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Gabriel Boric: “Desconfío profundamente de la gente que está demasiado segura de sí misma”

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POR Fernanda Valiente |

A partir de las figuras de Marx y Camus, el diputado ahonda en los nuevos problemas que enfrenta la izquierda.

Gabriel Boric (33), diputado de Convergencia Social —partido que nace del Frente Amplio—, es un orgulloso magallánico, porque fue esa región la que le entregó la particularidad de un tipo de soledad que hizo que creciera en él la solidaridad y el caminar lento. 

“En todos los lugares más chicos y aislados yo he sentido por lo menos un mayor nivel de comunidad […] que no es solamente la idea bucólica del pasado, no es solamente Rolando Cárdenas o [Jorge] Teillier, de volver a un pasado que ya no es, sino que todavía se mantiene el viejo almacén”, dice en Desde El Jardín.

“La duda debe seguir a la convicción como una sombra”, A. Camus. Es la frase que tiene Boric en la descripción de su cuenta de Twitter.

Porque además de tener un fuerte vínculo con la naturaleza, es un lector apasionado. Entre sus últimas lecturas rescata la literatura japonesa, entre ellos a Kazuo Ishiguro y el novelista Haruki Murakami

En ese sentido, rescata el poder de perspectiva que entregan la poesía, la literatura y la filosofía en equilibrar la política y combatir la alienación. 

Cuando golpea el resentimiento

El exalumno de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, que se declara un católico tradicional irreflexivo, sostiene que a pesar de que la rabia es muy movilizadora, la justicia debe ir acompañada de un sentimiento de amor.

Por ende, ante la defensa de la libertad de expresión advierte que existe un gran riesgo frente al frente a la pulsión por el control dentro de la izquierda, una patología que antes solo se criticaba y presentaba en la derecha.

E inspirándose en figuras históricas, encuentra referencias iluminadoras dentro de esta materia. Por un lado, destaca que Albert Camus tiene un permanente enfrentamiento con cualquier tipo de autoritarismo, que inició con los nazis y siguió con Jean-Paul Sartre, mientras que Karl Marx se concentró específicamente en la lucha de clases, dejando de lado las otras materias que afectan a la sociedad.

Por eso, siempre mantiene una base escéptica.

“Yo dudo de todo, lo que no significa ser un relativista. Yo creo que hay ideas que defender con mucha convicción, pero uno tiene que estar dispuesto a estas ideas que defiende, tiene que estar dispuesto también a dudar de ellas y, por lo tanto, en el interlocutor o con quien hablas buscar no solamente imponerle tu visión sino también escuchar sus argumentos”, afirma.

“¿Hay que ser fiel a las ideas o fiel a los valores? Porque el siglo XX ha demostrado que excesiva lealtad a las ideas produce fanatismo y son las ideologías”, pregunta Cristián Warnken.

“Mira, cualquier persona que no duda se transforma en fanática de sus propias ideas, y de ahí en adelante lo único que hace es confirmar sus perjuicios, entonces deja de pensar. Y yo desconfío profundamente de la gente que está demasiado segura de sí misma, y esa gente con poder se vuelve muy peligrosa. Entonces a mí me parece que algo esencial a defender en el proceso político, y en particular en el que estamos viviendo hoy día en Chile, en donde para mí defender es cambiar. Para poder defender la idea de sociedad, la sociedad requiere cambiar, pero a la vez tenemos que ser capaces de preguntarnos qué tipo de cambio, cómo, con quién”, responde Boric.

Más individualismo que anarquismo

Boric presiente que en la actualidad existe un individualismo mucho más fuerte que el anarquismo, ya que la rabia parece destruirlo todo, pero desde la identificación cultural propia.

Enfatiza que, si bien se etiqueta a la gente que está en la calle como lumpen, eso no es así, sino que más bien lo que ocurre es que aquella logró identificarse con la lucha social desde ese entorno y no con la identidad colectiva común.

En cuanto a los centros de violencia que se instalan en las ciudades, advierte que se han creado para que la élite despierte y trabaje en su “daño cognitivo”, considerando la realidad de cómo vive el pueblo, donde muchas veces se llama a la polarización y se rechaza la moderación.

Respecto de tres las acusaciones constitucionales —contra el exministro del Interior Andrés Chadwick, el Presidente Sebastián Piñera y Felipe Guevara, intendente de la Región Metropolitana— Boric señala que el mayor error fue la estrategia de copamiento, incorporada por el intendente durante las marchas en Plaza Italia, lo que ocasionó un aumento de la violencia.

En vista de las respuestas policiales, rescata que desde el Frente Amplio postularon una reforma a las policías en Chile, porque si ellas no tienen legitimidad “se te desarma el Estado de Derecho”, que se ido perdiendo producto de las violaciones a los derechos humanos.

Como una de las soluciones para salir de la ira, Boric cree que la democracia tiene dos sentidos. “Uno es la justa redistribución del poder y de la riqueza. En el fondo, la justa reproducción de las condiciones materiales de la vida y que eso en Chile, la democracia se ha visto mucho desde su aspecto político y poco desde su aspecto material”. En este marco advierte, por ejemplo, que no todos eligen dónde vivir, o una justicia diferente para ricos y pobres.

En segundo lugar, postula que en la democracia no se debe ver al otro como un enemigo, sino como un adversario, a quien se debe escuchar. No obstante, agrega que tal escenario no es posible en medio de una polarización, ya que esta impide argumentar, lo que lleva a que las personas se afirmen a sus creencias y dejen de pensar.

El Plebiscito de abril

El diputado defiende los 2/3 como método para tomar acuerdos en el nuevo proceso constituyente: “Desde una hoja en blanco significa que estamos obligados a ponernos de acuerdo también con quien piensa diferente. Y eso te obliga no solamente al consenso transaccional […] sino te obliga a la conversación, te obliga a la argumentación, al debate”.

Por ende, como respuesta a los rechazos que tiene tal método desde la derecha explica que no solo busca que sea la primera Constitución redactada democráticamente, sino que también pase a representar a todos, por lo tanto requiere que ella también sea parte del proceso. Y la política también debe trabajar en ello, tanto para fortalecer su prestigio como para potenciar sus argumentos.

“Entonces yo creo que es importante generar espacios como este […] como han sido los cabildos […] no es algo que sucede solamente en sectores acomodados, sino que además están sucediendo, a mí me ha tocado verlo en diferentes barrios de todo Chile, de gente preguntándose por el futuro y yo creo que en la política hace rato estábamos en un enfrentamiento ensimismado sin mayor capacidad de reflexión. A la política le hace falta pensar más, a quienes estamos en política institucional nos hace falta darnos tiempo para leer, para pensar, para abrir el mundo y no verlo solamente en los términos cotidianos. Yo creo que falta mucha perspectiva en la política”.

Para lograr el resultado, Boric cree que hace falta volver a conectar la política con la intelectualidad y el arte, como ocurría en los setenta.

Vea la conversación de Cristián Warnken con Gabriel Boric:

Nota: este programa fue transmitido el 27 de enero de 2019.