Iván Aróstica, el protagonista insospechado en el TC
Su voto por no acoger a trámite el requerimiento de Gobierno contra el tercer retiro fue sorpresivo. Trabajó en el primer gobierno de Piñera y se enemistó con María Luisa Brahm.
“El punto central no es quién hace la ley. El punto central para el Tribunal Constitucional (TC) es qué tiene que hacerse para solucionarle el problema a la gente”.
La frase es del ministro del TC Iván Aróstica y la pronunció minutos antes de entrar al Pleno que terminó rechazando por siete votos contra tres admitir a trámite del requerimiento que presentó el Gobierno para declarar inconstitucional el proyecto del tercer retiro de fondos previsionales del Congreso. Tras ello el Presidente Sebastián Piñera resolvió promulgar la iniciativa que impulsó el Congreso.
Aróstica estaba rodeado de periodistas y, además, dijo algo que, horas más tarde, cobraría sentido cuando se conoció la decisión del Pleno: señaló que el escenario no era el mismo que cuando el TC declaró inconstitucional el segundo retiro de fondos el 30 diciembre de 2020 y que “para mí hoy hay situaciones que han cambiado, para bien o para mal”.
Y agregó: “Yo creo que todos los ministros van a abocarse a no repetir lo que dijimos el 30, no tiene sentido eso. Si alguien cree que vamos a calcar eso, no. Han ocurrido acontecimientos. Nosotros como conciudadanos sentimos y somos empáticos con la situación de la ciudadanía”.
El voto número 7
Las palabras de Aróstica fueron el preludio de lo que vendría poco después en el TC. Fue el séptimo ministro que en el Pleno echó por tierra las pretensiones del Gobierno. Así, se sumó a los votos de mayoría que ya habían emitido Rodrigo Pica, María Pía Silva, Gonzalo García, Nelson Pozo, José Ignacio Vásquez y Juan José Romero.
Por acoger el requerimiento del Gobierno solo hubo tres votos: la presidenta del TC, María Luisa Brahm, y Cristián Letelier y Miguel Ángel Fernández.
En el caso de Aróstica, en el Gobierno se daba por sentado que votaría tal cual como lo hizo en diciembre del año pasado. Entonces fue uno de los cinco votos que declaró inconstitucional el proyecto del segundo retiro. Un triunfo que La Moneda solo logró gracias al voto dirimente de Brahm.
Aróstica, en ese momento, tuvo además otro rol relevante. Fue el redactor de la sentencia que acogió por completo la tesis de Piñera y de su abogado Gastón Gómez.
Fallos de derechos humanos
Aróstica fue nombrado en el TC en 2013 -el cargo dura nueve años- con apenas un día de diferencia que María Luisa Brahm. Ambos fueron designados por el Presidente Piñera y coinciden en que los dos trabajaron en su primer gobierno: él como jefe de la División Jurídica del Ministerio del Interior durante 2010 y ella como jefa de asesores.
Si bien en los primeros años tuvieron una buena relación laboral, hubo un quiebre en marzo de 2020. En una entrevista, Brahm dijo que en el período previo a que ella fuera presidencia del TC, es decir cuando estaba Aróstica, “había causas detenidas en el Tribunal Constitucional por mucho tiempo, al límite de la corrupción”.
Fue un punto de separación no solo entre ambos jueces, sino que provocó un cisma que se mantiene hasta hoy y que se agudizó con la serie de denuncias por acoso y maltrato laboral en contra de Brahm. De hecho, la vista del tercer retiro se enfrentaba a este complicado escenario de crisis interna, lo que generó incertidumbre desde el principio.
Aróstica es parte de la Primera Sala del Tribunal Constitucional, que también integran Vásquez, Romero, Pica y Fernández.
Previamente a las acusaciones por la prensa de Brahm, esa sala que preside Aróstica era conocida pues paralizó -con los votos de Aróstica, Vásquez y Romero- varias causas de militares procesados por violaciones a los derechos humanos que presentaban recursos de inaplicabilidad por inconstitucionalidad. Esa dinámica también se produjo con el caso del fraude en el Ejército con el general (r) Humberto Oviedo.
Esa paralización de causas provocó en 2019 varios roces con el Poder Judicial. El entonces presidente de la Corte Suprema, Haroldo Brito, se quejó de ello en su cuenta pública.
Cuando Brahm asumió la presidencia del TC, en agosto de 2019, una de sus primeras gestiones fue respecto de las causas de derechos humanos y resolvió dejarlas disponibles y destacadas en la web institucional para que se vieran sus avances. Entonces, quedaban una docena de casos pendientes y dio plazo de 30 días para su sentencia.
Las razones de Aróstica
Haber sido nombrado por Piñera era una de las razones por las que en el oficialismo se pensaba que Aróstica votaría, usualmente, en esa línea.
Años atrás ya había votado por acoger el requerimiento de parlamentarios de Chile Vamos para declarar inconstitucional el párrafo del proyecto sobre libertades condicionales que exigía a los condenados por causas de violaciones a derechos humanos manifestar arrepentimiento para postular al beneficio. Fue la única que vez que, como presidente, usó su voto dirimente. En 2018 fue parte de los votos que acogieron un requerimiento, también presentado por parlamentarios de Chile Vamos, en que impugnaron el reglamento sobre objeción de conciencia de aborto tres causales.
Por ello, su voto por declarar inconstitucional en diciembre del año pasado el proyecto del segundo retiro de fondos no fue una sorpresa. Pero sí lo fue su decisión de este 27 de abril.
Si bien los fundamentos de quienes rechazaron acoger a trámite el requerimiento del Gobierno por el tercer retiro los está redactando el ministro Rodrigo Pica, el propio Aróstica dio luces de dos de sus razones su voto en contra.
La primera: dijo que la presentación del Mandatario no se hacía cargo de los cinco votos que, en diciembre de 2020, estuvieron en contra de acoger a trámite el requerimiento.
La segunda: que la sentencia que él mismo redactó el año pasado “no fue un cheque en blanco” respecto de si el Presidente o el Congreso podrían impulsar retiros de fondos. Y que si bien al Mandatario se le reconoció en ese fallo tener la iniciativa exclusiva en temas de seguridad social para legislar, era “legislar en el sentido de retribuir a las personas la pérdida de sus remuneraciones”.
Y añadió: “El objetivo de esto es entender que esto no es la disputa entre dos poderes sobre quién tiene la prerrogativa. Hay que mirar por los terceros, que son las personas que han perdido su remuneración, que es la que les permite ganarse la vida”.