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¿Atrincherarse adónde?

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Presidentes y directivos de Chile Vamos. Créditos: Agencia Uno
POR Eduardo Olivares |

En una nueva edición de “La acera de los tontos”, el columnista John Müller cuestiona la lectura de la derecha sobre los resultados de las elecciones constituyentes.

Ni siquiera el largo fin de semana del 21 de Mayo ha hecho que la derecha supere la resaca de los malos resultados obtenidos en las elecciones. Es verdad que la centroizquierda se adueñó de los titulares de los medios de comunicación con sus dimes y diretes sobre las primarias. De hecho, esto solo aportó más argumentos a los chilenos que dieron la espalda a los partidos y prefirieron a los independientes. Sin embargo, el análisis de los resultados en la centroderecha continúa siendo muy incompleto.

En primer lugar, hay una mala evaluación del punto por el que discurre la política chilena. Un ejemplo de esto son las declaraciones de Joaquín Lavín, el candidato presidencial con mejores opciones en la derecha. Lavín aseguraba el domingo en El Mercurio que “hay dos opciones: atrincherarse o intentar influir en este nuevo Chile”. Esto no es así, puesto que la derecha no tiene adónde atrincherarse. De hecho, ningún partido político en Chile tiene un lugar en el que refugiarse desde el punto de vista de la institucionalidad.

Es natural que la derecha no quiera admitir que la Constitución de 1980 ha quedado destruida después de las reformas que se adoptaron en 2020. Entre otras cosas, porque eso significa reconocer que ella participó alegremente en su descomposición. En 2020 se ingresaron 62 proyectos de reforma constitucional en el Senado. En el camino se torpedeó la reserva legislativa del Presidente de la República y nunca se aclaró si el recurso a la reforma del articulado transitorio de la Constitución para aprobar los retiros previsionales era un resquicio jurídico o no.

Y no se aclaró, entre otras cosas, porque el Tribunal Constitucional solo se pronunció una vez sobre los retiros de fondos previsionales para declararlos inconstitucionales. Como el mismo tribunal apuntó en sus decisiones, el Gobierno, de forma inexplicable, también se sumó a la retirada de estos fondos.

El resultado es que, junto con la intangibilidad de los fondos previsionales, que supuestamente estaban destinados exclusivamente para la jubilación según confirmó el TC, la autoridad y el prestigio de la Constitución se fueron por el sumidero de la historia.

Por lo tanto, no hay una institucionalidad hacia la cual retroceder. La que existía entró en disolución. Es como un puente de madera que está desarmándose. No queda más remedio que correr para llegar al otro lado.

En segundo lugar, hay una resistencia inaudita a utilizar datos y analizarlos desde distintos puntos de vista. Y, al mismo tiempo, subsiste una predisposición a seguir pensando que el votante está definido políticamente para siempre y no puede cambiar de opinión. Mario Desbordes, otro candidato presidencial de la derecha, sostuvo que una gran parte de sus votantes se habían quedado en casa. Santiago Larraín, un abogado y analista de datos de la Universidad de Chicago, demostró que el voto ya había abandonado a la derecha en el Plebiscito de octubre. Larraín estudió las comunas y descubrió que en aquellas donde subió la abstención el voto de la derecha cayó aún más.

En síntesis, la derecha perdió 1.145.000 votos. Esto significa que el castigo al Gobierno fue mucho más importante de lo que se ha querido hacer ver y que el desorden mostrado por los parlamentarios de la derecha puede haber sido un factor mucho más importante a la hora de emborronar su marca.

Un tercer factor es “el pensamiento mágico”. Por alguna razón, en los días previos a la elección, la derecha se entusiasmó con la idea de que en Chile se iba a repetir lo que había sucedido en la Comunidad de Madrid en España donde Isabel Díaz Ayuso consiguió una resonante victoria sobre la centroizquierda. La razón principal por la que Díaz Ayuso ganó las elecciones es porque ella se presentaba como una opositora al gobierno central de Pedro Sánchez, cuestionando sus decisiones y su gestión de la pandemia. Pero si no se tiene en cuenta el carácter regional de las elecciones madrileñas y el encaje institucional de las comunidades autónomas dentro del Estado español es muy fácil sacar conclusiones equivocadas sobre lo sucedido.

Si la derecha quiere reconstruir su posición electoral en Chile tendrá que trabajar mucho y muchas horas. Entre otras cosas deberá levantar un catastro de los sentimientos y emociones que hay en el país. Creo que le podría venir muy bien el resumen que ha publicado Sergio Willer Daniel, candidato independiente a constituyente de la lista Vamos por Chile en la Región de Los Lagos. Willer explica en su texto cómo a medida que hacía campaña iba descubriendo que los mensajes de su sector político sobre sus ideas y principios se estrellaban contra una realidad mucho menos feliz que la que enmascaran los grandes números y las estadísticas. Léanlo.

John Müller conduce Primera Pauta, de Radio PAUTA, de lunes a viernes a partir de las 07:00 horas. Escúchelo por la 100.5 en Santiago, 99.1 en Antofagasta, y por la 96.7 en Valparaíso, Viña del Mar y Temuco, y véalo por el streaming en www.PAUTA.cl.