipe Larraín, trató de explicar y señaló que van a “cumplir el compromiso” con la DC y del PR. “Eso significa que va haber un ente público a cargo del 4%, pero que también las personas tendrán la posibilidad de optar y los detalles los vamos a conversar habiendo compatibilidad entre esas dos cosas. Los detalles quedan para la discusión en particular”, detalló.
Sin embargo, estas declaraciones no fueron suficientes para componer los ánimos en el partido de oposición, pues este tema también les trajo un quiebre en la bancada, luego que el diputado Raúl Soto, que ejercía como presidente la comisión de Trabajo, votara en contra de la idea de legislar la reforma de pensiones. Soto terminó fuera de la instancia por decisión de Ascencio y en su reemplazo asignó al diputado Gabriel Silber.