Emiratos Árabes se une al club de países atómicos
Los emiratíes conectaron la primera planta de energía nuclear del mundo árabe a la red del país y empezó a generar electricidad.
Emiratos Árabes Unidos conectó la primera planta de energía nuclear del mundo árabe a la red del país y empezó a generar electricidad, cruzando el umbral final para convertirse en miembro del exclusivo club de naciones atómicas.
Construida y dirigida por una asociación con Korea Electric Power Corp., la planta de Barakah aumentará la producción gradualmente hasta alcanzar su capacidad máxima en unos meses, dijo Emirates Nuclear Energy Corp., su promotor, el miércoles. Barakah es el primero de cuatro reactores civiles que el gobierno planea poner en marcha para 2023.
La planta es un hito para Medio Oriente y Emiratos Árabes Unidos, una federación de siete miembros que incluye el centro de negocios Dubái, y Abu Dhabi, grande del petróleo. Se estima que los reactores, ubicados a lo largo de una franja de desierto escasamente poblada en la costa del golfo Pérsico de Abu Dhabi, costarán US$ 25.000 millones. El gobierno espera que produzcan hasta 5,6 gigavatios una vez que estén en pleno funcionamiento, o alrededor de una quinta parte de la capacidad de generación instalada actual del país.
Diversificar la obtención de energía
Emiratos Árabes Unidos, el tercer mayor productor de petróleo de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, está tratando de diversificar su suministro de energía nacional y disminuir su dependencia del crudo. Dubái tiene como objetivo satisfacer 75% de sus necesidades de energía solar y otras energías renovables para 2050.
El segundo reactor del país ya está construido y en fase de preparación para “estar listo para operar”, dijo el promotor. La construcción de las dos unidades restantes se encuentra en las etapas finales, dijo. Otros países árabes, como Arabia Saudita y Egipto, también están avanzando hacia la adopción de la energía nuclear a pesar de dudas sobre el costo y la seguridad.
En años pasados, las naciones árabes han intentado —y fracasado— construir capacidades nucleares. Bajo Saddam Hussein, Irak tenía un programa bien desarrollado hasta que Israel, un Estado nuclear no reconocido, sofocó sus ambiciones al destruir el reactor de investigación Osirak en un ataque aéreo en 1981. Irán, que no es un país árabe, ha operado las instalaciones de Bushehr desde 2011, pero Teherán enfrenta sanciones paralizantes de Estados Unidos por su programa atómico.