Ximena Aguilera: “El brote se controla en los territorios”
La epidemióloga integrante del Consejo Asesor del Minsal explica que la autoridad se ha centrado más en la respuesta asistencial que en aislar los lugares de origen y multiplicación de la enfermedad.
“La epidemiología es una de las disciplinas de la salud pública. Se podría decir que es su base científica. Tiene un origen antiguo. De hecho, en el siglo XIX los patólogos tenían un rol de epidemiólogos, como fue el doctor [Rudolf] Virchow (1821-1902), quien se considera el padre de la medicina celular. También hizo de padre de la medicina social porque fue a investigar unos brotes de tifus posterior a una hambruna”, cuenta Ximena Aguilera, médico cirujano de la Universidad de Chile, especialista en salud pública y directora del Centro de Epidemiología y Políticas de Salud de la Facultad de Medicina de la Clínica Alemana de la Universidad del Desarrollo.
Virchow fue quien se dio cuenta que eran la marginalidad y la pobreza las que estaban enfermando a la gente. Asimismo, es padre de la biomedicina, pues fue quien estableció que toda célula viene de otra, añade Aguilera.
Durante el siglo XX, la epidemiología estudió primero las pandemias, y después, su distribución y su control. Luego, se integraron todavía más la salud con la biología.
Foco en el número
En Desde El Jardín, de Radio PAUTA, Aguilera opina que, en el caso chileno, el Ministerio de Salud está mucho más orientado a los contagiados y a los ventiladores. Afirma que ambos son muy importantes, pero la especialista añade otro ámbito: se debería tipificar dónde van surgiendo los casos para controlar los brotes.
“En este momento se puede decir que la epidemiología está demasiado centrada en dar los números y está muy poco vista como la que capitanea el control del brote. El control parece estar asociado a la autoridad nacional, pero la verdad es que el brote se controla en los territorios. Para eso existe la necesidad de tener un comando desde el punto de vista epidemiológico. Los epidemiólogos son los que de alguna forma tratan de analizar cuáles son los elementos de riesgo. Por ejemplo, los lugares hacinados. Se debe educar a la gente para reducir la transmisión. Ha sido mucho más fuerte la respuesta asistencial, a los ventiladores, que es muy relevante. Pero que es una respuesta a la falla en la investigación y en el control del brote”, enfatiza la académica.
La visión epidemiológica, explica, consiste en tipificar cuáles son los contextos donde se espera una mayor ocurrencia para ir a intervenir antes de que suceda. En ese escenario, el país que observa como referencia es Australia. Cuando ese país llegó a los seis mil casos, a través de testeos y cuarentenas totales lograron “un resultado efectivo”, cuenta la exasesora principal de Enfermedades Transmisibles de la Organización Panamericana de la Salud (2008-2010).
Según las cifras encontradas en The Sunday Morning Herald, ese país lleva 7.081 casos y 100 muertes. En mayo, incluso bajaron los casos. Otro ejemplo corresponde al “dinamismo” de Corea del Sur, que utilizó la tecnología para detectar y detener. Este país abrió algunos colegios con medidas de seguridad como uso de mascarillas, la toma de temperatura y carros que desinfectan.
La cuarentena
Aguilera sostiene que la necesidad de que los que están sanos se resguarden implica volver más lenta la transmisión. Sin embargo, como afirma la exjefa de la División de Planificación Sanitaria del Ministerio de Salud en Chile (2005-2008), aquello no es la solución a la crisis. “Porque mientras tienes a la gente encerrada tienes que seguir buscando los casos. Dado que una vez que se permite salir de nuevo, vuelve a rebotar le enfermedad”, comenta.
Por ende, el manejo ideal requiere la detección del caso contagiante, su aislamiento, la búsqueda de los contactos de ese caso y la cuarentena de los contactos. En esta columna vertebral, fallaron tanto Estados Unidos como Europa, dice.
La competencia por una cura
“¿Cómo ves la carrera por la vacuna? ¿Qué proyecciones se pueden hacer en forma ponderada o esto va a marcar un quiebre en la velocidad de la fabricación de vacunas de la historia humana? ¿Cuál es tu diagnóstico?”, pregunta Cristián Warnken, anfitrión de Desde El Jardín.
“Mi mirada es que en este momento hay una carrera desatada por tener la mejor vacuna. Y cuando exista una que cumpla con las etapas de desarrollo, las pruebas de terreno y esté autorizada, el gran desafío es producirla en una cantidad que sea suficiente para todo el mundo. Para ello se requiere que las plantas de producción empiecen a desarrollar la vacuna o a desarrollar más plantas, lo cual es difícil. Por eso se habla de un período entre uno y dos años”, señala la especialista en salud.
Sin embargo, dice que en general es optimista. “Un curso posible es que pasemos esta ola epidémica y después, si no hay una vacuna o un medicamento, volvamos a tener un par de olas hasta que la enfermedad sea una endemia y mantengamos un cierto nivel de infección”, explica.
Por otro lado, en el caso de desarrollarse una vacuna se llegaría a la endemia más rápido, con brotes más pequeños. En ese sentido, destaca que en el caso de los asintomáticos es vital conocer si pueden contagiar o no, lo que varía según el sexo y la edad del huésped.
Vea la conversación entre Cristián Warnken y la epidemióloga Ximena Aguilera sobre epidemiología y salud pública