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La mutación de Plaza Italia

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PAUTA
POR Periodista Practicante |

Las semanas desde que se produjo el estallido social suman y siguen. Con sus matices y diferencias, calma y bullicio oscilan en un barrio que intenta sobrellevar esta nueva normalidad que se intenta imponer.

La ruta que conecta Avenida Providencia con la Alameda sufre una metamorfosis a medida que se avanza por ella. A la altura de Metro Salvador los semáforos se empiezan a apagar, y unos metros más adelante, cerca del edificio Telefónica, estos acaban por desaparecer. Los muros y monumentos rayados, pavimentos rotos y aquello que mutó de pasto a tierra, se convirtió en un recordatorio vivo de la crisis que estalló en Chile el 18 de octubre.

La diferencia, si se compara el presente del sector con el panorama que se tenía previo a la crisis, es abismal.

Plaza Italia pre 18-O (imágenes de archivo Google maps)

Plaza Italia post 18-O (imágenes de archivo Google maps)

Pero tras dos meses de incesantes protestas, cuyo epicentro ha tendido a concentrarse en Plaza Baquedano (comúnmente conocida como Plaza Italia), la mañana del viernes 20 de diciembre el monumento al general Baquedano amaneció rodeado de vallas papales, y a su alrededor decenas de efectivos de carabineros dirigiendo el tránsito. 

Para Patricia (54, quien pide, como la mayoría de los vecinos consultados, reserva de su identidad), la inyección de fuerza policial en el sector ha significado un alivio. “Los últimos días han sido un poco más tranquilos, menos terribles en cuanto a la violencia”, cuenta mientras ordena su kiosco ubicado en plaza Baquedano. Parada sobre una silla, coloca unos fierros en la parte superior del negocio y lo cubre con malla raschel para que no se derritan los chocolates. Le destruyeron el techo.

Conoce el barrio desde pequeña, y el kiosco donde trabaja ha pertenecido a su familia desde que tenía 14 años. Si antes de la crisis su horario normal de trabajo transcurría entre el mediodía y las 3:00 am, producto de las manifestaciones y la violencia que se ha tomado el sector, desde del 18 de octubre se ha visto en la obligación de abrir a las 5:00 am y cerrar el negocio cuando aún hay luz. “Esto en la noche es una boca de lobo. Nunca había pasado algo así, a este nivel”, cuenta. 

Aide (69), dueña también de un kiosco a unas cuadras del epicentro del conflicto, cuenta que algunos manifestantes destruyeron por completo el puesto que se ubicaba a su lado. “Lo rompieron todo, lo desarmaron para tirarlo en la calle y parar el tránsito. El mío fue el único de por aquí que se salvó”, recuerda mientras conversa con Maritza (40), limpiadora municipal. “Esto se fue de las manos. A la señora que tiene el kiosco allá en pleno Plaza Italia le destrozaron el techo entero”, responde Maritza, refiriéndose al puesto de Patricia. 

Foto panorámica Plaza Baquedano viernes 27 de diciembre 2019. Créditos PAUTA

Las nuevas medidas de la Intendencia

“Tendremos ‘tolerancia cero’ con manifestaciones no autorizadas en bienes nacionales de uso público. No permitiremos que unos pocos entorpezcan el funcionamiento de la ciudad para la inmensa mayoría”, escribió en su cuenta de Twitter el martes 17 de diciembre el intendente metropolitano Felipe Guevara.

Durante la jornada del viernes 20, nuevas declaraciones aparecieron: “Disponemos de más de mil carabineros que estarán a partir de las 15:30 horas en los sectores cercanos a la Plaza Italia”, indicó Guevara durante aquella tarde. “Lo que buscamos es que los derechos de las personas que circulan o viven en el sector de Plaza Italia dejen de ser afectados. Queremos carabineros prudentes en las calles, no inhibidos, que protejan a la ciudadanía de actos violentos que afecten sus derechos o su integridad”, aseguró. 

A pocas cuadras al oriente de Plaza Italia, en un barrio conocido como “Vaticano Chico”, vive Constanza (24). Cuenta a PAUTA que la semana del 16 de diciembre fue diferente. “Desde el estallido nunca he caminado sola, siempre hay mucha gente camino a Plaza Italia y cuando voy llegando a Seminario siempre se nota que hay gente manifestándose. Esta semana en vez de gente me encontré con filas de patrullas de carabineros estacionadas por Avenida Providencia, buses estacionados por Seminario, otros carabineros en moto por el obelisco y ‘Plaza Dignidad’ rodeada de ellos también”.

“Pero el Gobierno la embarró diciendo lo de la ‘tolerancia cero’, para los que hacen destrozos pareciera ser casi una motivación. Es como decirle a un niño que no tome algo, lo va a querer tomar”, interpreta Ivette (57) en la recepción de su departamento en Bustamante el viernes 27 de diciembre. A través de las rejas del edificio se ve pasar un grupo de cerca de 20 carabineros. “Parece que hoy la cosa se va a poner fea. Ya se están preparando”, comenta.  

Calle Bustamante, llegando a Plaza Italia. Viernes 27 de diciembre. Créditos PAUTA

Las mañanas en el barrio que une las comunas de Providencia y Santiago suelen ser así: se respira una calma que se va transformando en temor a medida que avanza el día.

El viernes 20 de diciembre solo hizo falta un par de horas para que la tranquilidad matutina estallara en colores y ruido. Una semana después, con la medida del “copamiento preventivo”, el desarrollo fue el mismo: de la relativa paz a la violencia.

Plaza Italia. Créditos: Agencia Uno
Plaza Italia viernes 20 de diciembre. Créditos: Agencia Uno

“El viernes 20 en la tarde estuvo durísimo, yo no pude llegar a Plaza Italia, había carabineros tirando lacrimógenas por todos lados, disparando a pie por las calles desde Salvador hacia abajo. Mucha gente dando la pelea en distintos focos. Yo estuve por Seminario con Providencia, pero no logré avanzar más allá de eso”, cuenta Constanza.

Maximiliano (27), oriundo de Rancagua, arrienda un departamento a solo metros de Plaza Italia, en la calle Ramón Corvalán. Dice que ese mismo viernes, a eso de las 19:30 horas, estaba intentando llegar a su casa pero había choques entre los carabineros, que lanzaban lacrimógenas, y los manifestantes, todo lo cual impedía su paso. 

“Nadie justifica que haya habido casos de violencia por parte de carabineros, ni lo molestas que pueden ser las lacrimógenas, pero las cosas aquí ya estaban violentas desde antes por culpa de algunos delincuentes que solo intentan sacar provecho de la situación. Los piedrazos, saqueos e incendios se salieron de control y nos están haciendo daño a nosotros mismos, que también apoyamos una causa que nos va a beneficiar a todos”, señala Jaime (50), conserje de un edificio ubicado a solo cuadras de Plaza Italia por Vicuña Mackenna.

Sobre los episodios de violencia, Maritza recuerda el momento en que un grupo de encapuchados intentó quitarle su basurero verde con ruedas para quemarlo. Entre los tironeos y piedrazos que iban y venían, logró escabullirse entre la multitud para intentar continuar con su labor de limpieza. “Con decirte que, de los nervios y el miedo que me da, he empezado a tener incluso problemas para contener la orina”, relata la ciudadana peruana que reside en Chile desde hace más de 20 años.

Viernes 20 de diciembre. Créditos: Agencia Uno

Vivir en la zona cero 

“Ni siquiera en mi casa me puedo escapar de las lacrimógenas”, comenta Patricia, la dueña del kiosco en el epicentro de las protestas. Vive a pasos del parque Bustamante y comenta que, incluso con las ventanas cerradas, la tóxica humareda logra penetrar el lugar. “El otro día me estaba duchando con la puerta del baño cerrada, de repente por la rejilla de ventilación empezó a entrar el humo. Eso sumado al agua caliente se sentía como un infierno. Corté el agua y corrí a la pieza, pero el departamento siempre está pasado a este gas”, describe. 

Esta presencia constante de gases lacrimógenos en el aire se ha traducido en un problema para el mercado inmobiliario de la zona. Jack Alaluf, gerente general de Alaluf Propiedades, expresa a PAUTA que actualmente en materia de vivienda y comercio “es caótico y ha significado una fuga importante de población”. 

Para muchos la situación se volvió insostenible. Hace cuatro meses que Daniela (37), vecina de Ñuñoa, arrendaba su departamento en Plaza Italia. Cuenta que, tras el estallido social y debido principalmente a las manifestaciones violentas que en el lugar se comenzaron a producir, su arrendataria se fue.

Viernes 20 de diciembre. Créditos Agencia Uno

Daniela no es la única. A finales de noviembre, el sitio web Yapo.cl reportó que el valor de los arriendos, con relación a meses anteriores, había comenzado a bajar en distintas comunas de la capital. Providencia fue la más afectada, con una caída de un 24% en el precio de los arriendos.

Además, si cuando recién ocurrió el estallido lo que más alejaba a los vecinos eran los destrozos y fallas en estaciones de Metro, con el paso de los días, algunos —como la arrendataria de Daniela— optaron por dejar sus viviendas debido a la violencia en el sector. 

Isabel Palma, gerenta general de la Inmobiliaria FG, explicó en Voces de la Gran Ciudad que la situación inmobiliaria del país, a raíz de la crisis, llevó a que las cotizaciones remotas de viviendas tuvieran una baja importante durante los 10 primeros días posestallido, pero que después rebotaron hasta niveles muy similares a los precrisis, según las cifras del portal inmobiliario Toc Toc y el portal de cotizaciones Plan OK

Con respecto a los arriendos, Palma cuenta que cada día hay más hogares en Chile, y para la gente es una necesidad básica tener donde vivir. “Tal vez no van a poder comprar, pero esto va a significar un interés importante por arrendar”, explica.

Alaluf discrepa. “Muchas personas están prefiriendo irse a vivir de allegados donde algún familiar, que tener que arrendar en esta zona de conflicto”, comenta.

Plaza Baquedano. Viernes 27 de diciembre. Créditos: PAUTA

Pero, ¿dónde arrendar?

Maximiliano también había considerado dejar de arrendar en Ramón Corvalán, pero tras negociar con el dueño del departamento consiguieron llegar a un acuerdo y bajar el precio del alquiler. “Él comprendió totalmente; al final, es mejor bajar el arriendo que no tener a nadie”, cuenta. 

“Desde el estallido ha habido muy poco movimiento en cuanto a transacciones, lo que sí se ha generado en muchos arrendadores es la disposición a bajar los valores de arriendos, alcanzando incluso el 50%”, corrobora Alaluf. 

Sobre los departamentos disponibles para ser arrendados en Plaza Italia, un reporte de la empresa Arenas&Cayo indicó, a tres semanas del estallido social, que los precios en la zona acusaron el impacto de las movilizaciones. Según consignó el Diario Financiero, el valor del arriendo de los departamentos más pequeños —entre 20 y 50 m²— podría caer en un 10,1%, mientras que los departamentos desde los 50 m² podrían sufrir una baja de 8,3%.

Al consultar en Toc Toc por su balance de la situación inmobiliaria actual, desde el portal señalaron que hasta marzo no realizarán pronósticos debido a que es necesario conocer el panorama completo. “Durante los meses de verano los arriendos y ventas tienden a descender”, explicaron, por lo cual no sería adecuado adjudicar esta baja totalmente a la crisis si es que no se tiene conocimiento del estado completo de la situación.