El nuevo papel de la Primera Dama
Todo lo que Cecilia Morel puede hacer con teletrabajo, lo hace. Sin embargo, ella misma pertenece al grupo más vulnerable por su edad: su agenda oficial se decide día a día y no ha podido ver a sus nietos.
Solo un par de meses después del inicio de la gestión del Presidente Sebastián Piñera, en agosto de 2018, una encuesta revelaba a la Primera Dama, Cecilia Morel, como la mujer más influyente de Chile. Su carisma, habilidades blandas y su cercanía a los temas sociales impulsaron el reconocimiento. Los primeros meses de aquel año, de hecho, la encuestadora Cadem la incluía en las mediciones del Gabinete y Morel aparecía como la mejor evaluada.
Su agenda era intensa: incluía viajes a regiones para llevar el mensaje que hizo suyo en este segundo gobierno piñerista, “adulto mejor”, un programa centrado en el envejecimiento activo de los adultos mayores. Sus otros pilares: la infancia y la inclusión.
Cuatro días antes del 18 de octubre de 2019, la Primera Dama aparecía incluso como posible candidata presidencial. Un 3% de los encuestados la prefería en el caso de que solo existieran candidatas mujeres.
Una semana después, el panorama cambiaría radicalmente.
En pleno estallido social se viralizó un audio de Morel diciendo estar sobrepasados por una “invasión alienígena”, que le valió duras críticas por el tenor de sus declaraciones. Se disculpó mediante un tuit, y seguido a eso, por cuatro meses permaneció en silencio. Recién a principios de marzo volvió a aparecer en prensa, en entrevista con El Mercurio.
Una adulta mayor en La Moneda
Por estos días, Morel llega a La Moneda con mascarilla. El brote de Covid-19 que partió el 3 de marzo en el país modificó las costumbres y las agendas de los ciudadanos, y también de los habitantes de Palacio. Desde su círculo de trabajo la reconocen como “muy estricta” con las medidas de seguridad para no contraer el virus. Siempre mascarilla, siempre alcohol gel. Hay evidente preocupación: la Primera Dama cumplió 66 años el 14 de enero pasado y forma parte del grupo de riesgo de la pandemia.
Desde que partió el año, su agenda ha sido más bien acotada. Atrás quedaron los viajes y las principales encuestas ya no la mencionan, pero Morel continúa trabajando en el tema que llevó como bandera desde el inicio del Gobierno de Piñera. Ahora, con un sentido de urgencia mucho mayor, pues el coronavirus afectará a la población más vulnerable del país, los adultos mayores.
Con eso en mente y en su calidad de adulta mayor ella misma, Morel mantiene actividades públicas en La Moneda que se relacionen con el lanzamiento de nuevas medidas en materia social, y el resto, con teletrabajo. Las entrevistas, por ejemplo, las hace desde su casa. Incluso, como a muchos chilenos, la crisis ha impactado en su vida personal: desde el mes pasado ya no ve a sus nietos y redujo el contacto a llamadas telefónicas todos los días.
“Al pie del cañón”
Solo en marzo la Primera Dama participó de la inauguración de la campaña de vacunación contra la influenza, presentó nuevas medidas para el pago de pensiones acompañada de la ministra del Trabajo, María José Zaldívar, y compartió el lanzamiento de un plan de contención para adultos mayores que viven solos con el ministro de Desarrollo Social, Sebastián Sichel, presentación que incluía el lanzamiento del Fono Mayor, un número de teléfono para asistir a la tercera edad.
Está coordinando asimismo una segunda etapa del programa “Cuenta Conmigo”, iniciativa que busca organizar a los condominios para ayudar a los adultos mayores de la comunidad y que ahora incluiría una red de voluntarios que trabajen en esa lógica. Todo se realiza en conjunto con Servicio Nacional del Adulto Mayor (Senama).
Desde Palacio reconocen que la labor de la Primera Dama en esta pandemia es vital para dar la señal de que el Gobierno se preocupa por los grupos más vulnerables y que, por lo tanto, por más que la intención sea resguardarla de un posible contagio, es necesario que continúe “al pie del cañón”. Por ahora, no está contemplado que Morel congele sus funciones, pero hay un alcance en ese plan: su agenda se decide día a día.
La última actividad a la que asistió en compañía del Presidente fue el aniversario de los 30 años de democracia en el país, ceremonia populosa que finalizó con un abrazo entre los dos. Una situación que en este contexto, con restricciones a los eventos públicos y la recomendación del “distanciamiento social”, ya no sucede.