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Carlos Peña: “Esta crisis pilla muy bien parado a Chile”

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Agencia Uno
POR Eduardo Olivares |

En conversación con PAUTA, el rector de la UDP cuestiona el simplismo en el análisis de fenómenos complejos. “Hoy día la estupidez tiene una plataforma magnífica que son las redes”, afirma.

Sobre un sillón azul, unos libros apilados. A su lado, otra ruma. Hay textos repartidos por distintos anaqueles en una habitación absorbida de blanco. A la distancia, por medios telemáticos, el académico Carlos Peña traza precisamente esa paradoja aparente entre esta nueva forma de comunicación a distancia y la urgencia de un debate presencial profundo. 

“No es lo mismo una persona empeñada en leer Twitter y redactar mensajes de 140 caracteres cotidianamente, histéricamente, día tras día, [con] esa experiencia intelectual que es sentarse a leer un libro o una novela que hace dudar hasta de las propias convicciones”, delinea después.

Autor prolífico él mismo de diversos libros de ensayos, Peña es el columnista más influyente de El Mercurio y un reconocido polemista epistolar. Y participó como invitado del ciclo “Construyendo País”, organizado en conjunto por la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) y por PAUTA este miércoles 27 de mayo, en el marco de la “Semana de la Construcción“.

En conversación con Cristián Warnken, conductor del programa Desde el Jardín, de Radio PAUTA, y con Cristián Rodríguez, director editorial de este medio de comunicación, el abogado y doctor en filosofía se sumergió en el debate que zamarrea al Chile del estallido social y de la pandemia.

El bienestar

En contraposición a las “pulsiones” (un concepto recurrente en los escritos de Peña), el debate debería centrarse en asuntos de mirada larga y razonada. El pensamiento filosófico debería jugar en un lugar central en ese proyecto social. Peña lo dice aquí como lo ha subrayado tantas veces. 

La pandemia despierta la agitación de la incertidumbre y las ciencias no tienen respuestas. “Nos queda solo el radical esfuerzo reflexivo que se llama filosofía, que ayuda a asomarnos a ese resto de realidad que ninguna otra parte del discurso humano logra comprender o aprender”, dice.

Ese análisis frío levanta una perspectiva: “No hay que borrar el pasado de bienestar creciente que experimentó la sociedad chilena […] No nos vaya a ocurrir que por el miedo acabemos olvidándolo todo. No nos dejemos contagiar por la superficialidad, por la falta de sobriedad que de pronto ha invadido al espacio público chileno”, demanda.

Las expectativas del 18-O se estrellarán en la realidad

Peña raya y tacha mientras discurre sobre la banalización del debate público. Y aborda uno de esos aspectos: la infantilización.

Por un lado está el comportamiento intelectual de tono adolescente. Su aplicación obvia recae sobre las generaciones más jóvenes: “Uno de los defectos de los millennials es que tienen una exagerada confianza en sí mismos y esgrimen como única fuente de certeza su subjetividad”.

Y hay otra dimensión, una que supera los trechos generacionales. “A la base de esta infantilización [del debate público] hay un simplismo impresionante que ha ocupado el quehacer de los medios de comunicación, de muchos académicos, intelectuales, periodistas. Y es el absurdo de reducir fenómenos extremadamente complejos a un solo factor que lo explicaría todo”, reclama.

Menciona dos ejemplos.

El primero envolvió el segundo gobierno de Michelle Bachelet. “Poco tiempo atrás todos los fenómenos sociales, la educación, salud, el desasosiego cultural, lo que se nos ocurriera, tenía una sola y básica explicación: el afán desmedido del lucro”, regaña.

El segundo se experimentó con el estallido social: “Cuando todos creyeron eso [el lucro] y se aferraron a ese simplismo, vino otro, un fenómeno tan complejo como el 18 de Octubre. Una mezcla de violencia, de rebelión generacional, una lucha cultural, etcétera, fue reducido a un solo fenómeno: el problema de Chile era la desigualdad. Y todos dieron por zanjado el problema”.

Ahora hay que vérselas con las consecuencias de ese desajuste entre las explicaciones y las proyecciones.

“Lo que debiera ocurrir es que la política pase a una fase de mayor contención y sobriedad, porque lo que va a ocurrir en Chile es que la gigantesca expectativa que se desplegó en octubre va a estrellarse con el muro de la realidad”, ilustra. 

La estupidez

En el mundo de las redes sociales borbotean las torpezas, lo que tampoco sirve. Ni en la academia ni en ningún lado.

“Es cosa de ver Twitter para ver lo que es eso: el imperio de la tontería y de la vulgaridad, de la estupidez”, bosqueja el rector antes de dar el trazo conciso: “Hoy día la estupidez tiene una plataforma magnífica que son las redes”.

El asunto merece atención también en la TV abierta. El simplismo puede ser dañino, tóxico, peligroso. Peña, el polemista, se ha armado de distintas categorías de la burla (ironías, sornas, sarcasmos) para batirse en columnas y cartas sobre el evidente desprecio que le provocan algunos espacios televisivos.

“Hemos ido de simplismo en simplismo hasta culminar en este espectáculo del miedo en que se han transformado, por ejemplo, los matinales en Chile […] Cuando toleramos que se comentan errores intelectuales tan gigantescos, cualquier cosa puede ocurrir”.

La televisión abierta, cuestiona, está “convertida en este espectáculo del miedo donde los pequeños dramas personales, las muertes, la enfermedad posible, el quehacer de los alcaldes lo ocupan todo. Nada de esto es sensato”.

La revalidación política de Piñera

Refiere el contexto: no existen mejores circunstancias materiales que las de hoy, con menos del 9% de pobreza, para enfrentar una pandemia como la de hoy. Es Chile en su mejor momento.

“Yo creo que esta crisis pilla muy bien parado a Chile. Yo invito, a quienes nos escuchan, a imaginar qué hubiese ocurrido con una pandemia como esta con el Chile a fines de dictadura, cuando la mitad de quienes viven en Chile estaban en medio de la pobreza“, expresa. “Sé que parece polémico, a algunos los va a irritar, pero es la verdad”, advierte.

Habrá un socavón productivo. Pero después vendrá una recuperación económica, como proyecta la mayoría de los economistas, hacia 2021.

“Si ocurre eso”, especula el rector de la Universidad Diego Portales, “desde luego el Presidente (Sebastián) Piñera, mal que pese, va a mejorar su evaluación pública, va a dejar atrás los días en que ha sido denostado en las calles y redes sociales, y va a revalidar su posición política”.

La democracia

En medio de un debate, de los debates, de todos los debates, suelen olvidarse los cotos ganados. Uno que la modernización ha brindado en Occidente es la democracia liberal, hoy en riesgo en tantos frentes.

No hay peor virus que la intolerancia y la falta de consideración hacia los otros seres humanos que la democracia liberal ha venido a contener. A veces olvidamos, pero buena parte de lo que hace estimable la vida que tenemos, se la debemos a las instituciones de la democracia liberal, de manera que no hay que dejarse llevar por el miedo ni hay que ceder a la tentación de echar por la borda esa convicción y esas instituciones. Yo creo que ese el gran problema que está viviendo la sociedad contemporánea y Chile”, analiza Carlos Peña.

Con las campañas políticas que se avecinen habrá, como suele suceder en las democracias vivas, una discusión sobre los grados de participación del mercado y del Estado. Aquello que es propio de las aspiraciones de uno u otro modelo económico, estima el intelectual, no tiene nada de que ver con el amplio poder del Estado exhibido como respuesta ante la pandemia.

“Es verdad que se le esgrime como un argumento retorico, pero no es cierto, porque en realidad el Estado, al margen del modelo de desarrollo por el cual se haya optado, tiene en sus manos el arma del estado de excepción para imponer su voluntad en tiempos de crisis”, sostiene.

Revise la conversación entre Cristián Warnken y Cristián Rodríguez con Carlos Peña