El Pantanal está en llamas
Tal como sucede en el Amazonas, en estos humedales que abarcan zonas de Brasil, Paraguay, Bolivia y Argentinalos agricultores comerciales serían en gran parte los culpables de la destrucción.
A unos 2.500 kilómetros al sur de la selva amazónica, otros ecosistemas únicos en su tipo están siendo víctimas del fuego y el hacha.
Los humedales del Pantanal de América del Sur, que se extienden a Brasil, Bolivia y Paraguay, se están quemando a un ritmo récord este año. En Brasil, un santuario que albergaba a algunos de los últimos guacamayos azules supervivientes del mundo dijo que fue devastado por el fuego. Y en Argentina, miles de hectáreas de humedales alrededor del río Paraná han estado ardiendo durante meses, con imágenes apocalípticas en las redes sociales que muestran la ciudad portuaria de Rosario rodeada de llamas rojas en julio.
Al igual que en el Amazonas, los agricultores comerciales son en gran parte los culpables de la destrucción, ya que despejan la vegetación durante la estación seca para pastorear el ganado y cultivar para exportar. Este año, obtuvieron una ventaja en Argentina y Brasil, ya que el continente se ha visto afectado por la sequía.
Ecosistemas versus actividad comercial
En julio, el número de incendios en el Pantanal, que tiene una extensión de alrededor de 210.000 kilómetros cuadrados, alcanzó el nivel más alto para dicho mes desde que se comenzaron a recopilar los datos en 1998, según el Instituto Nacional de Investigación Espacial de Brasil, conocido como INPE. La alarmante tendencia continúa en agosto, siendo septiembre históricamente el peor mes para las llamas. En toda Sudamérica, los incendios están en su punto más alto en una década.
Según dijo el secretario de Control y Monitoreo Ambiental de Argentina, Sergio Federovisky, a Infobae el 5 de agosto, estos incendios son el equivalente a lo que estaba sucediendo en la Amazonía el año pasado. Están tratando de cambiar un ecosistema, liberando tierras naturales para fomentar la actividad comercial.
Con los #incendios en las #islas, Rosario parece esta noche una de esas ciudades que en las películas están rodeadas por vikingos preparándose para invadirla. Foto de ahora. pic.twitter.com/xHeGFvTfS8
— Mariano Galíndez (@MGalindezpbiz) July 27, 2020
Si bien gran parte de la ira mundial por la deforestación se ha centrado en la selva amazónica, los científicos y ambientalistas dicen que la destrucción del Pantanal y otros humedales como este amenaza con empeorar aún más las sequías y empujar a especies enteras al borde de la extinción. De los 6.500 guacamayos azules que quedan en el mundo, 5.000 vivían en el Pantanal, pero el santuario que albergaba a la mayoría de ellos fue invadido por las llamas este mes, según Arara Azul, el instituto que busca proteger a las aves.
El Pantanal es tan grande como Bélgica, Suiza, Portugal y los Países Bajos juntos y alberga más de 4.500 especies de plantas y animales. Los humedales han sido denominados Reserva de la Biosfera y Patrimonio Natural de la Humanidad por la Unesco.
Reducción de los “ríos voladores”
El cambio climático causado por la quema del Amazonas ya ha reducido las corrientes de humedad en el aire conocidas como “ríos voladores”, dijo Iván Bergier, investigador de la división Pantanal de la empresa brasileña de datos agrícolas Embrapa. Eso está robando a los humedales las lluvias torrenciales estacionales que causan inundaciones anuales en el Pantanal. Este año, el aumento de los niveles de agua fue el más bajo en tres décadas después del calor extremo y las escasas lluvias que comenzaron a fines del año pasado.
Las precipitaciones por debajo del promedio continuarán en los próximos meses, lo que agravará aún más una sequía devastadora en el río Paraguay y posiblemente reducirá los niveles de agua allí al más bajo en 47 años, pronostica Embrapa.
Los períodos secos en general se están alargando, según un estudio de instituciones como Embrapa y la Universidad de Kentucky. El número de días de lluvia en el Pantanal durante el verano, que va de diciembre a marzo en el hemisferio sur, cayó 25% a 32 entre 1926 y 2016, dijo Bergier. Eso coincide con un aumento de 70% en la superficie dedicada a la ganadería y los cultivos en el bioma en 20 años hasta 2018, según Mapbiomas.
Bergier afirmó que la temporada de lluvias más corta combinada con temperaturas más altas han convertido la vegetación verde en una biomasa seca lista para ser quemada.