Brasil reacciona a las críticas por los incendios en el Amazonas
Partidarios de Bolsonaro han sido críticos de la gestión del presidente respecto de la crisis, aunque él festina llamándose a sí mismo “Capitán Motosierra”.
El gobierno brasileño está repeliendo la creciente presión nacional e internacional sobre sus políticas ambientales, ahora que un número récord de incendios arrasa la selva amazónica.
El ministro de Medio Ambiente, Ricardo Salles, anunció la creación de un grupo de trabajo para el Amazonas en una entrevista con el sitio web local de noticias UOL, mientras que el asesor principal de política exterior del presidente Jair Bolsonaro publicó varios tuits en inglés en los que defendía el historial de Brasil en la deforestación de la Amazonía y atacaba la cobertura de los medios. Mientras tanto, el presidente de la Cámara, Rodrigo Maia, informó que el Congreso establecerá un panel para estudiar los incendios.
Los datos del Instituto Nacional de Investigación Espacial mostraron incremento interanual de incendios forestales de 84% en 2019, muchos causados por madereros incentivados por el desdén del gobierno por la supervisión ambiental. Si bien Bolsonaro disfruta de las críticas a su actitud hacia el Amazonas, refiriéndose en broma a sí mismo como “Capitán Motosierra”, sus partidarios en el sector agrícola temen una reacción negativa de los consumidores tanto en Brasil como en el extranjero.
Alemania y Noruega ya han suspendido sus contribuciones a un fondo de preservación de la selva tropical, y las encuestas indican que incluso entre los propios votantes de Bolsonaro existe un apoyo abrumador para tomar medidas más enérgicas para combatir la deforestación ilegal.
“En términos de gestión ambiental estamos presenciando un desastre”, asegura Jairo Nicolau, profesor de ciencia política en la Universidad Federal de Río de Janeiro. “No se trata solo de una política diferente. Estamos viendo una desorganización total en un área en la que había una cultura de continuidad de un gobierno a otro”.
Puntos de preocupación
La decisión de Salles de crear un grupo de trabajo de la Amazonía, integrado por policía, fuerzas armadas, grupos indígenas, agricultores y mineros, representa un cambio en el rumbo de la actitud de confrontación que ha llevado a las críticas anteriores a la política ambiental. El anuncio se produjo el mismo día en que un senador brasileño le pidió a la Corte Suprema que lo retirara de su cargo por no cumplir con sus obligaciones.
Maia fue claro al explicar las razones detrás de su decisión de establecer un comité del Congreso para investigar los incendios. “Es importante mantener fuertes nuestras exportaciones de agronegocios y preservar el medio ambiente”, escribió.
Las principales figuras del sector agrícola de Brasil han advertido al presidente de las posibles repercusiones económicas de sus políticas, aunque hasta ahora el propio Bolsonaro ha mostrado pocas señales de prestar atención. Una de las principales preocupaciones es el posible impacto en el reciente acuerdo comercial entre la Unión Europea y la unión aduanera de América del Sur, Mercosur.
“El acuerdo entre Mercosur y la UE aún no se ha ratificado y hay requisitos sobre la sostenibilidad y la protección de los indígenas, por ejemplo”, asegura Renata Amaral, directora de comercio internacional de la consultora Barral MJorge. “El gobierno de Bolsonaro podría comenzar a ver contratiempos en el área que más aprecia”.
“Difundir mentiras”
El jueves por la mañana, un día después de haber acusado infundadamente a ONG extranjeras de crear incendios para desacreditar a su gobierno, Bolsonaro pidió a sus seguidores de Twitter que leyeran una publicación de su asesor Felipe Martins.
1. So you think the Amazon is in danger and that you should pray to save it? A piece of advice: the first thing you should do is stop spreading lies, since lying does not only harm the real efforts to protect our forest, but also compromise your prayers — God does not like liars.
— Filipe G. Martins (@filgmartin) August 22, 2019
En la publicación de 11 partes, Martins critica el “desprecio irresponsable de los medios de comunicación por los datos básicos” y afirma que más de 60% de Brasil está cubierto por vegetación nativa, mientras que solo 29% se utiliza para la agricultura. Martins también escribió que Brasil tiene una de las legislaciones ambientales más estrictas del mundo y una mayor proporción de territorio bajo protección ambiental que cualquier otro país. Agrega que hay una “clara tendencia a largo plazo a la baja” en la deforestación.
Si bien los porcentajes de tierras utilizadas para la agricultura y cubiertas de vegetación que Martins cita son más o menos verdaderos, datos del Banco Mundial muestran que hay al menos 20 países que mantienen más bosques como proporción de su territorio que Brasil, incluidos Japón, Suecia y el Congo.
Las omisiones de la declaración también son significativas. Brasil es el país que deforesta a un ritmo más rápido que cualquier otro, según la ONG de investigación World Resources Institute.