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El enredo de los múltiples términos climáticos diluye las responsabilidades

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Bloomberg
POR Francisca Rivera |

Carbono neutralidad, cero emisiones o incluso neutralidad climática. Todos suenan parecidos, pero no son lo mismo. Y el idioma de cada país confunde aun más los términos.

California y China se fijaron metas para “lograr la neutralidad de carbono” para 2045 y 2060, respectivamente. Sin embargo, solo California confirmó que pondrá fin a su aporte al calentamiento del planeta. Es posible que, después de 2060, a China todavía le falte mucho para lograrlo.

¿Confundido? No se preocupe, no es el único. Y es posible que la culpa la tenga el uso de palabras poco precisas.

El objetivo de California incluye reducir las emisiones de todos gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono, el metano y el óxido nitroso, y compensar lo que no puede reducir, según la Junta de Recursos del Aire de California. El objetivo de China solo se centra en el dióxido de carbono, según Jiang Kejun, investigador de la Comisión Estatal de Desarrollo y Reforma, el principal organismo económico del país. Esa no es una diferencia pequeña, aunque tanto el entonces gobernador, Jerry Brown, en su orden ejecutiva de 2018, como el presidente Xi Jinping, en su discurso la semana pasada ante las Naciones Unidas, hayan utilizado el término “neutralidad de carbono”.

El dióxido de carbono representa solo tres cuartas partes del impacto que tienen los humanos en el calentamiento del planeta. Otros gases de efecto invernadero (GEI) tienen diferentes impactos en función de sus químicas específicas. Por ejemplo, el metano puede atrapar muchas veces más calor por molécula que el dióxido de carbono, pero vive en la atmósfera durante un período mucho más corto. El potencial de calentamiento global del metano es cerca de 56 veces mayor que el potencial del dióxido de carbono durante un período de 20 años, y de alrededor de 21 veces durante 100 años.

A menudo escuchamos más sobre el dióxido de carbono no solo porque es el gas de efecto invernadero más impactante, sino también porque probablemente es el más fácil de reducir y, por lo tanto, es en el que primero se enfocan las autoridades para alcanzar los objetivos de “neutralidad”. Reducir algunos gases de efecto invernadero distintos del CO2, como el óxido nitroso producido por la escorrentía de fertilizantes, puede ser mucho más difícil que encontrar reemplazos para los combustibles fósiles.

Aquí hay una forma de cuantificar la diferencia entre los objetivos de CO2 y los objetivos de GEI: para tener un 50% de posibilidades de estabilizar el calentamiento global en 1,5°C sobre los niveles preindustriales, el mundo debe alcanzar cero emisiones netas de dióxido de carbono en 2050 y cero emisiones netas de gases de efecto invernadero en 2067, según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), incluido el uso de emisiones negativas más adelante en el siglo.

Es por eso que Oliver Geden, investigador sénior del Instituto Alemán de Asuntos Internacionales y de Seguridad, dice que el objetivo cero neto de CO2 para 2060 de China “no se puede comparar directamente” con el objetivo cero neto de gases de efecto invernadero fijado por California (2045), el Reino Unido (2050) y la Unión Europea (2050). Tampoco debería ser una sorpresa, porque el Acuerdo de París reconoce que los países ricos tienen una mayor carga histórica de emisiones y, por lo tanto, deberían reducir las emisiones antes que los países pobres.

“Neutralidad climática”

Muchos líderes europeos han estado usando otro término para diferenciar estos objetivos. “Trabajamos para lograr una neutralidad climática en 2050, que no se relaciona solo con el carbono, sino también con otros gases”, dijo en marzo Frans Timmermans, vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea.

Pero incluso eso no es lo suficientemente bueno para los científicos climáticos. “No sé qué significa realmente la neutralidad climática”, dijo Glen Peters, director de investigación del Centro de Investigación Climática Internacional (Cicero, por sus siglas en inglés). “Hay posibilidad de una mala interpretación“.

El impacto de la humanidad en el sistema climático va más allá de simplemente lanzar gases de efecto invernadero a la atmósfera. Los vehículos y las fábricas también expulsan material particulado o aerosoles a la atmósfera que pueden reflejar la luz solar e incluso, sorprendentemente, reducir el impacto de los gases de efecto invernadero que atrapan el calor. Ser climáticamente neutral, entonces, también significaría detener cualquier contaminación por material particulado, pero eso no es algo que la UE haya prometido.

Peters y Geden prefieren usar los términos “dióxido de carbono cero neto” o “gases de efecto invernadero cero neto” porque esos términos tienen un significado más preciso. Eso no significa que todos dejen de usar otros términos, pero facilitaría unificar criterios a la hora de presentar dichos compromisos y explicarlos claramente.

Geden dice que la confusión en torno a estos términos climáticos está “generalizada” entre periodistas, organizaciones no gubernamentales y encargados de política. Y la comunicación en diferentes idiomas no hace más que empeorar las cosas. Cuando la ministra de Medio Ambiente alemana, Svenja Schulze, tradujo la reacción de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, al compromiso de China para 2060, lo llamó un compromiso con la “neutralidad climática” (klimaneutralität) en lugar de “neutralidad de carbono” (kohlenstoffneutralität). La diferencia a largo plazo podría significar vivir en dos planetas diferentes.