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La historia del impacto cáustico de un estudio fallido

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Agencia Uno
POR Ana María |

La cronología de cómo un informe sin respaldo técnico -y ampliamente cuestionado por diversas fuentes- pasó a ser un tema político sobre el que incluso debió pronunciarse el Presidente Piñera.

El lunes 16 de diciembre el Movimiento Salud en Resistencia -una agrupación autogestionada que se formó tras el estallido social que comenzó el 18 de octubre– dio a conocer un estudio que, con el paso de las horas, provocó un impacto importante en la opinión pública: aseveraba que el agua que lanzaba Carabineros desde sus carros para disuadir las protestas contenía soda cáustica y gas pimienta.

El informe, que fue reproducido y difundido en varios portales web, advertía que este reactivo químico era capaz de provocar severas irritaciones en la piel y graves quemaduras. Al detallar el estudio, el movimiento comunicó que las muestras de agua fueron recolectadas por brigadistas que luego se las entregaron a esta entidad. De acuerdo con el documento -titulado “Informe análisis determinación molecular y efectos fisicoquímicos”, y que fue liderado por la licenciada en química molecular Francisca Leiva-, estas muestras fueron tomadas el 20 y 22 de noviembre pasados, en “la intersección de la calle Ramón Corbalán (sic) con Libertador Bernardo O´Higgins, Plaza Baquedano”.

La versión del movimiento fue un caldo de cultivo ideal para las recriminaciones políticas desde sectores de la oposición, a través de las viralizantes redes sociales.

La dispersión

Hubo parlamentarios que se mostraron muy preocupados por la situación, mientras otros pidieron inmediatas explicaciones a La Moneda. Incluso, el Presidente Sebastián Piñera debió responder una pregunta al respecto durante una entrevista concedida a la Asociación de Radiodifusores de Chile (Archi), el 16 de diciembre, ya que el estudio se difundió ese mismo día.

“¿Qué pasa con la soda cáustica que se detectó en el agua de los lanzaaguas?”, le consultaron.

“Los protocolos en materia de agua permiten agregar algunos productos químicos, pero dentro de ciertos parámetros, no más del 2%, y tiene que ser certificado […] Yo le aseguro a usted que no vamos a permitir que se utilicen en los gases lacrimógenos o en los carros lanzaagua productos que no estén permitidos en los protocolos y aprobados desde el punto de vista de salud de las personas”, respondió el Mandatario, sin mencionar el reactivo.

El contexto en que se entregó el informe del movimiento fue apenas 36 horas después de que Naciones Unidas diera a conocer su documento (sobre el estallido social en Chile) en el que se advirtió que Carabineros y las Fuerzas Armadas incumplieron las normas y estándares internacionales en su labor en las protestas y denunció “violaciones graves a los derechos humanos en Chile”.

Todo esto llevó a que las reacciones vía Twitter del mundo político no tardaron. La diputada comunista Karol Cariola dijo que “hemos exigido a @gblumel que ejerza su control sobre Carabineros. Sin embargo, eso no sucede. Hoy se informa que en el agua del carro lanzaaguas usan soda cáustica para quemar a los manifestantes. La responsabilidad no es solo del general Rozas, sino también de autoridad civil que lo permite”.

La diputada del Partido Humanista Pamela Jiles señaló que “el Gobierno anuncia la renuncia ‘por razones personales’ del subsecretario del Interior, Rodrigo Ubilla. Lo que no pudimos antes lo lograron los cabr@s héroes que recogieron el agua del guanaco. Soda cáustica y gas pimienta se llaman las ‘razones personales'”.

El diputado Giorgio Jackson dijo: “El uso de soda cáustica para quemar a quienes nos hemos manifestado es criminal, incluso en tiempos de guerra. Si el presidente Piñera no es capaz de remover a Rozas después de confirmarse esto, entonces estará renunciando en la práctica a ejercer las atribuciones de su cargo”.

Mientras que el alcalde de Recoleta, Daniel Jadue, afirmó que “el uso de soda cáustica demuestra la clara intención de dañar a los manifestantes más que de disolver o disuadir. Habla de una actitud criminal del Gobierno y de Carabineros, reiterativa en las últimas semanas @gblumel y @sebastianpinera deben responder”.

También reaccionó al excandidata presidencial Beatriz Sánchez: “El mismo día que se confirma que Carabineros usa soda cáustica para atacar a quienes nos manifestamos, Piñera vuelve a ratificar a Rozas. Es la enésima prueba de que Piñera no entiende, no quiere y no puede ayudar a resolver la crisis”.

El análisis de Carabineros

Pero esa misma jornada además se pronunció el ministro de Salud, Jaime Mañalich, aunque en una línea completamente distinta. En su cuenta de Twitter entregó una información opuesta a lo recopilado en la calle por el movimiento: “En el informe recibido en el Minsal sobre líquido usado por lanzaaguas no hay presencia de soda cáustica”.

Mañalich se refería al informe que Carabineros le había entregado ese día. Se trataba de un oficio secreto -que publicó PAUTA– en respuesta a una petición del ministro del 10 de diciembre y en el que solicitaba conocer “la composición del líquido utilizado en los carros lanzaaguas”. Esto, a raíz de que durante las últimas semanas aumentaran las denuncias de lesiones atribuidas al contacto con dicho elemento. Una de ellas fue del director del Departamento de Derechos Humanos del Colegio Médico, Enrique Morales, quien el 9 de diciembre, ante la Comisión de Derechos Humanos del Senado, dijo que “dada la cantidad de personas quemadas, debe haber algo adicional en el carro lanzaguas que provoca quemaduras masivas, un compuesto químico adicional”.

El oficio secreto n° 7 de Carabineros tiene seis puntos y se citan fuentes requeridas del Departamento Armamento y Municiones L.5, dependiente de la Dirección de Logística de Carabineros. Este documento detalló la composición del agua que arrojan a los manifestantes, señalando que el líquido “con que actúan los carros lanzaaguas de Carabineros consiste en una determinada cantidad de agua y otra determinada cantidad de un producto comercializado por las empresas del rubro, como ‘líquido CS’, consistente en un líquido que contiene el agente químico o clorobenzalmalononitrilo”.

Más adelante, el jueves 19 de diciembre, el Laboratorio de Criminalística de Carabineros (Labocar) preparó su propio informe -“basado en el método científico”, se lee- en el que refuta el contenido del análisis del movimiento y descarta el uso de soda cáustica. 

Dos días antes también se había pronunciado el Colegio de Químicos, quien emitió un comunicado público cuestionando en duros términos la metodología usada por el movimiento para elaborar el informe que presentó la química Francisca Leiva sobre la presencia de soda cáustica y gas pimienta en el carro lanzaaguas. El texto, que también fue replicado por varios portales, se señaló que había “falta de rigurosidad y “vicios” en la investigación.

“Lamentamos profundamente la falta de rigurosidad en la elaboración del informe titulado Determinación molecular y efectos fisicoquímicos, preparado por Francisca Leiva Monet, química molecular de un laboratorio independiente”, señalaba la refutación gremial. 

Al profundizar en su cuestionamiento, el comunicado añadió que “no se informa el laboratorio a cargo del estudio; no es posible determinar quién mandata la realización de los análisis, ni el o los objetivos de estos de forma clara” y que “no se muestran resultados experimentales, ni ninguna imagen de los test realizados; se presentan los efectos de las sustancias que posiblemente se encuentran en la muestra analizada, sin embargo, en ningún momento se presenta la metodología utilizada para el análisis de estas ni los espectros reales obtenidos; se utiliza tendenciosamente una gran cantidad de referencias, las cuales, en su gran mayoría, carecen de rigurosidad científica”.

El gremio invitó “a informarse siempre de manera responsable, a chequear las fuentes y compartir de manera cuidadosa la información recibida”.

Y un planteamiento similar a del gremio fue el que manifestó Mañalich en una entrevista a radio Infinita: “Creo que hay que tener una prudencia enorme, porque evidentemente Carabineros ha cometido errores, pero hay que estar bien seguro de lo que uno afirma y de lo que se les acusa, porque de lo contrario entramos una situación de pavor generalizado”.

¿Cómo se hace un estudio?

Quien también leyó el informe del movimiento fue el director del Departamento de Química de la Facultad de Química de la Universidad de Chile, Manuel Leiva Guzmán, quien en varios puntos coincidió con el colegio profesional.

En conversación con PAUTA, Leiva dijo que “desde el punto de vista científico y químico, el estudio tiene ciertas deficiencias en términos de que le falta rigurosidad”. Esa falta de rigurosidad, agregó, se refiere a que cuando “uno hace un estudio y ese análisis genera un resultado, este debe ser validado y respaldado por información que pueda ser reproducible”.

Y explicó: “Cuando hacemos un análisis, tenemos que informar cómo fue la toma de muestras, cómo se preservaron, qué tipo de análisis se les hicieron y si hubo un pretratamiento de ese análisis”.

El académico de la Universidad de Chile detalló también que cuando se toma la medición del pH, espectro, “o lo que sea desde el punto de vista químico, se debe informar la metodología, qué protocolo se siguió y, finalmente, los resultados tienen que ser analizados en función de antecedentes. Por otro lado, respecto de cualquier desviación que se haya tenido durante la toma de muestras, observación o tratamiento”.

Y añadió que en este proceso hay un hecho muy importante; esto es, cuán representativa es la muestra que se está tomando. “Porque si alguno de los procesos falla, el estudio empieza a perder rigurosidad científica y ser cuestionable”.

Respecto de que una muestra debe ser representativa, Leiva señaló que en este caso deberían haberse analizado varios carros lanzaguas. Explica que en el caso del estudio del movimiento, las muestras fueron tomadas en una esquina, por lo eso “ya pudo estar influenciado en el suelo. Porque si fue una zona donde ha habido manifestaciones constantes, pudo haber estado con polvo lacrimógeno u otro tipo de sustancias que haya afectado la muestra en su pH o en su composición química”.

Agregó que, por esa por razón, la muestra (del movimiento) ya no es representativa solamente del carro lanzaaguas, porque tendría desviaciones que podrían hacer que los resultados no sean representativos: “Por otro lado, está la siguiente pregunta: si yo tomo una muestra con un vaso de un lago y lo analizo, ¿puedo generalizar esa muestra de un vaso de agua a lo que sucede en todo el lago? Eso es lo que yo tengo que asegurar de representatividad: que el número de muestras que yo tomo, es representativo de lo que yo estoy estudiando”.