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La mutación de la propuesta para un voto anticipado

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Agencia Uno
POR Cecilia Andrea |

La Segpres había dado luz verde a una propuesta que contentó a los diputados de Gobierno Interior, pero el exministro Monckeberg se fue y ahora la iniciativa cambió.

Sin voto electrónico ni voto postal, el Ejecutivo había dado su venia a la posibilidad de tener voto anticipado para las elecciones del 11 de abril. Fue uno de los últimos anuncios del exministro Cristián Monckeberg: una indicación sustitutiva al proyecto de sufragio vía correo, impulsado por la diputada PPD Andrea Parra, que permitiera únicamente a un grupo específico de personas votar presencialmente antes del día de la elección.

El ánimo entre los legisladores era positivo, incluso entre los de oposición que habían estado insistiendo infructuosamente al Gobierno con el voto postal. Pero esta semana la sensación cambió radicalmente. El martes, el nuevo ministro de la Segpres, Juan José Ossa, develó la propuesta que el Gobierno desarrolló luego de meses de trabajo con el Servel y varias organizaciones, y que bajó de un hondazo las expectativas que tenían los autores de la iniciativa en discusión.

Con un grupo objetivo mucho más acotado y con un plazo de anticipación de solo un día, Ossa señaló que es una propuesta centrada en mantener la certeza jurídica que inspiraba el sistema electoral chileno, su prestigio, un bajo costo y una relación directa con las consecuencias de la pandemia. Mas habrá conflicto y la luz verde con la que se estaba tramitando la iniciativa se convirtió, al menos, en una amarilla.

Una propuesta “conservadora”

La conversación estaba pendiente incluso desde antes del Plebiscito. Pero por el escaso tiempo que quedaba para legislar, tanto el Servel como el Gobierno se allanaron a la discusión para las elecciones de abril. A fines de diciembre, Monckeberg comprometió una indicación para resolver el voto anticipado de grupos de riesgo y otros imposibilitados de asistir el día de la elección.

La indicación llegó recién este martes y propone que puedan sufragar anticipadamente mayores de 70 años, embarazadas, quienes tengan algún tipo de discapacidad, y miembros de las FF. AA. y de Orden y Seguridad Pública. ¿Qué tan anticipado? No tanto: 24 horas antes. Quienes quieran participar del proceso deberían inscribirse ante el Servel entre 90 y 60 días antes de la elección, pero un artículo transitorio dentro de la propuesta del Ejecutivo pretende que las elecciones del 11 de abril también estén incluidas.

Quienes se inscriban y no acudan anticipadamente, podrían hacerlo de todas formas el mismo día de la elección. Las urnas las resguardará el personal de las FF. AA y esos votos recién se contabilizarán junto con los demás, cuando cierren las mesas el domingo.

El mismo Ossa aclaró que se trata de una propuesta conservadora, bastante más acotada que lo que se había conversado previamente y que Monckeberg había deslizado que sería. El 23 de diciembre, el exministro anunció que se incluiría también a personas que estuvieran trabajando en servicios de salud y, lo más relevante, que el plazo para votar sería “unos días antes”. En plural.

Los beneficios del voto anticipado que tanto el Ejecutivo como los parlamentarios argüían tienen relación con aumentar la participación en los casos de quienes no pudieran asistir a sufragar con el resto de la población; y ampliar el abanico de personas que hoy no tienen ninguna prohibición para ejercer su derecho, privados de libertad por ejemplo, pero que con el sistema actual no pueden hacerlo. Incluso, cuando se votó en general en la Sala de la Cámara de Diputados, la moción se aprobó con 125 respaldos y solo nueve rechazos y nueve abstenciones.

Las mayores objeciones tenían que ver con quiénes iban a resguardar los votos, el riesgo de la manipulación si fuera a través de correo, la premura con la que se estaba trabajando para una elección que ya casi está en marcha y la posibilidad de que existiera algún tipo de fraude al votar dos veces, por ejemplo. La fórmula que propuso el Gobierno se hace cargo de varias de esas críticas, pero también acota considerablemente las posibilidades de uso de la opción.

Cautela para innovar

La razón del cambio: “cautela a la hora de innovar”. Así lo comentaron desde el Gobierno, desde donde además acotan que solo con esos grupos se estaría hablando de 3,2 millones de personas y que, si la vara fuera más alta, sería “un experimento sujeto a riesgos”, en palabras de Ossa.

Lo que el ministro planteó, además, es que esa cautela se tradujo en reducir a los grupos objetivos en los que se estaba pensando y solo acotarlo a aquellos con mayor riesgo de ir a votar el día de la elección. Y entonces, en esa lógica, no era tan importante si era un día antes o una semana antes. No obstante, por motivos operacionales para las FF. AA. es mejor el sábado anterior; así, si se acuartelan el viernes, solo tendrían que hacer “dos movimientos”.

Las críticas fueron despiadadas. “Bajo estándar”, “decepción”, “engaño”, fueron parte de las palabras que se usaron en la comisión por parte de los diputados de izquierda. Parra, autora de la iniciativa de voto postal y próxima presidenta de la comisión de Gobierno Interior, critica que lo que ocurrió fue un “cercenamiento” del proyecto y responsabiliza directamente al Presidente Sebastián Piñera por él.

“No tiene sentido esta indicación. Está muy pensada con calculadora política. Aquí hay mucho miedo a que se desordene la cancha electoral, y por lo tanto el llamado es al Presidente, a que deje de gobernar con tanta pequeñez. Estamos hablando de un tema de Estado”, declara la diputada a PAUTA.

Y un poco más: ella y otros presentarán indicaciones para corregir los plazos y los grupos a los que se dirige la moción, a pesar de que es un proyecto que requiere necesariamente del patrocinio del Ejecutivo, pues implica gasto público. 

Las complicaciones

El mismo 23 de diciembre, Monckeberg fue consultado por la posibilidad de que personas privadas de libertad y quienes trabajen en jornadas extraordinarias fueran parte del primer piloto de voto anticipado. En ese minuto insinuó que no estaban incluidos en esta primera etapa, que había que actuar progresivamente y que, en un futuro, podría abrirse el escenario para otros grupos.

Meses antes, además, se discutió sobre la posibilidad de que enfermos de covid-19 o quienes estuvieran en cuarentena por ser contactos estrechos votaran por correo, anticipadamente, o mediante urnas móviles. La idea se descartó después de varias semanas con el tema sobre la palestra, por la dificultad que implicaba entregar la lista de enfermos al Servel. Y no se volvió a debatir oficialmente.

“Queremos incorporar también a personas en situación de faenas y no podemos, porque sería un día antes de la elección. Aún así lo tomamos y perfectamente se podría organizar a los segmentos que el Gobierno ha propuesto, por ejemplo a la mañana, y a la tarde abrir el proceso para las personas en cuarentena”, propuso la diputada Joanna Pérez (DC) este miércoles.

Parte de los diputados de la comisión esperaban que para abril esos temas pudieran ser zanjados. En febrero, el Congreso tiene un receso legislativo y recién volverá a operar en marzo, por lo que estos últimos días son clave para que el proyecto vea la luz a tiempo.

El camino intermedio

Complica el esquema el factor de que el texto base ya aprobado en primer trámite reglamentario incluye a los detenidos y a quienes estén en cuarentena. Además, hay una indicación de la diputada Catalina Pérez (RD) que busca incluir a los trabajadores del sistema de turnos; y otra del diputado Andrés Longton (RN), que busca universalizar el acceso a esta opción.

“Creo que vamos a avanzar en los días, pero lo más probable es que no en la universalidad. Como plan piloto para esta oportunidad, va a servir para aumentar la universalidad en las próximas elecciones. Tenemos que avanzar en que no se vote con un día de anticipación, sino que por lo menos con una semana, como se hace en todos los países del mundo que tienen implementado este sistema”, dijo Longton este miércoles, quien también es coautor del proyecto en tabla.

El subsecretario de la Segpres, Máximo Pávez, admitió que podría existir espacio para conversar. Pero con algo de reticencia. 

“Las fórmulas por supuesto que en el debate democrático siempre van a poder ser discutidas. El Gobierno hizo una propuesta responsable, que vamos a defender.  Compartimos la idea de que en algún momento esto puede ser para todas las personas, pero tenemos que tener en cuenta que estamos en una realidad que nos impone responsabilidad y progresividad”, contestó.

Este miércoles, además, el Ejecutivo anunció que le pondría suma urgencia a la tramitación del proyecto. Esto con el fin de que pueda discutirse durante los próximos días, en paralelo a las sesiones de sala, si es necesario; y que, de darse los tiempos, pueda despacharse al Senado antes de terminar el periodo legislativo.