Actualidad

El perfil del nuevo equipo de Piñera: más experiencia, mejor muñeca económica y más hacia RN

Imagen principal
Agencia Uno
POR Maria Catalina |

El Presidente apostó por un ajuste económico a costa de una profunda molestia en la UDI.

Las piezas del segundo ajuste ministerial del Gobierno se evaluaron hasta última hora. De hecho, cerca de las 11:15 se iniciaron los llamados de confirmación a los ministros salientes y veinte minutos después a los que llegaban.

Poco antes de las 13:00 horas se anunciaron los seis ajustes del gabinete, casi sin tocar el Comité Político y con el regreso de varios conocidos de la primera administración del Presidente Sebastián Piñera: Jaime Mañalich, Teodoro Ribera y Juan Carlos Jobet.

Ribera se encontraba en Temuco y no alcanzó a llegar a la ceremonia en el salón Montt Varas. Recién en la tarde pudo reunirse con Piñera y dar su primera vocería como titular de Relaciones Exteriores.

Los encargados de hacer calzar el puzle del Presidente fueron principalmente el ministro del Interior, Andrés Chadwick, y el jefe de asesores del segundo piso, Cristián Larroulet. De hecho, fuentes de La Moneda aseguraron que durante meses se sondearon posibles candidatos no solo para este ajuste de gabinete, sino para varios que nunca se concretaron. Hasta el fin de semana pasado, cuando se zanjó la decisión. 

Había que evaluar bien el momento, dicen en Palacio, en especial, porque el segundo año de gobierno “es malo”, principalmente en las encuestas. Sumado a la baja de las expectativas económicas, no dejaba mucho espacio. Se necesitaba reforzar el Gobierno con personas que conocieran el tejemaneje tanto político como técnico, y por eso se recurrió a nombres probados.

El énfasis económico

Por varios días circularon diferentes versiones, si el cambio sería profundo, incluido el Comité Político, o un ajuste más técnico. Finalmente, el Presidente optó por la segunda opción.

Las razones, según comentan fuentes en La Moneda, fue dar al menos dos señales: la primera es que pese a las críticas públicas de la oposición, de algunos sectores de Chile Vamos y de varios analistas a la gestión de los ministros más cercanos al Mandatario, encabezados por Chadwick, cambiar al titular de la Segpres, Gonzalo Blumel, y a la vocera, Cecilia Pérez, significaba que el problema era político. Y eso se quería evitar, con la sola excepción de que ahora el independiente Sebastián Sichel, el nuevo ministro de Desarrollo Social, con redes en la DC y en Ciudadanos, deberá integrar ese comité en La Moneda. Además, había un factor quizás más importante sobre la mesa: encontrar un elenco de plena confianza del Presidente.

La segunda razón sería que la falencia identificada por el Presidente Piñera, estaba en el sector económico y la encuesta CEP, conocida dos horas antes al ajuste ministerial, lo reafirmó con notas rojas en esa área.

El Mandatario fue explícito: “Hemos debido enfrentar dificultades en el frente interno. Hay obstáculos que provienen en parte de la conducta de algunos sectores que han impedido que una agenda modernizadora en muchos frentes pueda avanzar y ver la luz del sol. Y estoy convencido [de] que esta agenda de movilizaciones y de reformas es urgente, es necesaria, es lo que el país y los chilenos requieren”.

Parte de  la estrategia se dio a conocer en la Cuenta Pública, cuando Piñera puso sus fichas en infraestructura como “motor” de la inversión, y cambiar al ministro Alfredo Moreno desde la cartera de Desarrollo Social a Obras Públicas fue la principal señal, en especial para el mundo privado. “Se necesitaba para fortalecer el sistema de concesiones”, aseguraron las mismas fuentes. A eso se sumó la llegada de Juan Andrés Fontaine a Economía, pese a que en el gobierno anterior de Piñera salió de esa cartera con críticas a su manejo comunicacional. Pero ahora la idea es bastante clara, dijeron en La Moneda: ser una dupla económica “más fuerte” que la que existía entre José Ramón Valente y el ministro de Hacienda, Felipe Larraín.

En todo caso, nada garantiza que entre Larraín y Fontaine no se repitan algunos roces ya ocurridos en la administración de Piñera I.

“Sabíamos que nos íbamos a enfrentar a un cambio donde las cosas no iban a ser fáciles […] El país estaba estancado y los chilenos lo saben. Y si bien el 2018 logramos destrabar ese estancamiento, sabemos que no es suficiente y, por lo tanto, el llamado que nos ha hecho el Presidente, escuchando lo que nos han dicho los chilenos, es a redoblar los esfuerzos y fortalecer ministerios que en materia de gestión tienen que apurar el tranco”, dijo Pérez tras el cambio de gabinete. 

Y aunque no se descarta nuevos cambios a mitad del segundo semestre, ahora está a la vista otra tarea: hacer un ajuste de subsecretarios que se concretaría en las próximas semanas. 

De la alegría de RN a la molestia de la UDI 

“Si me preguntan, no lo entiendo [el cambio de gabinete] en su globalidad. Espero que funcione bien y, desde la perspectiva política, no deja de sorprenderme el desequilibrio que se produce particularmente con un partido que, como el nuestro, ha sido especialmente leal con este Gobierno”, dijo el senador Juan Antonio Coloma (UDI) a la salida de un almuerzo con Presidente y la Comisión de Futuro del Senado, por la realización de la COP25 en Chile.  

Incluso, algunos invitados comentaron el silencio incómodo que Coloma mantuvo durante el encuentro con el Mandatario. 

La molestia de la tienda que lidera Jacqueline van Rysselberghe burbujeó tempranamente. Tras conocerse los nombres que ingresarían al gabinete, desde la UDI reclamaron por la “pérdida” de equilibrios que, según ellos, ahora favorecía a Renovación Nacional. El enojo fue tal que la senadora habría llamado de vuelta a La Moneda para quejarse. Además, pidió a los parlamentarios de su partido aplicar una estrategia más bien “fría” ante los ajustes. Nada de “pataletas” públicas, aunque el senador Coloma no aguantó.  

Consultada por PAUTA, la timonel de la UDI respondió: “En este tipo de decisiones somos respetuosos, es una decisión exclusiva del Presidente. Por lo tanto, no vamos a emitir opiniones si estamos conformes o no, sino que esperamos que haya sido la mejor decisión. La UDI, como siempre, será un partido leal y que mira al largo plazo. Siempre estamos dispuestos a ayudar para que a este gobierno le vaya bien”.

En la tienda de Antonio Varas el ánimo era el opuesto. El presidente de RN, Mario Desbordes, fue el único titular de un partido de Chile Vamos en el salón Montt Varas y con una sonrisa inocultable. Ribera es militante RN; Jobet ya no lo es, pero mantiene lazos con la colectividad. Además, Fontaine es cercano al senador Andrés Allamand

“RN tiene un peso específico y, de alguna manera, ese peso específico se hizo sentir”, comentó el senador Francisco Chahuán, quien agregó que quedó “muy contento, porque su partido fortaleció su participación en el gabinete”. Otro senador con razones para estar alegre era Manuel José Ossandón: no solo había pedido las salidas de Valente de Economía y Moreno de Desarrollo Social (ambos deseos cumplidos), sino que además anotó un alza de 13 puntos porcentuales en su buena imagen en la medición de la encuesta CEP, donde llegó al 36% de evaluación positiva y quedó segundo en su sector tras Joaquín Lavín (56%).

Pero, la molestia de la UDI no solo se centró en que ingresaron más cercanos a RN, a costas de independientes “progremialismo” como la exministra de Energía, Susana Jiménez, o el extitular de Economía, José Ramón Valente. Incluso, se enojaron con el cambio en la cartera de Desarrollo Social, pues es conocido que Moreno tenía mejor llegada con la UDI que con Renovación Nacional. 

De hecho, en uno de los Whatsapp de la colectividad, la senadora van Rysselberghe habría comentado que el ajuste minsterial “daba una señal errónea” con incentivos en sitios “incorrectos”.

Con todo, se espera que el digusto sea tema en el Consejo Directivo Ampliado que la colectividad celebrará este fin de semana, con la presencia, entre otros, de uno de sus militantes históricos: el ministro Chadwick.