Incertidumbre total sobre las elecciones presidenciales de Argentina
Las grandes firmas encuestadoras no han querido publicar los resultados de sus estudios ante lo estrecho que sería el resultado, provocando más desconcierto.
La incertidumbre es el principal ingrediente de las elecciones presidenciales de Argentina este año. Los grandes encuestadores del país, que generalmente aclaran el panorama político, han mantenido sus encuestas privadas por ahora.
La escasez de datos de encuestas públicas confiables agrega más duda a lo que se espera será una carrera muy reñida y disputada con importantes implicaciones para Argentina y su economía. Algunas de las firmas encuestadoras más respetadas del país no han publicado encuestas últimamente, ya que dan prioridad a los clientes privados antes de compartir la investigación con el público como en otros ciclos electorales.
“Los más respetados no se pronuncian y el resto de nosotros que sí hablamos no estamos de acuerdo. Uno dice esto, el otro lo otro”, comenta Nicolás Solari, director de Real Time Data, que inauguró a principios de este año para seguir las elecciones.
Para la tercera economía más grande de América Latina, los riesgos son grandes ya que el presidente, Mauricio Macri, se enfrenta a una fórmula encabezada por Alberto Fernández, pero en la que figura la predecesora populista de Macri, Cristina Fernández de Kirchner. La preocupación de los inversionistas es que Fernández y Kirchner podrían revertir las políticas económicas favorables a los negocios de Macri si llegaran a ganar, así como Macri rompió con las políticas de Kirchner cuando llegó en 2015. Hasta ahora, parece que la carrera va empatada.
Confiabilidad en duda
Nuevas firmas de encuestas como la de Solari han surgido para llenar el vacío que dejan las firmas más grandes y más establecidas como Poliarquía, Isonomía y Management & Fit, pero su historial es escaso y esto plantea un desafío. El uso común de llamadas telefónicas automáticas o encuestas en línea genera preocupación sobre la confiabilidad de los resultados de las encuestas. La ola de datos falibles se genera dado que la credibilidad de los encuestadores está en duda a nivel mundial luego de que no acertaron en el Brexit ni en las elecciones de 2016 en Estados Unidos.
Incluso en comparación con pares regionales como México y Brasil, Argentina carece notablemente de estándares oficiales de sondeo. Hay poca regulación electoral, no se requiere metodología o calendario de fechas de publicación. También hay pocas fuentes de financiamiento, según Ernesto Calvo, profesor argentino de política en la Universidad de Maryland.
“Se utilizan para fines políticos”, dijo Calvo. “Una de las limitaciones es que las encuestas de alta calidad serían muy caras, por lo que los únicos que pueden pagar esas encuestas son las partes con mucho dinero”.
Una sola encuesta puede tener consecuencias reales e inmediatas para los argentinos. A fines de abril, una encuesta privada de Isonomía se filtró y revelaba que Macri perdía frente a Kirchner, antes de que se alineara con Fernández. Los inversionistas entraron en pánico, el peso cayó 9% en una semana y los rendimientos de los bonos del gobierno se dispararon.
Esa volatilidad se produjo después de que el peso ya había perdido 50% de su valor frente al dólar el año pasado, y había arrastrado a los argentinos en una recesión con 57% de inflación. Los índices de aprobación de Macri se hundieron a la par de la economía.
Razones para no publicar
Las empresas encuestadoras del país citan una variedad de razones para no divulgar sus hallazgos. El director de Isonomía, Juan Germano, argumenta que nadie pagaría por sus encuestas si estuvieran siempre en los periódicos. Solari señala que el gobierno es un cliente importante para algunos encuestadores; en efecto, si se publican datos desfavorables sobre Macri, el augurio para los negocios no es nada bueno.
Los encuestadores también dicen que tienen cuidado de no publicar datos que podrían interpretarse o compararse de manera inadecuada en los medios de comunicación con otra encuesta sin una metodología similar, lo que genera confusión pública.
“La publicación de una encuesta para una segunda vuelta de votación en noviembre, sin conocer a los candidatos o las fórmulas, no nos pareció responsable”, dijo Mariel Fornoni, directora de Management & Fit, quien agrega que publicará sus encuestas cuando se acerque la elección.
Algunos inversionistas sostienen que es válido esperar antes de publicar las encuestas, ya que las campañas para las primarias comienzan oficialmente hasta el 7 de julio y las encuestas muestran altos niveles de votantes indecisos.
“Es problemático predecir los resultados electorales estando tan lejos de las elecciones y con un alto número de votantes indecisos”, comentó Daniel Chodos, jefe de estrategia de crédito soberano de América Latina en Crédit Suisse. “Todos estos problemas hacen que las encuestas agreguen incertidumbre al mercado”.