Ernesto Ottone: “Hay enemigos de la democracia”
El sociólogo cree que existe cierta nostalgia de la violencia y advierte que junto con tomar las demandas del movimiento social, hay que preocuparse de la “mayoría silenciosa” que en el algún minuto exigirá orden.
A pesar de que Chile sufre por los niveles de desigualdad, el sociólogo Ernesto Ottone destaca que “no somos los más desiguales de América Latina. Tenemos más desigualdad que Uruguay [… y] que Argentina, aunque en Argentina hay más pobreza”, cuenta en Desde El Jardín.
Para Ottone, la crisis no nace solo de una economía desregulada, sino también de la “desmesura”, como añade Cristián Warnken.
El sociólogo destaca que la eficacia de destrucción va más allá de un gesto espontáno de rabia. Afirma que existe una mayoría silenciosa que permanece en su hogar y que en el algún minuto exigirá orden, de manera que el diálogo es esencial.
“Siempre hay la tentación [de revueltas] pero siempre hay después la tentación del orden a toda costa y eso es muy peligroso, porque puede haber un momento de gran expansión asambleística […] que después caiga en la mayoría que está en sus casas. Porque hay un movimiento social fuerte y hay que […] tomar sus demandas, pero también hay una mayoría […] que no habla y que en un momento va a sentir necesidad de mucho orden”, indica el profesor honorario de la Universidad Diego Portales.
La violencia
Ottone detecta dos tipos de reacciones ante la desigualdad. “Acá hay gente que ha logrado trabajar muy duro […] (que) se endeuda mucho y vive una situación dura de vida, y por lo tanto, quiere cambio. Y eso es absolutamente respetable y necesario de que cambie. Pero también hay otros, también hay desde la acción antisistema, de la destrucción para paralizar este país, [por parte] de quienes no les gusta que haya paz social, que quieren golpear la paz social, la convivencia de la democracia. Hay enemigos de la democracia […] y también hay delincuentes”, expresa.
Afirma que la izquierda debería tomar distancia de los compartamientos de violencia. Insiste en que entre las experiencias que se pueden extraer de la dictadura está “una claridad sobre el modelo democrático para realizar los cambios, para recuperar la democracia. Y, por lo tanto, no significa que no haya lucha, no significa que no haya movimiento, pero significa que la violencia no es parte de los instrumentos legítimos”.
Advierte “una cierta nostalgia [de una época] donde la violencia tenía un espacio, donde la violencia se consideraba que era parte de la lucha revolucionaria”.
Globalización y desigualdad
Uno de los procesos que marcó a la clase media, según el sociólogo, fue la expansión de la globalización, la que generó el despertar de un proceso de individualización. Destaca que en ese escenario surge un individuo fuerte que busca ser reconocido.
“Si lo comparamos con los chalecos amarillos (de Francia) […] pasa que en el proceso de globalización las capas medias europeas y también norteamericanas han ido perdiendo su capacidad económica. Se ha producido el surgimiento de una clase media precaria emergente […] por eso se da esa paradoja con la globalización, que baja la pobreza, pero sube la desigualdad”, explica el ex asesor del presidente Ricardo Lagos.
Sin embargo, Chile no entra en ese panorama. Afirma que el país ha logrado bajar los niveles de pobreza y, a pesar de que la desigualdad se presenta desde la colonia, ha ido retrocediendo.
Los efectos de la tecnología
A su juicio, la corrupción y la debilidad institucional traen consigo la rabia de la ciudadanía. “Se produce la caída de un proyecto colectivo. Lo que se llama la clase política, la gente la ve cada vez más lejos”, destaca el autor de Marx y sus amigos, para curiosos y desprejuiciados (2019).
En este contexto, dice, la democracia parece estar bajo sospecha, ya que se cuestiona su representatividad. Uno de los factores asociados ha sido el desarrollo de las tecnologías, que junto con traer la disponibilidad de información y la creación de relaciones y comunidades, también ha desarrollado aspectos que pueden gatillar choques.
“En internet siempre hay una cosa ambivalente: de una parte, puede ser positiva, y de otra puede ser negativa, ligada a las fake news, a producir fenómenos sociales que se basan en un liderazgo mesiánico tiránico”, destaca el columnista.
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