Actualidad

Los días de enormes retornos sin esfuerzo en Brasil terminaron

Imagen principal
Bloomberg
POR Maria del |

El mercado brasilero vive una especie de despertar. Se ha tenido que sofisticar y recurrir al análisis y la información para lograr los retornos de antes.

Se llama “Kit Brasil”. Y durante dos décadas, los inversionistas se adhirieron religiosamente a su simple máxima: comprar muchos bonos locales del gobierno, esparcir algunos otros activos y recoger los rendimientos más contundentes y fáciles: 10% al año, 15%, a veces incluso 20% o más.

Pero hoy, después de que los encargados de política monetaria recortaran la tasa de interés de referencia una y otra vez en los últimos años, a un mero punto porcentual por encima de la tasa de inflación de Brasil, de 3,3%, para todos los efectos, el kit está muerto.

En su lugar, ha surgido algo que rara vez se ha visto aquí: la voluntad de asumir riesgo para sacarles el jugo a los rendimientos. Repentinamente, los inversionistas están estudiando informes de investigación y acumulando acciones muy apetecidas e incursionando en bonos de alto rendimiento. Este tipo de cosas no es nada nuevo en gran parte del mundo, por supuesto, pero en Brasil es revolucionario.

Un mundo nuevo

Hasta ahora, al menos, todo está funcionando de maravillas. Las empresas venden cantidades de bonos sin precedentes para aprovechar la nueva demanda. El mercado de valores alcanza máximos históricos casi a diario. Los corredores fortalecen su personal de investigación de capital privado. Y decenas de ejecutivos han abandonado firmas financieras de primer nivel en los últimos años para comenzar sus propios fondos de cobertura, apostando a que, si se guía a los clientes hacia inversiones más complejas, se pueden lograr fortunas.

“Es un mundo nuevo”, dijo Daniel Motta, jefe de renta fija y comercio de acciones de Goldman Sachs en São Paulo.

Con este cambio, existen enormes beneficios potenciales para la economía brasileña. Al obtener acceso al tipo de financiamiento que nunca tuvieron en los viejos tiempos del Kit Brasil, las empresas pueden invertir, expandirse y contratar más fácilmente. También hay peligros. A medida que los brasileños se abalanzan precipitadamente sobre productos financieros más riesgosos de los que saben poco, algunos advierten sobre el potencial de una manía que podría inflar los precios de los activos, sentando las bases para una repentina venta generalizada más adelante que dejaría damnificados a los novatos.

“La creciente cantidad de personas que ingresa al mercado brasileño de valores es un riesgo, obviamente”, señaló Fernando Siqueira, gerente de cartera de Infinity Asset Management. Ese riesgo, dijo, se ve “en cierta medida” mitigado por los nuevos productos de investigación que los inversionistas pueden aprovechar.

La nueva normalidad de la Selic

La tasa de interés de referencia de Brasil, conocida como Selic, se ha reducido a 4,5% después de que los encargados de política monetaria la redujeran el 11 de diciembre por cuarta vez este año. A pesar de toda la maravilla sobre cuán bajas son las tasas en el mundo -en Israel de -0,25%, -0,5% en la eurozona y -0,1% en Japón-, la tasa Selic es posiblemente la más impactante de todas, la que mejor encarna la nueva normalidad del dinero fácil.

Hace solo tres años, se ubicaba en más de 14%. Retroceda un poco más y verá que avanzó sobre 20%, y aún más, hasta 1999, y notará que alcanzó hasta 45%, nivel aproximadamente 40 puntos porcentuales por encima de la tasa de inflación vigente.

Durante mucho tiempo ha habido un gran debate teórico sobre por qué las tasas brasileñas eran tan altas, pero un componente inconfundible de ello era el pasado hiperinflacionario del país y la forma en que ese episodio ahuyentó a los inversionistas. A medida que esos recuerdos se han ido desvaneciendo, los banqueros centrales han ganado espacio para reducir las tasas en un intento por apuntalar una economía que se ha visto envuelta en un crecimiento cercano a cero durante gran parte de la última década.

Si bien antes hubo períodos durante los cuales los encargados de política monetaria en Brasil redujeron las tasas de interés solo para revertir la medida meses después, una vez que la inflación volvió a subir, esta vez parece que es posible que los costos de los préstamos se mantengan bajos por más tiempo. La tasa de inflación actual de 3,3% es la más baja en dos décadas, y ni siquiera la reciente liquidación en el real -que fue provocada en parte por los recortes de las tasas de interés- parece generar preocupación de que los precios al consumidor estén a punto de subir en cualquier momento.