¿Con qué varas se medirá la segunda vuelta de gobernadores regionales?
Los resultados regionales podrían empujar o modificar los caminos de los candidatos presidenciales. Los ojos están sobre todo puestos en la Región Metropolitana.
Siempre se puede hablar de los datos duros, los administrativos. Y así se podría comenzar en este caso:
Este domingo 13 de junio, se realizará una elección inédita: la segunda vuelta de gobernadores regionales (gores) en gran parte del país. En total son 13.014.819 electores los que están habilitados para sufragar en las 13 regiones que vivirán el balotaje, ya que en Valparaíso, Aysén y Magallanes se logró el umbral exigido por la ley de que uno de los candidatos obtuviera el 40% de los votos y el pasado 15 y 16 de mayo eligieron sus gobernadores en primera vuelta. En total se instalarán 40.382 mesas en 2.387 locales de votación de Arica a Los Lagos y al igual que en la última elección, el horario de votación será entre las 8:00 y las 18:00 horas.
Hasta ahí todo se mantiene parecido a los comicios que se realizaron hace menos de un mes.
Es lo otro lo que queda abierto a la incertidumbre. Es el cálculo electoral, el impacto político, el discurso tras los resultados. Las señales. Y sí, también los datos duros que arrojarán agua fresca o cenizas a la presidencial, una carrera de múltiples avenidas que se abrirán o modificarán (¿se cerrará alguna?) desde este mismo domingo en la noche.
La pregunta elemental
Hay una vieja pregunta que se ha repetido en los últimos comicios. Vuelve renovada cada vez, también, ahora: cuál será el umbral de participación este domingo y con qué vara se medirá si fue exitoso o no el proceso.
Con una nueva cuarentena total recién inaugurada en la Región Metropolitana y con un escenario sanitario mucho más estresado en número de contagios y de enfermos críticos que hace cuatro semanas, no hay experto electoral ni político que se atreva a dar un número. Menos, tras la votación de la megaelección de mayo, donde las proyecciones de la mayoría fallaron: la participación apenas superó el 43% del padrón habilitado y el cuadro, influido por la elección de convencionales, cambió el mapa político.
El cargo
Ahora, sin otras elecciones de por medio que pudiesen arrastrar a otros votantes, la segunda vuelta de gores estará marcada por el interés que generen directamente sus candidatos en competencia y también por los eventuales efectos dominó que podría provocar algunos resultados, en especial en las regiones más grandes. A ello se suma que gran parte de los electores aún no entienden bien qué hará esta nueva figura pública, con qué atribuciones y cómo convivirá con el gobierno central y la figura del delegado presidencial.
Solo se sabe una cosa con cierto grado de claridad: el gobernador tendrá poder político para presionar al Gobierno de turno; para buscar alianzas o enemigos con los parlamentarios de sus regiones y para catapultar la carrera de más de uno. Incluso, en algunos casos, como en la RM, su ganador o ganadora perfectamente se podría convertir en la segunda autoridad electa con más votos después del Presidente de la República.
Dónde mira el oficialismo
De las 13 regiones donde se realizará el balotaje, en nueve compite un candidato de Chile Vamos, pero solo en dos regiones, Arica y Parinacota y Los Ríos, tienen una ventaja un poco más consolidada que su contendor si se miran las votaciones de la primera vuelta. En otras tres, el panorama es un poco más parejo y abierto, y en las cuatro regiones restantes, el escenario es más difícil de remontar, porque la distancia entre las cartas del oficialismo y sus contrincantes supera los 10 puntos.
Es un dato relevante para Chile Vamos, porque si hay algo que dejó claro la debacle electoral que sufrieron en mayo, fue que en la elección de gores se cumplieron los temores previos de un mal desempeño, al punto que en cinco regiones, incluida la RM, ni siquiera pasaron a segunda vuelta. Ahora, los ánimos no están mucho mejor.
De hecho, a primera vista el panorama para el Gobierno se ve poco amable. Es altamente probable que tendrá en sus meses de salida una mayoría de gobernadores de oposición, presionando por el traspaso de atribuciones y defendiendo otras cruzadas locales.
Al otro lado, la también golpeada centroizquierda agrupada en Unidad Constituyente tiene la secreta esperanza de que sus candidatos ganarán y se convertirán en la fuerza más importante en esta elección. Ya cuentan con dos gores electos en Aysén y Magallanes y en el balotaje tienen 11 competidores, de ellos cuatro con mayor chance. En las otras siete regiones el panorama está más disputado, siendo la niña símbolo la batalla por Santiago. De los 2.662.667 votos que hubo en la primera vuelta, Claudio Orrego (DC) logró el 25,52% y Karina Oliva (Comunes) 23,37%.
En el Frente Amplio y el PC, las energías estarán en especial en dos regiones, donde se miden con la centroizquierda y no con la derecha: Tarapacá y por supuesto en la RM, que ya varios ven como la elección “termómetro” para la primaria y la primera vuelta presidencial.
El poder de la RM en la carrera presidencial
En Santiago, los comandos de Oliva y Orrego sacan sus cálculos para este domingo con dos factores sobre la mesa: el candidato DC necesita a la derecha para ganar y Oliva depende del voto joven para lograr su hazaña. Ahí, la duda es si la discusión por la política nueva y la vieja, la renovación o el peso de “los 30 años” lograrán permear los resultados.
En la primera vuelta, la fortaleza de Oliva estuvo en las comunas más centrales de la RM como Recoleta, San Joaquín, Ñuñoa y Estación Central y en algunos sectores como en el área norte de Puente Alto o el norte de Maipú. Mientras que la candidatura de Orrego tuvo una alta votación en Peñalolén, La Reina y La Granja, todas con más del 30% de los sufragios a su favor y también tuvo un buen desempeño en comunas como Melipilla, María Pinto, Isla de Maipo o Pirque.
Ahora, ¿cuánto pesarán las otras zonas en el resultado?: cómo se movilizará la zona sur de Santiago que suele votar menos; qué pasará con los grandes bolsones electorales como Maipú, La Florida y Puente Alto y también, cómo se movilizará la zona oriente, donde Orrego puede crecer más que Oliva.
Sin embargo, lo que pase en esta disputa también servirá para lectura presidencial. Todos los candidatos, los oficiales y los que no, hicieron giras para apoyar a los aspirantes a gobernadores regionales.
Por ejemplo, el triunfo de Oliva, ¿cuánto impulsaría a la alianza FA+PC de Apruebo Dignidad para las primarias entre Daniel Jadue y Gabriel Boric? En el PC están prontos a capitalizar un eventual triunfo de Oliva, dada la sintonía entre ella y el candidato Jadue y ante los roces públicos entre Oliva y Boric. Pero si la militante de Comunes pierde, el cálculo frío entre dirigentes comunistas será responsabilizar al propio Frente Amplio, pues de allí procede Oliva; y claro, Boric es el presidenciable del FA.
En el otro sector, una victoria de Orrego, ¿podría ser el salvavidas de la DC? Quizás no es lo suficiente para sacar a la falange y a sus socios de la crisis, pero sí para replantearse sus pasos presidenciales. De hecho, el partido que dirige por mientras Carmen Frei puso la elección de gores como el hito que dividía el antes y después de la carrera presidencial y, en especial, la decisión de quien aparece hoy como la carta con mejor aprobación del sector: la presidenta del Senado, Yasna Provoste. Un eventual triunfo de Orrego, por lo tanto, sería el empujón simbólico para oficializar la candidatura presidencial de la senadora por Atacama, mientras que una derrota podría hacer recalibrar al menos los tiempos de un posible lanzamiento. Con todo, la propia DC juega otras cartas de gores en las regiones de Arica, Atacama, Maule y Los Lagos, por lo que una victoria en esas zonas también podría ser capitalizado, partiendo por las tierras en las que Provoste es parlamentaria.