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Los puntos ciegos de la suspensión de Becas Chile

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ANID
POR Eduardo Olivares |

El Ministerio de Ciencia celebró su primer año anunciando el cierre de la convocatoria 2021 del mayor programa de inversión en capital humano del país. Las críticas son amplias.

El 1 de octubre de 2019 hubo festejos en la comunidad científica: el aparato del Estado le hacía un espacio oficial a “la ciencia” con la puesta en marcha del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación. Para el máximo puesto, además, entraba uno de ellos: el académico y biólogo Andrés Couve Correa.

La primera innovación fue tener presencia nacional de una manera eficiente: en vez de una Seremi por región, se instalaron oficinas en cinco macrozonas geográficas. Y en otro paso fundamental, la antigua Conicyt, encargada de los programas de becas de posgrado y fondos de investigación, se modernizó para transformarse en la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID).

Todo lo demás constante, había elementos para trazar la hipótesis de que a partir de 2019 el fomento a la investigación científica chilena tendría desde el Estado un impulso tectónico y definitivo.

Pero claro, no fue todo lo demás constante. En el camino se cruzaron primero el estallido social, que obligó a Hacienda a reordenar sus prioridades de gasto fiscal, y en 2020 la pandemia del coronavirus, que mermó los ingresos y forzó a un nuevo y drástico criterio de jerarquización del gasto.

La Dirección de Presupuestos auscultó las partidas y las glosas de cada repartición pública. Y al pasar por el Ministerio de Ciencia, obligó a sus autoridades a elegir. Y las autoridades lo hicieron: en el primer aniversario de su cartera, resolvieron eliminar la convocatoria 2021 a las Becas Chile, que financian los estudios de posgrado de miles de investigadores en las mejores universidades en el extranjero. El mismo ministerio ya había cercenado la convocatoria 2020 a las Becas Chile de Magíster pero mantuvo las del Doctorado.

“Todo lo que sabemos hoy sobre el Covid-19 es gracias a las ciencias e investigación. Suspender Becas Chile 2021, más la disminución en presupuesto para becas nacionales, muestra una despreocupación en la formación de profesionales, de talentos que puedan aportar al desarrollo sustentable del país, y enfrentar de mejor manera los desafíos futuros como adaptación a la crisis climática, cambio en modelo productivo, etcétera”, critica Adriana Bastías, presidenta de la Red de Investigadoras.

Una serie de parlamentarios, entre ellos los senadores Jorge Pizarro (DC) y Guido Girardi (PPD), ya anunciaron su oposición al recorte.

Así, pareciera que la hipótesis nula arrebató en octubre de 2020 los festejos de octubre de 2019.

El maquillaje

Andrés Couve está indudablemente en la lista de los científicos de más sólida trayectoria en la academia. Estudió en el Saint George’s, se tituló como biólogo por la Pontificia Universidad Católica de Chile y supo de los rigores de la vida doctoral mientras cursó su PhD en biología celular en la Escuela de Medicina Mount Sinai, de Nueva York. Continuó luego una investigación posdoctoral en neurociencia en Londres, en la University College London (UCL). En ese entonces no existía Becas Chile, por lo que financió sus estudios de otra forma.

En Chile, el actual ministro terminó fundando un laboratorio con su propio nombre, el Couve LAB, en el seno de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.

En diciembre de 2018, en una entrevista con revista Capital, dijo que uno de sus objetivos era nutrir de competitividad el ambiente científico. Pero con recursos. Por eso cuestionó entonces con dureza a la administración saliente de Michelle Bachelet. “Este gobierno no ha manifestado un interés real por la ciencia. La Presidenta ha dicho mucho que la ciencia es importante para el desarrollo del país. Pero esa importancia debe reflejarse con fuerza en el presupuesto. El resto es maquillaje”, respondió Couve.

Pero con él ahora como ministro -y cierto, en un contexto de crisis-, el presupuesto para 2021 se estancó. Crece en 2,6% la institucionalidad, pero cae en 21,4% el dinero para la formación de capital humano avanzado.

Cuadro resumen del Presupuesto 2021 del Ministerio de Ciencia.
Cuadro resumen del Presupuesto 2021 del Ministerio de Ciencia.

“Es necesario aclarar si el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación se la va a jugar por un fortalecimiento estructural significativo de nuestro sistema científico”, desafía Pablo Astudillo, miembro fundador del Movimiento Más Ciencia para Chile. Le resulta preocupante el panorama presupuestario, dado el bajo gasto del país en I+D (0,35% del PIB para el año 2018).

El principal damnificado del Presupuesto 2021 fue el programa Becas Chile, que financia los estudios de magíster, doctorado y posdoctorado -entre otros- en las mejores universidades en el extranjero. Es distinto de las llamadas Becas Conicyt, o becas nacionales, que apunta al mismo financiamiento pero en los centros de educación superior en Chile.

“Probablemente las consecuencias de esta decisión política no las veremos ahora, pero se arrastrarán por varios años considerando que no se han dado soluciones eficaces para las becarias y becarios actuales, dejándoles en una situación deplorable, donde las mujeres con la triple jornada de trabajo y la crisis de cuidados generada por Covid-19 son las más afectadas”, dice Adriana Bastías.

Para Claudio Fuentes González, politólogo y director de Administración Pública de la Universidad Austral, hay al menos dos aristas en esta decisión: la técnica y la política. La técnica: la Dirección de Presupuestos nunca ha evaluado este programa, por lo que no existe evidencia de problemas de diseño y ejecución. En segundo lugar, agrega, la política, que “se refiere a la oportunidad coyuntural para dejar sin efecto una de las políticas públicas de continuidad del primer gobierno de la presidenta Bachelet (desde 2008 al presente) por parte de un gobierno de derecha”.

Becas Chile

El programa Becas Chile fue creado en 2008, justo en medio de la crisis subprime cuya magnitud fue tan grande que quedó bautizada como la Gran Recesión. Fue el Ministerio de Hacienda encabezado por Andrés Velasco, con Bachelet I, el que destinó millones de dólares que habían sido ahorrados para financiar un programa permanente para mandar a los mejores centros de estudio del mundo a una amplia generación de chilenos y extranjeros avecindados en Chile. 

Entre 2010 y 2019 hubo 3.805 seleccionados para magíster y 3.555 para doctorado en el extranjero, en los procesos regulares de Becas Chile sin convenios especiales. En la convocatoria de este año fueron adjudicadas 360 Becas Chile de doctorado y cero de magíster, mientras que para las becas nacionales (conocidas como Becas Conicyt) hubo 850 para doctorado y 251 para magíster.

ANID cuenta con estadísticas que muestran la exigencia que se impone a todos los becarios -Conicyt y Becas Chile- en materia de desempeño académico en el pregrado. 

Por otra parte, entre los requisitos para obtener una Beca Chile está que la universidad de destino esté entre las más prestigiosas del mundo. Según la adjudicación 2019, el 63% de los beneficiarios fue aceptado por alguna de los 100 mejores planteles del planeta. Y el 90,7% por alguna de las mejores 200 universidades, según la información oficial de la ANID.

La misma agencia mide el ranking de las universidades chilenas de acuerdo con determinadas áreas prioritarias. Así, por ejemplo de contexto, sitúa un área de ciencias naturales de la Universidad Católica como 747° en el ranking mundial de esa categoría.

Becas Chile proporciona el dinero de los pasajes, un monto de manutención para el beneficiario y su familia, y otros gastos. Además, paga los aranceles de la universidad de destino. Las becas nacionales se ahorran varios de esos costos. La diferencia entre el gasto asociado a las becas en el extranjero respecto de las adjudicadas para realizar un posgrado en Chile son más notorias para el magíster (debido al mayor costo relativo de los programas foráneos) que para el doctorado, según se aprecia en el gráfico a continuación.

Estos datos son relevantes para entender algunos de los factores recogidos por el Ministerio de Ciencia en su decisión. Sus autoridades han comentado que el programa de Becas Chile “es caro”.

Tal vez las señas más claras al respecto las entregó la subsecretaria de Ciencia, Carolina Torrealba (bióloga y doctora en biología celular y molecular por la UC), cuando hace un par de años no había entrado aún al Gobierno. En abril de 2018, en medio del debate sobre la creación de la institucionalidad del sector, Torrealba concedió una entrevista a revista Capital en que indicó: “Lo que hizo [Andrés] Velasco fue pensar en un Chile distinto, tirar el tejo pasado, mandar a todos a educarse afuera. Sé que esto es políticamente incorrecto, pero fue una política agresiva y ambiciosa, y yo la rescato [pero] hay que modificarla, repensarla. Ahora tenemos que fortalecer los doctorados nacionales”.

En todo caso, el presupuesto de las becas nacionales desciende en 2,9% en la propuesta presupuestaria 2021, como criticó el diputado Víctor Torres (DC).

Claudio Fuentes (U. Austral), en cambio, cree que el Ministerio de Ciencia debió primero definir sus objetivos de impacto incluso en la gestión.

“Es preciso fortalecer la academia nacional por medio de investigación de vanguardia y diseñando programas de magíster y doctorados que contribuyan al desarrollo de las áreas prioritarias y del país, lo cual se logra (re)insertando a los graduados y teniendo una política de largo plazo”, afirma. Sugiere que “es pertinente mirar hacia otros espacios laborales, como el Estado o la empresa privada” para acoger a los becarios de Becas Chile y “el Estado debe seguir financiando programas en el extranjero que no estén en la oferta nacional de magísteres y doctorados”.

Problemas lógicos

El ministro Couve relevó que el presupuesto de su cartera “resguarda el sistema nacional de investigación” vía becas nacionales, Fondecyt y otros fondos, los cuales en todo caso no aumentan respecto de 2020 pese a una creciente demanda de los científicos en Chile. En segundo lugar, destacó que se fortalecen “las capacidades institucionales” y, tercero, la promoción de instrumentos como Startup Ciencia por su vinculación con el sector privado. En rigor, las “capacidades institucionales” se refieren al traspaso de entidades -o el origen del financiamiento- desde otros ministerios o reparticiones a Ciencia; y Startup Ciencia, por ejemplo, era de Corfo.

La paradoja, señaló la columnista de La Tercera Paula Escobar este domingo, es que “antes había becas y no ministerio. Ahora, al revés. ¿No sería mejor tener dinero para invertir en becas para los jóvenes chilenos?”. Y agregó: “Llama la atención -además- la rapidez con que el ministro ha aceptado -y defendido- el recorte”.

“Fue una situación muy difícil”, dijo el ministro Couve el viernes en La Moneda. “Lo hicimos porque necesitamos resguardar nuestro sistema nacional de formación de estudiantes”.

Sin embargo, las declaraciones de Couve para justificar el recorte a Becas Chile fueron las siguientes: “El año 2021 existen muchísimas incertidumbres respecto a las universidades internacionales. No sabemos si los estudiantes podrán acceder presencialmente a las clases, a los laboratorios […] Esto es una suspensión temporal de la convocatoria 2021 solamente. Todos los estudiantes que ya tienen Becas Chile podrán continuar y terminar con sus programas”.

Ese argumento tiene dos inconvenientes iniciales y además dos complicaciones lógicas.

El primer inconveniente es que las mejores universidades del mundo sí están funcionando y recibiendo a estudiantes, como sucede con el Reino Unido según comentó a PAUTA el embajador (i) de ese país en Chile, Ian Duddy. En Estados Unidos, algunas como Harvard incluso aceptan estudiantes pese a que habrá documentación faltante en las postulaciones. El segundo inconveniente es que el primer año de un doctorando suele estar dedicado a asistir a cursos y a la revisión de la literatura sobre la cual realizará su tesis. Es decir, se trata de una fase especialmente lectiva que en medio de la pandemia se ha estado efectuando de modo telemático en un sinnúmero de campos.

La primera complicación lógica es que es este año el más duro por la pandemia, y no obstante se otorgaron ya 360 becas de doctorado en el extranjero. Las clases en el hemisferio norte partieron en septiembre u octubre, aunque haya sido en forma virtual. Así, es dable suponer que no será 2021, sino 2020 el período complejo, y por lo mismo pierde sentido restringir por ese motivo la concesión de becas para el próximo año.

La segunda complicación lógica es que si fuera cierto que los estudiantes no podrán acceder a clases, aquello se aplica tanto en Chile como en el extranjero. Ante similar impedimento, entonces, no parece sólido el argumento de limitar las becas para estudiar en las mejores universidades del mundo, ni tampoco el ministerio ha comentado si exploraron la opción de financiar becas “más baratas” que por ejemplo permitieran a los estudiantes quedarse en Chile (sin el costo de los pasajes) mientras asisten en forma virtual a aquellos planteles foráneos.

PAUTA intentó infructuosamente conversar con el ministro Couve para que respondiera estas dudas específicas.

“Esta decisión debió estar acompañada de algún programa ‘puente’ que permitiese a los investigadores e investigadoras jóvenes seguir desarrollando investigación mientras se mantiene la decisión respecto al programa de Becas Chile”, comenta Pablo Astudillo, además autor de Manifiesto por la Ciencia (2016, Catalonia) y el recién publicado La Ciencia Liberada (2020, RIL). “Se está asumiendo, quizás de forma equivocada”, continúa, “que nuestro sistema científico tiene la capacidad de absorber a los investigadores e investigadoras que planeaban continuar su formación fuera de Chile. Y es posible que esa capacidad de absorber a estos profesionales no esté instalada”.

En cuanto a que todos los estudiantes que ya tienen Becas Chile puedan terminar sus programas,  como planteó el ministro, aquello es cierto menos para un conjunto de 290 becarios que debido a la pandemia tuvieron serios problemas en la última etapa de sus tesis. Pese a que solicitaron por muchas vías una extensión del financiamiento, fue a través de una nota en su web -no enviada como comunicado de prensa- que la ANID informó el miércoles 30 de septiembre sobre “la imposibilidad de acceder a la petición de extensión universal y extraordinaria para el pago de manutención y arancel por seis meses adicionales”.

El Ministerio de Ciencia había gestionado ante la Dipres una solución. Tras fracasar en esas negociaciones, ha planteado que el Decreto Supremo 664 de 2008 impide extender los beneficios económicos, como pedían los estudiantes relegados. Eso es cierto, pero también lo es que puede ser modificado por otro decreto. De hecho, el Decreto 261 de 2016 cambió numerosos aspectos del decreto supremo original. La gestión esa vez la efectuó el Ministerio de Educación, que en ese entonces era la entidad que administraba Becas Chile por medio de Conicyt.