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Políticos culpan a los migrantes por el fin del auge económico de Perú

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Bloomberg
POR Maria del |

El Presidente Martín Vizcarra dijo en septiembre que el país había llegado al límite de su capacidad para atender a los extranjeros.

Los inmigrantes venezolanos que buscaron refugio en Perú son fustigados por políticos que los acusan de agudizar el crimen y robar puestos de trabajo, a medida que el éxodo más grande de América Latina alimenta la xenofobia.

En el último arrebato, el alcalde del distrito más poblado de Lima, San Juan de Lurigancho, dijo el mes pasado que los venezolanos en el área no son refugiados políticos de buena fe, sino más bien “lumpen” y consumidores de drogas y alcohol que roban para financiar sus vicios.

El día anterior, una asamblea de la ciudad en la región andina de Cuzco votó para expulsar a los venezolanos del área, tras culparlos por el aumento de la delincuencia.

Más de 4 millones de ciudadanos venezolanos han abandonado su país en los últimos años para escapar del hambre y la violencia, con 5.000 más que emigran cada día. La situación ha afectado las finanzas públicas en países como Colombia, Perú y Ecuador, cuyas economías luchan en medio de la débil demanda mundial.

Desaceleración

Perú experimentó la expansión más rápida entre las principales economías sudamericanas en la última década. No obstante, el crecimiento cayó a su tasa más baja desde 2009 a principios de este año, ya que la demanda china por el cobre del país disminuyó y los escándalos de corrupción mermaron la inversión en infraestructura.

A principios de este año, un estallido de disturbios xenófobos en Ecuador hizo huir a los migrantes venezolanos y llevó al gobierno a prometer restricciones más severas a la inmigración.

Chivos expiatorios

El año pasado, en una ciudad fronteriza en el norte de Brasil, los lugareños persiguieron a los venezolanos y quemaron sus pertenencias en las calles, lo que provocó que cientos de personas huyeran. En Colombia, los niños venezolanos frecuentemente son hostigados en la escuela.

“Los migrantes de todo el mundo se utilizan como chivos expiatorios fáciles”, dijo Jessica Bolter, analista del Instituto de Política Migratoria en Washington. “Los países que ya están lidiando con la crisis económica pueden ver sin duda que las personas se vuelven más rápidamente en contra de los migrantes”.

Perú tiene alrededor de 860.000 migrantes venezolanos, más que en cualquier otro lugar, excepto Colombia. En otras partes del país, las autoridades han hecho todo lo posible para que los venezolanos se sientan mal recibidos.

El alcalde de Chiclayo, en el norte de Perú, anunció el 25 de octubre más operaciones policiales dirigidas a inmigrantes indocumentados y pidió a las autoridades de migración que deportaran a un grupo de vendedores ambulantes venezolanos.

Sin base legal

A principios de este año, en las ciudades de Huancayo y Cuzco, las autoridades intentaron imponer restricciones a la contratación de migrantes por parte de empresas locales. En Pisco, las autoridades locales dijeron que los migrantes deben anotar sus nombres en un registro como condición para quedarse.

Ninguna de estas medidas contaba con una base legal, pero contribuyen a alimentar la discriminación contra los migrantes, dijo Percy Castillo, encargado de derechos humanos en la Oficina del Defensor del Pueblo de Perú. No hay evidencia de que los venezolanos sean más propensos a cometer delitos que los residentes locales, dijo.

La cantidad de migrantes que ingresaron a Perú disminuyó drásticamente en julio después de que el gobierno comenzó a exigir a los venezolanos que soliciten una nueva visa humanitaria antes de ingresar al país.

El presidente Martín Vizcarra dijo en septiembre que Perú había llegado al límite de su capacidad para atender a los migrantes.