Solo va quedando la Comisión Mixta: el probable camino de los escaños reservados
No hay consenso sobre los cupos a representantes de los pueblos originarios. La última salida: rechazar todo lo que resta votarse.
“Nos iremos a mixta. Y ahí, la oposición que no ha cedido nada, ni un centímetro, tendrá que ceder”, decía un ministro político en la antesala de la primera votación sobre la eventual incorporación de escaños reservados para pueblos originarios en la Convención Constitucional. El escenario es complejo. Las indicaciones aprobadas un par de semanas atrás en la Comisión de Constitución del Senado no garantizaron nada: la propuesta era de la oposición y se impuso 3 a 2.
“Eso no es consenso”, dijo el martes el ministro de la Segpres, Cristián Monckeberg. Y estaba en lo cierto: este jueves, la Sala del Senado rechazó los puntos que la centroizquierda e izquierda habían aprobado a fines de octubre, y el miércoles ya había rechazado la propuesta que el oficialismo repuso. Hasta ahora no se ha aprobado absolutamente nada y, en el más probable de los casos, tendrán que volver a verse las caras en una Comisión Mixta. La “mixta” prevista por La Moneda el martes y que desde octubre vienen anticipando los mismos legisladores.
Ahí, senadores y diputados de un lado y del otro tendrán que encontrarse en algún punto en la distancia que los separa. En el oficialismo ya se habían movido de una propuesta inicial y ofrecieron, en última instancia, 15 escaños dentro de los 155 y con un padrón especial.
En la oposición siguen postulando la misma idea central que en agosto: 24 escaños reservados adicionales a los 155, uno más para afrodescendientes, y un padrón abierto el mismo día de la elección, que garantice que quienes quieran votar por dichos cupos lo informen en el momento, sin necesidad de acreditar “calidad indígena”.
Dilatando la discusión
El Gobierno quería despachar en noviembre la reforma, pero en la práctica no ha habido tanta urgencia. El debate se reprogramó más de una vez y el martes 17 incluso corrió el riesgo de ser suspendido por el partido de fútbol entre Chile y Venezuela. A pesar de que ya en agosto se habían conocido las propuestas de cada sector, los senadores no alcanzaron ningún acuerdo y desde fines de octubre preveían la mixta.
Ni siquiera hubo consenso en cuanto al cuórum con que se debiera votar la reforma. El oficialismo planteó que debía ser 2/3. La oposición, 3/5, y esa fue la regla que se impuso, razón por la que Chile Vamos anunció que iría al Tribunal Constitucional.
Pero ahora, y luego de tres días de debate y votaciones, el texto va quedando en blanco. La reforma que aprobó la Cámara de Diputados no dice nada y, por el cuórum que requiere para su aprobación, el Senado desechó tanto la propuesta del oficialismo como la de la oposición.
Las salidas que restan son pocas.
Los nudos
La propuesta original del oficialismo consideraba que el número de escaños reservados dependiera de la cantidad de gente con “calidad indígena” que se inscribiera en un padrón especial. Después de varias semanas de una mesa paralela, llegaron a una propuesta intermedia: 15 escaños reservados, dentro de los 155, con un padrón especial. En comisión fue rechazada y Renovación Nacional intentó reponerla este miércoles, sin éxito. Obtuvo 21 votos en contra y 20 a favor.
“Proporcionalidad” es una de las bases de la propuesta, lo que fue duramente criticado por la oposición. La iniciativa garantiza siete cupos para el pueblo mapuche, dos para los aymara y uno por cada pueblo de menor tamaño. En el caso de los changos y los coyas, es uno para los dos.
“Eso es violentar a nuestras comunidades. Se pretende que el pueblo chango se junte con otro pueblo, que ni siquiera recordó el pueblo el senador [Rodrigo] Galilea: son coyas. Decir ‘que se junten’ es desconocer la cosmovisión”, dijo Yasna Provoste (DC), senadora por Atacama y de ascendencia diaguita.
Los nudos continúan en si los escaños serán supernumerarios o no y en la necesidad de un padrón. La oposición busca que este no exista y que se permita votar por dichos escaños a cualquier ciudadano registrado en el padrón común. El número propuesto: 24 escaños, adicionales a los 155 ya aprobados.
“Lo más relevante es contar con un padrón indígena razonable y esta propuesta lo impide. Cualquier persona, aunque no tenga ninguna relación con un pueblo originario, por una simple amistad podría votar sin que jamás haya debido hacerlo”, argumentó Galilea para rechazar.
Esa propuesta tampoco pasó: la oposición la respaldó en bloque e incluso se sumó el senador Manuel José Ossandón (RN), pero los 24 votos a favor y 15 en contra no alcanzaron.
Las rutas a una salida
El Senado tendrá que sesionar al menos una vez más para terminar la tramitación de la reforma. Aún quedan pendientes las indicaciones que garantizan un porcentaje de personas con discapacidad en las listas de candidatos a la Convención, la que norma los gastos y reembolsos electorales y las que consignan condiciones especiales para el escaño Rapa Nui y para los afrodescendientes.
Así, los escenarios son los siguientes.
El primero: si el Senado aprobara alguna de esas normas, volvería a la Cámara para un tercer trámite. Si los diputados no respaldaran dichos cambios, irían a Mixta.
Si en cambio el Senado rechazara todas las modificaciones hechas, deberían votar en particular lo que se aprobó ya en general: el texto proveniente de la Cámara de Diputados, prácticamente vacío. Si se aprobara ese texto, la reforma estaría lista para ser promulgada. Pero no habría escaños reservados.
Si se rechazara, en cambio, automáticamente se debería conformar una Comisión Mixta.
Es poco probable que se apruebe alguna de las indicaciones pendientes, pues se requieren 3/5 de los senadores en ejercicio. Lo más factible, así, es que se rechace el texto original que salió de la Cámara y se fuerce una mesa entre diputados y senadores.
Es decir, los caminos apuntan a la Comisión Mixta.