Con los votos de Chile Vamos, el 10% superaría el cuórum de 2/3 en el Senado
El umbral máximo en la Cámara Alta es de 29 votos. Con tres UDI y dos RN sumándose a los 24 senadores de oposición, se sobrepasaría el límite para aprobar el retiro previsional.
Chile Vamos tiene 19 representantes en el Senado de la República. Al Gobierno le bastaba con mantener la unidad del sector para impedir el avance de la propuesta legislativa que permite a los trabajadores el retiro del 10% de sus fondos previsionales durante la crisis sanitaria. Todo eso se ha erosionado en las últimas semanas.
Todo se juega en los cuórums. Dado que el proyecto es una reforma constitucional que modifica ciertos artículos transitorios, se necesitan más apoyos parlamentarios que en una ley ordinaria.
En la Cámara de Diputados se resolvió que el retiro del 10% necesitaba el apoyo de 3/5 de sus integrantes; esto es, 93 votos. La oposición por sí sola no llegaba a ese número (incluso un diputado opositor como Pepe Auth se abstuvo), pero gracias al concurso de 13 representantes del oficialismo la moción logró 95 aprobaciones en dos oportunidades.
Pero a último momento en la votación en general del 8 de julio, el diputado Jaime Bellolio (UDI) planteó que, dadas las características del proyecto, en realidad requería un supercuórum de 2/3 (104 votos), lo cual fue rechazado por la Sala.
Con la votación favorable en particular en la Cámara el 15 de julio, el artículo transitorio que permite el retiro del 10% previsional pasó al Senado, donde será votado en Sala el miércoles 22 de julio.
Y la discusión de los cuórums se reinstaló.
Si se respetara el cuórum de 3/5 con que se tramitó en la Cámara, en el Senado la iniciativa requeriría la aprobación de 26 senadores. El bloque opositor ya asegura el apoyo de 24. Pero cuando el senador UDI David Sandoval dijo el 10 de julio en Primera Pauta, de Radio PAUTA, que se inclinaba por apoyar la moción, la preocupación de La Moneda aumentó pues solo quedaban a un voto de perder en esa corporación.
Y ese miedo se fue concretando a goteo: al cierre de la semana pasada fue el UDI Iván Moreira, luego el RN Juan Castro, y este domingo se sumó, mediante una declaración pública desde su convalecencia médica por Covid-19, el RN Manuel José Ossandón. Hasta ese momento, por lo tanto, el apoyo al proyecto llegaba a los 28 votos, con lo que se superaba con cómodo margen el cuórum de 3/5.
Sin embargo, el senador Andrés Allamand (RN) planteó en la discusión nuevamente que “la reforma del retiro de fondos fue aprobada en la Cámara de Diputados por un cuórum de 3/5, en tanto lo que correspondía era un cuórum de 2/3″. Ante ello, propuso recurrir al Tribunal Constitucional para sancionar la presunta irregularidad del procedimiento.
El nuevo supercuórum
El punto es que ahora el debate sobre el proyecto está radicado en el Senado. Si se instalara la idea de parte de Chile Vamos de que ya no vale el cuórum de 3/5, sino el supercuórum de 2/3, los partidarios del retiro deberían conseguir 29 votos.
Hasta este lunes 20 de julio en la mañana, solo tenían 28. Pero el senador UDI José Miguel Durana, en Primera Pauta, de Radio PAUTA, reveló finalmente su posición: “Estoy muy abierto a votar a favor del 10%”.
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Incluso siendo más explícito, añadió: “Si la votación fuese en una hora más, habría cinco parlamentarios de Chile Vamos que votarían a favor del retiro del 10%”.
Es decir, con Durana se concretaría el supercuórum de 2/3 para que la iniciativa supera la máxima exigencia legislativa en la Cámara Alta.
Con las indicaciones que se le hagan, pasaría de ese modo de vuelta a la Cámara Baja. Allí, sin embargo, no están -por ahora- los votos que le permitan sortear aquel mismo supercuórum.
¿Veto o Tribunal Constitucional?
El proyecto de ley de reforma constitucional es, como han advertido numerosos constitucionalistas, un “resquicio legal”. Al usar ese mecanismo, se evitó la inadmisibilidad por inconstitucionalidad de una iniciativa legal que, dado que irroga gasto fiscal y corresponde a una materia de seguridad social, solo pudo ser ingresada al Congreso mediante un mensaje presidencial, como establece el artículo 65 de la propia Carta Fundamental.
La primera opción a la vista para evitar su aplicación sería un veto supresivo presidencial, que consiste en la eliminación completa del articulado de una iniciativa aprobada por el Congreso. Aquella prerrogativa es de larga data en Chile, pues incluso estaba estampada como principio en la Constitución de 1833.
El problema para el Ejecutivo es que si el Presidente vetara el proyecto, la iniciativa debería volver al Congreso para una última votación: solamente con 2/3 de los votos en cada Cámara, los parlamentarios podrían anular el veto presidencial y obligar al Ejecutivo a la promulgación de la moción.
De ese modo, si los senadores que actualmente se inclinan por apoyar el retiro del 10% mantienen para entonces su enfrentamiento con La Moneda, incluyendo aquellos del propio bloque oficialista, el Presidente podría enfrentar en el Senado una derrota peor de las que ya ha registrado hasta ahora en el Legislativo. Su única esperanza se alojaría en la Cámara de Diputados, donde aún conserva, en teoría, un oxígeno en el supercuórum de 2/3.
Ahora bien, si un requerimiento ante el Tribunal Constitucional se instala como la idea alternativa, todo se jugaría en la decisión de los 10 ministros de aquella entidad autónoma. Y la decisión del TC, a diferencia del veto presidencial, no es apelable.