Alberto Fernández logra la victoria en Argentina con el rechazo a la austeridad
La mañana del lunes, el Banco Central argentino anunció que elevó los controles de capital, restringiendo aun más las compras de dólares.
El candidato de la oposición en Argentina, Alberto Fernández, logró una contundente victoria en las elecciones presidenciales del domingo derrotando al actual gobernante promercado, Mauricio Macri, e inclinando el país hacia un populismo de izquierdas en un momento de crisis económica.
Fernández ganó el 48% de los votos con el 95% de las papeletas escrutadas, suficiente para evitar una segunda vuelta el próximo mes. Macri logró el 40%, y el resto de los votos se repartió entre otros candidatos.
Macri felicitó a Fernández en un breve discurso en la sede de su campaña, y agregó que lo invitó a reunirse el lunes. Por su parte, Fernández, que asume el cargo el 10 de diciembre, habló poco después a unos seguidores jubilosos junto a la candidata a la vicepresidencia, la polémica expresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
“Ojalá que quienes sean nuestros opositores en estos cuatro años sean conscientes de lo que nos han dejado y nos ayuden a reconstruir el país de las cenizas que han dejado”, manifestó Fernández, y añadió que se reuniría con Macri el lunes para hablar de la transición.
El triunfo de Fernández supone el regreso al poder nacional del peronismo, un movimiento político contra la élite que tradicionalmente favorece a los trabajadores frente a los empresarios. Pero aunque los votantes rechazaron la austeridad del Gobierno de Macri, el resultado también fue más ajustado de lo esperado, lo que refleja dudas sobre la capacidad de Fernández para dirigir la economía a través de aguas difíciles.
Mejor de lo previsto
En las últimas semanas de frenética campaña, Macri logró reducir la diferencia de votos desde un déficit de 16 puntos porcentuales en las primarias de agosto, un resultado que puso nervioso a los mercados, provocando la caída del peso y obligando a Macri a introducir controles de capital. A su partido también le fue mejor de lo previsto el domingo en varios distritos.
“Aunque sigue siendo una derrota, crea un Congreso y un panorama político más equilibrado”, dijo Jimena Blanco, directora de análisis político de la consultora Verisk Maplecroft en Buenos Aires.
Las grandes promesas de Fernández de mejorar las cosas se encontrarán con dificultades inmediatas cuando asuma el cargo, dada la falta de fondos del Gobierno. La economía se está contrayendo, la inflación supera el 50%, el desempleo es de más del 10% y una tercera parte de la población vive por debajo del umbral de pobreza. Los inversionistas también esperan que el Gobierno incumpla el pago de la deuda en algún momento.
Demandas opuestas
Fernández, de 60 años de edad, debe satisfacer demandas opuestas de las facciones más extremas de su amplia coalición, que desean un mayor gasto social, y del Fondo Monetario Internacional, que acordó un rescate récord de US$ 56.000 millones el año pasado. Es probable que el FMI tenga poco apetito para conceder más fondos si Fernández introduce políticas que ponen en peligro un presupuesto equilibrado.
Su victoria, y la incertidumbre que la rodea, llega en un momento frágil para América Latina. Una ola de violentas protestas contra la austeridad ha sacudido a Chile y Ecuador; Perú se enfrenta a una gran incertidumbre política; la economía de Venezuela se ha derrumbado; y se ha cuestionado el resultado de las elecciones presidenciales en Bolivia.
El banco central dijo el lunes temprano que limitaría aun más las compras de dólares, a solo US$ 200 al mes desde los US$ 10.000 establecidos el 1 de septiembre. Un portavoz del banco central dijo previamente que las instituciones financieras abrirán con normalidad.
Una pregunta clave será la relación de Fernández con su poderosa vicepresidenta. Kirchner fue presidenta de Argentina desde 2007 a 2015 y dejó a Macri una economía dañada por años de peronismo. En un principio se esperaba que se presentara a la presidencia, y su influencia en la nueva Administración será seguida de cerca.
Durante su mandato en la presidencia, Kirchner aumentó aranceles, imprimió dinero, ignoró a los inversionistas y publicó datos económicos que minimizaban la inflación y exageraban el crecimiento. Si bien los asesores de Fernández dicen que él controlará las políticas (Kirchner mantuvo un perfil muy bajo durante la campaña electoral), su popularidad ayudó a catapultarlo a la victoria y su presencia preocupa a los inversionistas.
Kirchner, que actualmente ocupa un puesto de senadora, se enfrenta a 11 casos de corrupción distintos. Ella niega toda conducta inapropiada. Numerosos cargos de alto rango de su Gobierno han sido condenados por corrupción.