Argentina arriesga el apoyo del FMI con su nueva política exterior
La vicepresidenta Cristina Fernández estaría acercando el país a líderes de izquierda que no son vistos con buenos ojos por Estados Unidos.
Estados Unidos ha advertido al presidente argentino, Alberto Fernández, que sus primeras medidas de política exterior podrían poner en peligro tanto el apoyo del Fondo Monetario Internacional como la inversión estadounidense en los vastos campos de shale y gas del país.
Un alto funcionario de la administración Trump dijo que haber dado asilo al expresidente boliviano Evo Morales y comprometerse con el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela cruzaba un límite y podría costarle a Argentina el respaldo de nuevos fondos e inversiones del FMI en los campos de shale en Vaca Muerta. El funcionario, que habló bajo condición de anonimato porque el asunto es privado, dijo que mientras muchos de los asesores de Fernández son pragmáticos y entienden estos riesgos, la influencia de la vicepresidenta, Cristina Fernández, dentro de la administración lo está acercando a líderes de izquierda no bien vistos por EE.UU.
Una portavoz del Tesoro de EE.UU. declinó hacer comentarios para esta historia. El Departamento de Estado y la Casa Blanca no respondieron de inmediato a una solicitud de comentarios.
Malestar en Washington
Miembros de la administración Trump expresaron sus preocupaciones a Fernández y sus asesores durante reuniones recientes en Buenos Aires, Ciudad de México y Washington. La oferta de asilo a Morales ha molestado a los funcionarios estadounidenses, además de las señales de que Fernández está alineando a Argentina más cerca de otros políticos de izquierda, entre ellos Miguel Díaz-Canel, de Cuba, Maduro, de Venezuela, y el exlíder de Ecuador, Rafael Correa.
Esta frustración escaló el mes pasado cuando Mauricio Claver-Carone, un asesor cercano al presidente de EE.UU., Donald Trump, voló a Buenos Aires pero luego obvió la inauguración de Fernández después de enterarse sobre la asistencia de un funcionario venezolano sancionado.
El presidente de YPF, Guillermo Nielsen, alto funcionario argentino involucrado en algunas de las conversaciones, declinó hacer comentarios. Los portavoces de la oficina presidencial de Argentina y el ministerio de Economía no respondieron a múltiples solicitudes de comentarios.
EE.UU. tiene la mayor influencia en el FMI dado que es su mayor accionista y fue clave para ofrecer al entonces presidente de Argentina Mauricio Macri un rescate récord de US$ 56.000 millones. Alberto Fernández criticó el acuerdo en ese momento, diciendo que estaba diseñado para ayudar a ganar la reelección de Macri, pero desde entonces ha reconocido la importancia de un diálogo “constructivo y cooperativo” con el fondo. Entretanto, ha insistido en que Vaca Muerta es esencial para impulsar el crecimiento en una economía que ha entrado y salido de recesión durante la última década.
Serie de desacuerdos
Si bien Trump sorprendió a Fernández con una llamada de felicitación después de sus elecciones de octubre, los dos ya han estado en desacuerdo en una serie de cuestiones de política exterior. Esa fricción llega en un momento delicado para Argentina. El gobierno de Fernández dijo que no puede pagar su deuda y está iniciando conversaciones con el FMI y los bonistas. Las autoridades estadounidenses habían aconsejado a Argentina que negociara con el FMI antes de comprometerse con los acreedores, dijo la persona.
Cuando Morales renunció como líder de Bolivia en noviembre, Fernández se alineó con Venezuela, Cuba y México, criticando a Trump por aplaudir lo que tildó de golpe militar.
EE.UU. “retrocedió décadas” en política exterior y “volvió a lo peor de la década de 1970, avalando intervenciones militares contra gobiernos populares”, dijo Fernández a un programa de radio argentino en ese momento. Pocos días después de asumir el cargo, su gobierno aceptó la solicitud de asilo de Morales en Argentina.
El líder argentino también plantea un obstáculo potencial para los objetivos políticos de Trump en Venezuela. En enero pasado, EE.UU. reunió a la mayoría de los jefes de Estado de la región, incluido Macri, para apoyar al líder de la oposición venezolana, Juan Guaidó, en un esfuerzo por derrocar a Maduro. Pero Fernández se abstuvo de llamar a Maduro un dictador y sugirió que Argentina podría adoptar un enfoque más neutral hacia Caracas.