Piñera recuerda a Piñera: la vieja fórmula para el nuevo equipo de La Moneda
El Presidente Piñera volvió a su esquema de 2011: lleva a parlamentarios al Gabinete, acalla las voces oficialistas críticas y satisface a los partidos más grandes de la coalición.
La citación era para las 12:30. A esa hora, los ministros salientes y entrantes debían estar en La Moneda para para concretar el quinto cambio de gabinete de la segunda administración del Presidente Sebastián Piñera. Durante la mañana corrieron varias apuestas y nombres, sin embargo, la fórmula que ocupó para hacer el nuevo ajuste ministerial era conocida y similar a la que empleó el mismo Mandatario en 2011: recurrir al Congreso para neutralizar la desafección de su propio sector.
Hace nueve años apuntaló a su Gobierno con los entonces senadores Evelyn Matthei (UDI), Pablo Longueira (UDI) y Andrés Chadwick (UDI). En el 2020 la estrategia se reeditó con los diputados Jaime Bellolio (UDI), Mario Desbordes (RN), y los senadores Víctor Pérez (UDI) y Andrés Allamand (RN), con este último repitiéndose en ambos cuadros, pero en distintos cargos.
Así se puede leer la jugada que hizo Piñera este martes para dar vuelta la página, después del golpe profundo que dejó la ley que permitirá el retiro del 10% de los fondos previsionales. Dejó ir a uno de los últimos bastiones del “piñerismo” al concretarse la partida de Gonzalo Blumel (Evópoli) de la cartera de Interior, pero abrió la puerta a los partidos más grandes de la coalición, incluso a los más críticos con la idea de calmar las aguas.
El Presidente lo conversó con varios dirigentes antes dar por zanjada la apuesta, que implica el fin del “superávit” de Evópoli (con Blumel y con el ministro de Hacienda, Ignacio Briones) en el Comité Político.
Costó dar con la mejor combinación, admiten en Palacio, en especial con el cupo del Segpres. Pese a la petición del Mandatario, Claudio Alvarado (UDI) pidió dar un paso al costado y no dejar solo a Blumel con los costos políticos. Se tantearon varios nombres para la cartera que lleva la relaciones con el Congreso, entre ellos, los salientes Teodoro Ribera y Alberto Espina, quienes no aceptaron el cargo que, finalmente, quedó en manos de Cristián Monckeberg (RN).
“Convoco a este nuevo Gabinete y a todo Chile Vamos a emprender esta nueva etapa de Chile y de nuestro Gobierno con un verdadero espíritu constructivo con unidad, convicción y responsabilidad”, señaló Piñera al darle bienvenida a su nuevo equipo y con el que espera terminar los próximos 20 meses. Esto significa pandemia, reactivación y un ciclo electoral intenso.
La crisis del oficialismo y la tensión permamente con La Moneda empujó a que la decisión presidencial estuviera marcada por el ingreso de cuatro parlamentarios y dos enroques: Karla Rubilar a Desarrollo Social y Monckeberg a la Segpres. De ellos, tanto en la UDI como RN quedaron representados en sus líneas más oficialistas y también en las disidencias. En resumen, la idea era que estuvieran representadas “todas las sensibilidades”, dicen en La Moneda, desde la derecha más tradicional y dura a la “derecha social”. Aunque no todos lo leyeron así.
En la UDI claramente sacaron cuentas alegres.
“Me parece bien. Es una mirada inteligente”, dice a PAUTA la senadora y presidenta de la UDI, Jacqueline Van Rysselberghe, quien apostó a ganadora y lo consiguió, pues su partido recuperó Interior con la llegada de un nombre de su plena confianza: el nuevo ministro Pérez. Y si bien perdió la Segpres con la salida de Alvarado, se quedó con la vocería que desde este martes comanda Bellolio, un reconocido disidente de la mesa de Van Rysselberghe, pero que en esta pasada se suma como un triunfo de la tienda de calle Suecia. “Hace mucho rato que con Bellolio me reconcilié”, reconoce la timonel de la UDI.
Además, el propio Bellolio ha dicho que pasó de apoyar el Apruebo a sumarse al Rechazo en el Plebiscito.
Desde la bancada de diputados, María José Hoffmann valoró como un gran acierto la llegada de Bellolio. “Es parte de una nueva generación de una derecha sin complejos que defiende sus convicciones, pero sobre todo en esta etapa que sabe de diálogo”, dijo la diputada. Hoffmann suena como posible candidata para el dirigir el partido en las próximas elecciones internas.
Para el senador y uno los “coroneles” de la UDI, Juan Antonio Coloma, este fue un cambio importante, una nueva forma de entender el Gobierno. “Valoro que se hayan integrado todas las visiones dentro de la coalición gobernante”, explicó.
El golpe a RN
El ejemplo más claro de la estrategia piñerista fue la llegada del expresidente de RN a Defensa y de Allamand a la Cancillería. El jefe de bancada de diputados Sebastián Torrealba destacó que ahora todo “el tonelaje político de Renovación Nacional ingresaba al Gabinete”, y su par Diego Schalper comentó en Pauta Final, de Radio PAUTA, que “era importante que el Gobierno volviera a ser el Gobierno de Chile Vamos y no el Gobierno del Presidente Sebastián Piñera“.
Pero la decisión dejó al partido en un limbo ante las próximas elecciones internas.
La relación Desbordes-Allamand pasaba por días malos. Discusiones y acusaciones públicas que solo acentuaban la división entre las dos almas de RN. Mantener a ambos en el Congreso o solo a uno de ellos en el Gobierno era declararle la “guerra” al otro, explican en el oficialismo. Así, el Presidente optó por ofrecerles cargos a ambos. Hay precedentes: fue la decisión que tomó Piñera I cuando invitó a su equipo al mismo Allamand en enero de 2011 (en ese entonces a Defensa) y al entonces líder político de la UDI, Pablo Longueira (a Economía), en julio del mismo año.
“Hubo diferencias entre el senador Allamand y el diputado Desbordes, pero le puedo asegurar que no hay ninguna diferencia entre el ministro Allamand y ministro Desbordes. Los dos estamos trabajando por nuestro Gobierno, por Chile, por nuestra coalición y le puedo asegurar 100% que estamos de cabeza en eso y no existe hoy ninguna diferencia”, agregó el nuevo titular de Defensa.
La partida de Desbordes de la bancada y de la dirigencia fue resistida por varios en su partido. Incluso, según cercanos del nuevo ministro, la presión para no aceptara el cargo fue “grande” y que cedió recién a media mañana. “No se puede desoír el llamado del país, de la patria y del Presidente al República y menos en momentos tan difíciles como estos”, dijo el ministro de Defensa. Un argumento que también dio al interior de la tienda de Antonio Varas. RN así quedó con tres expresidentes en el Gabinete: Allamand, Monckeberg y Desbordes. Si eso no es suficiente para ordenar las filas, no hay qué, dicen en Chile Vamos.
Sin embargo, algunos como el diputado Andrés Celis o la diputada Ximena Ossandón apuntaron a que la salida del ahora extimonel de RN del Congreso y de la dirigencia de Renovación Nacional era una “gran pérdida” y una forma de “aplacar” el estilo de Desbordes, el mismo que lo llevó a liderar las conversaciones con la oposición, a marcar en las encuestas y que muchas veces incomodó a La Moneda.
“Me siento huérfana. Él estaba siendo vocero de una derecha social”, dijo Ossandón, quien acusó que con el ingreso de Desbordes a Defensa ese discurso “se opaca y se desminuye”.
Pérez: más Chadwick, menos Blumel
Con un Gabinete que representa a “todas las corrientes”, el ministro Pérez deberá enfrentar el desafío de hacer un “nuevo trato” entre el Gobierno y los partidos oficialistas. De hecho, hace semanas que el Comité Político Ampliado está en el congelador y permanecerá así hasta nuevo aviso, explican desde Palacio, hasta que sepa cómo se reordenarán las colectividades.
En su primer punto de prensa, Pérez adelantó sus primeras líneas de trabajo: la unidad de la coalición, por supuesto, y uno de los temas clave para el sector: La Araucanía. “Este es un nuevo Gabinete que inicia una nueva etapa, una nueva etapa de diálogo, de conversación, de unidad de Chile Vamos”, dijo el exparlamentario. El mismo día de su estreno partió con un pequeño triunfo: el Senado no consiguió el cuórum necesario para revocar aspectos centrales vetados por el Ejecutivo en el proyecto que restringe el corte de los servicios básicos por no pago.
Con 30 años en el Congreso, primero como diputado y luego como senador, Pérez conoce de memoria los pasillos de Valparaíso. Incluso, un rato antes de asumir sesionó por última vez en la Comisión de Constitución, donde se despidió sus colegas parlamentarios. Pérez llega a Interior en un estilo más parecido al de Andrés Chadwick, dicen en la UDI, distinto al de Blumel.
“Son historias de vidas distintas. Víctor Pérez tiene una experiencia política grande. Entiende el mundo parlamentario, por lo tanto, no tengo ninguna duda que toda esa experiencia le va a ayudar mucho para sacar adelante con éxito este nuevo desafío”, asegura la presidenta de la UDI.
Si bien en la oposición reconocen las herramientas dialogantes y “buen trato” del nuevo titular del Interior, varios apuntaron a que el Gobierno con este ajuste viraba más a la derecha que al centro. Más aun porque, salvo Desbordes, los nuevos ministros han dicho que apoyaran el Rechazo en el próximo Plebiscito de octubre.
De hecho, esa fue de las primeras explicaciones que debieron dar los nuevos ministros. “Este no es el Gabinete del Rechazo, es el Gabinete que no quiere descansar hasta que todas las personas podamos salir bien de la pandemia y podamos recuperarnos cuanto antes”, explicó el recién estrenado vocero de Gobierno.
Pérez y compañía deberán recomponer los ánimos del oficialismo en tiempo récord. Por lo pronto, deberán dar señales de su estilo -que dependerá, entre otras cosas, de cuánta manga le dará el propio Presidente- para dirigir el equipo en La Moneda: con una UDI más satisfecha, un Evópoli reducido tras la partida de Blumel y un RN que quedó con la extraña sensación de haber ganado y perdido a la vez.