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El Presidente fija los mínimos constitucionales de cara al 26-A

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POR Gladys Pierola |

En la Enade, Sebastián Piñera destacó el valor del Estado de Derecho y de la propiedad, de la vida y de la familia, y de la libertad de enseñanza.

Fueron 40 minutos de presentación frente a la comunidad empresarial del país. Eso demoró el discurso que este miércoles 29 de enero dio el Presidente Sebastián Piñera en la postergada Enade 2020.

En el salón principal de CasaPiedra, junto con varios de sus principales asesores -entre ellos, el jefe del segundo piso, Cristián Larroulet– la presentación del Jefe de Estado intentó dar numerosas señales “de tranquilidad” a los asistentes, con reiterados llamados al diálogo e, incluso, con un componente emotivo sobre cómo ha vivido los últimos meses.  

De hecho, el análisis del descontento social, los episodios de violencia, la economía y el proceso constituyente fueron parte central de las presentaciones de políticos y expertos, partiendo por la del Mandatario, quien dedicó una buena parte de su discurso al plebiscito y a la discusión de una nueva Carta Fundamental.

“En nuestro país hace mucho tiempo que la Constitución no es ese gran marco de unidad, sino que es el centro de la polémica”, dijo Piñera. 

El piso mínimo del Presidente

En la bienvenida del evento, el presidente de Icare, Claudio Muñoz, fue el primero en poner el tema constitucional sobre la mesa. “No podemos dejar de expresar que tres años de incertidumbre es mucho tiempo. En esas aguas puede naufragar la inversión y el crecimiento, limitando severamente nuestras posibilidades para atender las muchas demandas que se quieren satisfacer”, dijo el también presidente de Aguas Andinas.

Muñoz comentó frente a la audiencia que “mantener un horizonte de casi tres años de incertidumbre normativa y constitucional es jugar con la ley de la gravedad” e hizo un llamado para un acuerdo “amplio y transversal” para resolver en el tema constitucional este año. 

Sus palabras tuvieron eco y fue el propio Presidente quien se hizo cargo del tema, asegurando que la discusión actual se ha centrado en los procedimientos y no en el “fondo”. 

Tras reconocer que el acuerdo firmado el 15 de noviembre -que habilitó preliminarmente la consulta del 26 de abril- “establece dos caminos, ambos igualmente legítimos y democráticos para perfeccionar nuestra Constitución” y asegurar que el Gobierno dará “total garantía a todas las partes”, el Presidente detalló que era bueno dar ciertas señales. 

“Tal como lo dijo Claudio (Muñoz), yo creo que es útil iniciar una conversación y buscar acuerdos respecto de qué queremos que sean los principios y los contenidos básicos que estén en nuestra Constitución, porque eso va a dar estabilidad y va a dar certeza en un proceso que, por su naturaleza, si se decide el camino de una Convención Constituyente va a tomar mucho tiempo”, explicó el Mandatario.

Luego, en dos láminas, propuso los mínimos que, según él, debiera tener una Carta Magna, destacando el principio de la libertad, la democracia y el Estado de Derecho.

En total fueron 11 puntos, en los que incluyó la separación, independencia y transparencia de los poderes del Estado; el valor de la vida y de la familia, y la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. Además nombró los derechos sociales a la salud, educación, seguridad social, vivienda y orden público; el de libertad de enseñanza y el derecho preferente de los padres en la educación de sus hijos; el derecho de propiedad y de libre emprendimiento; el de libertad de expresión, de conciencia y de culto; y el reconocimiento de los pueblos originarios. 

También destacó temas como la responsabilidad fiscal y macroeconómica del Estado, y la existencia y autonomía de instituciones claves como la Contraloría, el Ministerio Público, el Tribunal Constitucional, el Consejo de Defensa del Estado, el Servicio Electoral y el Banco Central.

La soledad del poder 

El encuentro de Enade fue una versión extendida del evento, según dijeron sus organizadores, luego de que el último encuentro fuera suspendido una semana después del inicio de la crisis, el pasado 18 de octubre. 

Por eso el mensaje del Presidente era clave ante el mundo empresarial. Así lo confirmaron altas fuentes consultadas de La Moneda, quienes aseguraron que la señal principal que quería entregar el Mandatario era de “tranquilidad”, de destacar las cosas buenas de los últimos 30 años y de dejar en claro que se estaba trabajando en el camino para salir de la crisis. “Dar confianza a la inversión”, comentaron en Palacio, ante un público que califican “más bien como frío”. 

Por eso, Piñera habría hecho un guiño – dos veces- con la foto del Bicentenario, donde aparece él junto con los expresidentes Patricio Aylwin, Ricardo Lagos, Michelle Bachelet y Eduardo Frei

“Sin crecimiento económico no hay ninguna agenda social sustentable. Nuestro Gobierno está firmemente comprometido por impulsar este segundo camino, el de los diálogos, los acuerdos y la responsabilidad, pero también la sensibilidad y el sentido de urgencia para atender a los requerimientos y legítimas demandas de la ciudadanía”, dijo en su discurso el Presidente. 

Sin embargo, hubo otra señal: una más emotiva, que reflejó a un Piñera “más humano”, dicen las mismas fuentes. Esta se dio cuando el Presidente describió la noche del 12 de noviembre, quizás una de las más difíciles del proceso: cuando sintió la soledad del poder.

“En esos momentos estelares es cuando la Presidencia se siente; es una responsabilidad que pesa y es cuando se ejerce en solitario. Eso ocurrió la noche del martes 12 de noviembre que nunca olvidaré. Habíamos iniciado muy temprano nuestra jornada en La Moneda, porque ese día la Mesa Social había convocado a una marcha y un paro nacional que había terminado en una violenta manifestación y en hechos de violencia sin control en casi todos los distintos lugares de nuestro país”, dijo el Mandatario. 

“Estábamos con algunos ministros y algunos asesores, y había opiniones contrapuestas, y cada uno las manifestaba con mucha pasión y con mucha intensidad. En el fondo, teníamos dos opciones: optar por la solución militar para intentar restablecer el orden público o darle una oportunidad al diálogo, a los acuerdos y a la paz”, agregó.

El Presidente aseguró que el haber optado por la vía militar “podía conducir a que manifestantes atacaran los cuarteles militares con todas las consecuencias y riesgos que de ello se derivaba. Sabíamos también que esa opción cerraba todas las puertas al diálogo en curso que sosteníamos con la oposición para alcanzar un acuerdo con muchas fuerzas políticas, que permitiera encauzar una salida institucional a la crisis”.

“En medio de ese acalorado debate, con muy buenos argumentos por ambas opciones, y sabiendo que el país esperaba y con cierta angustia una definición, pedí a los ministros que me dejaran solo algunos minutos en mi oficina. Y ahí reflexioné en solitario, como uno reflexiona cuando está solo con su conciencia, y experimenté lo que se llama la responsabilidad del poder y la soledad del poder. Después de analizar las opciones, decidí que íbamos a seguir el camino de darle una nueva oportunidad al diálogo, a los acuerdos y a la paz”, detalló.