La división de las preferencias universitarias de los secundarios
Egresados de colegios del sector oriente optan por grupo reducido de universidades y de carreras. Estudiantes de liceos municipales, en cambio, eligen más la U. de Chile.
Diferencias interesantes se marcan entre los estudiantes secundarios de buen rendimiento académico sobre sus preferencias universitarias, dependiendo del tipo de establecimiento al que pertenece.
Según datos recopilados y graficados por Ernesto Laval, informático y doctor en educación de la consultora Tide, esas tendendencias son claras para una muestra relevante de colegios que en general se destacan por sus buenos resultados en pruebas estandarizadas.
En conversación con PAUTA, Laval sostiene que debido a la “montaña de datos” que existe, “caemos en la trampa de los promedios” y se pierde información valiosa de los detalles.
Impresionante el grado de dispersión / concentración de “vocaciones profesionales” según el colegio o liceo en que estudian los jóvenes chilenos.
INBA: +25 carreras elegidas por el 50% de estudiantes
Colegio Tabancura: 3 carreras elegidas por el 50% de estudiantes pic.twitter.com/upjgSbokip— Ernesto Laval (@elaval) 12 de julio de 2019
Laval examinó los resultados publicados por el Ministerio de Educación respecto de las postulaciones de 44 establecimientos de diferentes regiones del país, entre 2006 y 2017, buscando “darle un mejor sentido a la información” y, así, hacerla “más digerible”. Con eso en mente, su muestra exhibe que existen patrones generales y que, detrás de los promedios, “se esconden perfiles de personas y de estudiantes”.
¿Universidades privadas o públicas?
El análisis de los datos muestra que en la mayoría de los establecimientos subvencionados o municipales hay universidades tradicionales “predilectas” en común, con dos líderes: la Universidad de Chile y la Universidad de Santiago.
También hay una cierta tendencia entre estos mismos secundarios cuando optan por universidades privadas. Entre los establecimientos analizados, entre ellos el Instituto Nacional, el INBA y el Liceo Carmela Carvajal, hay tres preferencias: las universidades Andrés Bello, Diego Portales y Mayor.
Al observar el panorama, de todas formas, se aprecia una amplia dispersión.
Estos datos contrastan con aquellos emanados desde colegios privados pagados, donde la mayoría de los estudiantes opta por continuar sus estudios en la Pontificia Universidad Católica (PUC) e incluso dejan fuera de los destinos prioritarios a la Universidad de Chile.
Luego de la PUC, suelen aparecer entre los primeros puestos las universidades De los Andes, Del Desarrollo y Adolfo Ibáñez.
Independientemente de si la preferencia es por una universidad tradicional o privada, las opciones universitarias en este grupo presentan una dispersión menor que las que tienen los alumnos de nivel socioeconómico más bajo. Es decir, en este conjunto de secundarios de colegios del sector oriente, sus preferencias universitarias parecen más acotadas.
Las carreras más repetidas
Otra de las diferencias que se advierte, además, es que en la selección de la carrera. Laval nota que los alumnos de algunos de los colegios del sector oriente presentan menor dispersión que los de otras comunas de Santiago.
Por ejemplo, el 50% de los egresados del Instituto Nacional (municipal) opta por 12 carreras, entre ellas ingeniería civil, derecho, ingeniería comercial, medicina, ingeniería civil industrial y odontología, mientras que el 50% de los que salen de The Grange School se dividen solo en cuatro: primero, ingeniería comercial; segundo, derecho; tercero, bachillerato o licenciatura en ciencias sociales, y cuarto, ingeniería civil plan común.
Revise la distribución de las matrículas por establecimiento pinchando aquí.
El financiamiento como posible causa
Desde hace cuatro años que un equipo de la PUC analiza cómo los estudiantes de diferentes niveles socioeconómicos de la Región Metropolitana toman las decisiones en su transición hacia la educación superior.
María Verónica Santelices, doctora en educación, explica a PAUTA que, en términos generales, lo primero que se observa en el proceso de toma de decisiones es que transversalmente los estudiantes comienzan a informarse tarde, a mediados de cuarto medio.
Cuando se informan, “se centran en lo que sienten son sus intereses profesionales posibles, y cómo eso se relaciona con las mallas curriculares que están encontrando en los programas de las diferentes universidades”.
De acuerdo con su explicación, no se detectan mayores diferencias en el proceso que vive un estudiante de un colegio particular versus uno de un establecimiento subvencionado o municipal, salvo respecto de las fuentes de financiamiento. “Alumnos de menor nivel socioeconómico están más conscientes de sus posibilidades de becas y de créditos”, detalla.
Aunque no hay certeza sobre el asunto, como subraya, la académica hipotetiza que una de las razones tras los datos exhibidos por Ernesto Laval es que, en un colegio particular de alto nivel académico, “los alumnos tendrán más posibilidades de postular a carreras que son académicamente más exigentes”, ya que muchas veces la educación municipal no alcanza los niveles de calidad deseable.
“En escuelas que son de otra dependencia, habrá una tendencia a que alumnos busquen otras opciones, que pueden ser forzadas, de alguna manera, por las condiciones de financiamiento”, puntualiza.