Francisco J. Leturia: “La línea editorial es sagrada y eso hay que respetarlo siempre”
El profesor de la UC y especialista en derecho de la Comunicación analiza la propuesta de Daniel Jadue sobre los medios. “Que exista un aparato multimedial gobernado por el Estado me parece setentero”.
“La propuesta de Daniel Jadue me parece muy interesante, porque pone el centro de la discusión política cuando estamos debatiendo sobre los cimientos constitucionales del país, un tema que ha estado dando vuelta en la periferia por mucho tiempo, pero que no lo han dejado entrar. Porque existe un clamor y una cierta molestia respecto de pluralidad y el pluralismo efectivo que tienen los medios en Chile y el acceso relativamente igualitario de los distintos grupos que conforman el país”.
Esa es la primera mirada que el abogado Francisco Javier Leturia, profesor de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Chile y especialista en Derecho de la Comunicación, tiene del capítulo que el candidato del Partido Comunista (PC) dedicó a los medios de comunicación en su programa presidencial que presentó el pasado 16 de junio.
En su propuesta, Jadue plantea varios cambios. Entre ellos, una Ley Orgánica de Comunicación (LOC), como la tienen Ecuador y Canadá. Y pretende “establecer una política pública de creación y fomento de medios de comunicación; estableciendo garantías para la existencia de los tres sectores de la comunicación: medios públicos fortalecidos; privados con regulaciones en su estructura de propiedad y sociales o sin fines de lucro con apoyo público que les haga sustentables; así como el contexto digital. Asimismo permitiría administrar de un modo transparente y democrático la asignación de frecuencias y los diversos mecanismos de financiamiento que hoy existen y que son opacos y fragmentados”.
Además dice que la nueva Constitución “deberá dar rango constitucional a la existencia de esos tres sectores de medios y a la regulación de la concentración de la propiedad medial privada”.
Se trata de un tema que el candidato del PC también abordó el 17 de junio pasado en una entrevista en el programa Primera Pauta, de Radio PAUTA. Ahí señaló, respecto de la propiedad de los medios de comunicación, que se debe hacer uso de una regulación del espacio público que utilizan. Esto, porque estima que hay medios que “crean realidades, más que representarla”, algo que definió como “un mal uso de ese espacio”. También agregó que se debe regular la estructura de propiedad de los medios de comunicación, para que no tengan “integración vertical” con otros grupos o empresas.
Para Leturia varios de los planteamientos de Jadue no solo son “interesantes”, sino también necesarios para ponerlos en el debate. Otros, en cambio, los considera “setenteros” y “pasados de moda”. Esto, porque señala que la estructura de los medios de comunicación no es la misma que hace diez años, sobre todo con la irrupción de Internet.
Lo bueno, lo malo y lo mejorable
El debate sobre la pluralidad de los medios y su estructura, dice el profesor de la UC, no es solo chileno. “El Consejo Europeo lo ha señalado muchas veces como un tema crítico. También en Estados Unidos, Inglaterra y Australia. Y en otros países de Latinoamérica también está siempre en la palestra y es resistido. Es un tema tabú, pero de verdad existe. Y aunque no tiene soluciones fáciles, me parece muy bien que, al menos, se ponga sobre la mesa”.
-Es un tema que ya se había abordado.
“La Ley de Prensa ya en 1995 traía un artículo que garantizaba el pluralismo y decía que el Estado iba a asegurar la expresión efectiva de las distintas corrientes de opinión, de la sociedad civil, de la variedad cultural, regional, etcétera. Pero ese artículo fue echado abajo por el Tribunal Constitucional (TC). También en el segundo gobierno de Michelle Bachelet hubo una propuesta de reforma constitucional que en ese momento no tuvo vuelo”.
-¿Por qué el TC echó abajo ese artículo?
“Lo echó abajo con argumentos que me parecen bastante razonables. Porque si bien todos queremos pluralismo informativo, también queremos garantizar la libertad editorial. Ese es uno de los temas más importantes. Entonces, si bien queremos pluralismo, definamos primero qué tipo de pluralismo queremos. Y, segundo, cómo poder garantizar lo máximo de eso sin afectar la libertad editorial y de prensa”.
-¿Qué opina de las propuestas de Daniel Jadue en ese sentido?
“De las seis que hace, tres me parecen impecables. En una tengo dudas y con otras tengo bastante más dudas”.
-¿Cuáles son las “impecables”?
“Televisión Nacional con financiamiento mixto. Hoy la televisión y los medios tradicionales importan mucho menos que en los años 80, 90 o el 2000. Pero siguen siendo una herramienta muy valiosa y si el Estado va a mantener TVN, no puede ser más de lo mismo. También es impecable de su programa el tener una banda ancha masiva como una política de mediano plazo. Eso es maravilloso. ¿A quién no le gustaría que hubiese Internet gratuito, masivo y de buena calidad en todos los rincones de Chile?
-¿Eso es transversal? ¿Una necesidad y desigualdad destapada por la pandemia?
“Claro. Y es un tema que no tiene mucha gracia, porque en cuanto tengamos plata, lo podemos hacer. También propone una Defensoría de las Audiencias y el Público, y eso me parece súper bueno. Porque hoy si una persona que se siente menoscabada o perjudicada, o cuando se producen situaciones de desinformación o de ofensas o agravios, no tiene mucho por hacer”.
–Están los tribunales. La Corte Suprema, por ejemplo, tiene jurisprudencia en “funas” de redes sociales.
“Sí, pero hay que ir a la justicia tradicional, que no es expedita. Entonces, debe haber algo que acerque a las personas que se vean afectadas. Por ejemplo, un maestro gásfiter al que le hacen un reportaje en estos programas sensacionalistas y le arruinan su vida profesional, no tiene los recursos ni energía para contratar un abogado y hacer un juicio de varias etapas. Por eso, si queremos realmente defender a la gente debería haber un sistema más expedito y garantista para que tenga la protección de sus derechos a la honra y la privacidad. Es decir, lo que quedó fuera de la Ley de Prensa cuando se aprobó en 2001″.
Intervención a la propiedad
-¿Qué opina de la propuesta de la plataforma de medios públicos de Jadue?
“Esa es la más discutible de todas; es decir, que exista un aparato multimedial gobernado por el Estado, me parece un poquito setentero u ochentero. En parte porque hoy los medios -él habla de diarios, radios y televisión- ya no tienen la misma importancia. Y ya hemos visto que con TVN tenemos un montón de problemas. Todos estamos de acuerdo en que hay que fomentar el pluralismo, pero no el que se entendía en los últimos 20 o 30 años, como por ejemplo, decir que se tiene a gente de todos los partidos políticos y, básicamente, los con representación parlamentaria”.
-¿Hoy es una mirada más amplia?
“El pluralismo significa que voy a tener evangélicos, católicos, agnósticos, jóvenes y viejos. Personas de diversas tendencias sexuales, veganos, gente del norte, el centro y el sur, de las zonas rurales y urbanas. Es mucho más profundo que el tema de pluralismo político. Nos enriquece demasiado como sociedad escuchar los puntos de vista que importan a los grupos que son distintos a uno. La información es clave para la democracia, debe ser de calidad y para eso hay que fomentarla. No basta la libre competencia y que existan muchas empresas si todas nos ofrecen una mirada idéntica o muy similar”.
–¿Y cuál es la vía para fomentarla? Para Jadue son los medios públicos.
“Me parece que un sistema multimedial puede generar más problemas, riesgos, intentos de abuso por parte del sector político del grupo que la está controlando en su momento. Hay otros mecanismos, como el subsidio o algún tipo de proyectos especiales. Recuerdo que cuando fue el Bicentenario de Chile hubo un gran fondo para hacer documentales, películas y miniseries de buena calidad. Eso fomentaba el pluralismo, porque había gente que ponía a José Miguel Carrera como un héroe o como un loco y uno se formaba su propia opinión. Esas cosas se pueden hacer sin necesidad de tener un canal”.
-¿Qué independencia editorial pueden tener medios con financiamiento público? ¿Qué diferencia tendrían con los privados?
“Ahí entramos a la propuesta de Jadue sobre una Ley Orgánica de Medios. Eso ya es bastante, porque requiere de 4/7, el cuórum más alto de la actual Constitución. Además de proponer un sistema de medios públicos fortalecido, que me parece discutible, también propone un sistema de medios privados regulados en su estructura de propiedad. Eso es lo más complicado”.
-¿Por qué?
“Porque en lo otro, si tú te ganas un fondo público para hacer una película y después te la compra un canal, lo importante es que ni el Estado ni el gobierno se te meta ni en la cocina ni el dormitorio. Pero cuando dice medios privados regulados en su estructura de propiedad, es un tema que se ha discutido en muchas partes y ha habido muchos proyectos de ley. Y leyes que avanzan y retroceden”.
-¿Podría mencionar algún ejemplo?
“En Inglaterra existió una ley que decía que nadie puede ser titular de más de un 20% de las frecuencias de un sector. En Australia otra que decía que nadie podía tener más del 75% de la audiencia. O, en otras partes, que mínimo debe haber cinco concesionarios en determinado rubro. Cosas por el estilo se han intentado muchísimo. Yo creo que sí hay un problema cuando una persona, con intereses personales en la economía, tiene una influencia demasiado apabullante en los medios de comunicación en general. Eso puede ser complicado, porque si uno ve la cantidad de personas con altos patrimonios que tienen acceso a los medios de comunicación, es desproporcionado, por ejemplo, con respecto a la población evangélica, que es mucha más”.
-¿Y cómo se regula eso?
“Es delicado, pero uno puede poner límites a que alguien que tiene, por ejemplo, negocios bancarios y que le haga propaganda a su banco o no ponga noticias malas que tienen que ver con su banco. Ahora, los límites a los que se refiere él (Jadue), me parecen bastante excesivos. Porque la idea que uno tenga de pluralismo va a definir el tipo de políticas que tú quieres. Por ejemplo, me gustaría que hubiese una radio de los evangélicos, de los jóvenes, de los viejos, de una persona que sea hippie, de un empresario o de otro. Quiero escucharlos a todos”.
-¿Y la diversidad?
“No quiero que todos los directorios sean pluralistas, porque eso significa que en vez de haber una radio deportiva, una de izquierda y una de derecha, donde ya sé lo que me voy a encontrar, todas van a tener un gris. Me gusta el pluralismo en el sistema, que yo tenga un menú importante de posibilidades para elegir, ver distintos puntos de vista con una identidad. Y si para eso hay que fomentar alguno, fomentémoslo. Porque si no, va a ser difícil, por ejemplo, saber qué piensan las personas que viven en Bajos de Mena. Demos apoyo a esas personas que puedan poner sus puntos de vista y sus necesidades para visibilizarlos. Pero muy distinto es meterse en la propiedad de los medios o en cómo se administran y decir ‘yo quiero que todas las radios y los diarios me aseguren una cobertura a tales cosas'”.
-¿Por el pluralismo?
“El concepto de pluralismo es infinito. Sabemos de situaciones donde hay bajo nivel de pluralismo. Siempre es deseable que haya más aunque no exista un óptimo en el que podamos estar plenamente de acuerdo todos”.
“La línea editorial es sagrada”
-Jadue también planteó que se debe regular la estructura de propiedad de los medios para que no tengan “integración vertical” con otros grupos o empresas. ¿Eso es genuino o es una intervención a la línea editorial?
“La línea editorial es sagrada y eso hay que respetarlo siempre. Cuando un gobierno empieza a determinar la línea editorial comienzan las verdades absolutas y las censuras. Jadue se confunde, o lo explica de muy mala manera, con esto de que las empresas deban tener un giro únicamente periodístico. Una radio es una radio y no hay problema que tenga un giro único. Otra cosa es que tenga dueños y los dueños pueden ser infinitos. Los bancos tienen giro único; las AFP también. Si eso se lo impusiéramos a los medios de comunicación, nadie alegaría. Pero no hay ninguno fabricando plásticos ni vendiendo papas fritas”.
-Hay grupos económicos que son dueños de medios.
“Eso es muy distinto y no tiene nada que ver con el giro de la empresa. Eso se puede discutir y analizar. Pero es muy diferente que una persona, individualmente, sea el zar de las comunicaciones y maneje todas las del país. Por ejemplo, en el caso de ustedes (PAUTA es controlada por la Cámara Chilena de la Construcción) es una agrupación masiva, con asociados que muchas veces son competidores y donde ninguno tiene un peso tan importante para hacer desequilibrante en el sistema. Tienen una radio y, muy legítimamente, pueden tener ciertas visiones específicas sobre determinadas materias y fijando una línea editorial. Pero no es grupo económico el que está detrás, sino un sector de la economía nacional, integrado por muchas personas, en el que muchos de ellos piensan de forma muy distinta. Eso es muy diferente a cuando hay una familia que controle el 40%, 60% o 70% la televisión, la radio o los medios escritos”.
-¿Qué genera eso?
“Eso genera, en el peor de los casos, sospechas de que estamos en una sociedad donde esos grupos tienen esos medios y pierden plata para manipularnos, desinformar u ocultar algunas cosas que les resulten incómodas. Entonces, si hubiese personas o familias que controlaran los medios, pero con fines desinformativos, en esos casos sí se puede meter mano. En Chile es un tema que tenemos que enfrentar. Y es legítimo ponerlo sobre la mesa, porque una de las necesidades es que haya pluralidad de voces. Y si alguien tiene demasiado espacio, hay que hacerlo callar un poquito para que los demás puedan expresarse. Pasa como lo que ocurre con el gasto electoral, que por tener mucha plata no puedes cubrir el 90% de la publicidad en una época de elecciones porque ahogas al resto y lo dejas sin posibilidad de que su voz se escuche”.
-¿Y cómo ampliar las voces?
“Hay muchísimos sistemas para que más cantidad de personas puedan expresarse y mostrar sus puntos de vista. También los hay para mejorar la oferta, el colorido y variedad de la información. Y muchos de los medios que hoy existen pueden contribuir en eso. Por ejemplo, cuando el Tribunal Constitucional echó abajo esa norma que permitía asegurar el pluralismo, el propio José Joaquín Brunner, que era ministro secretario general de Gobierno y una persona de centro izquierda, decía que el problema de ese tipo de regulaciones, como las que propone Jadue, es que pueden terminar, paradójicamente, limitando la competencia”.
-¿En qué sentido?
“Porque si se te empiezan a meter en la cocina, en los dormitorios y en las líneas editoriales, ¿quién más va a querer hacer un medio de comunicación? Se va a beneficiar a los que ya están, porque nadie se va a querer meter y porque los dejaron ensartados. Y se puede beneficiar a las empresas internacionales, que proveen por cable y que se saltan la regulación. O a las nuevas plataformas online que todos los días evolucionan y van más adelante de las regulaciones. Entonces, son ideas un poco pasadas de moda, que pudieron haber funcionado en los años 80 y 90, en un Chile en el que habían tres o cuatro canales, tres o cuatro diarios. Pero hoy, aunque me parece bien poner los temas sobre la mesa, esa fórmula hay que elaborarla más y puede ser más perjudicial que beneficiosa”.
-Hay experiencias en otros países, como Ecuador y Venezuela, donde hubo y hay intervención directa a los medios y ha provocado su cierre.
“Ecuador y Venezuela son un pésimo ejemplo, dramático, porque terminaron con las concesiones de muchas radios. Pero también son países donde nunca ha habido mucha libertad de información y expresión, y donde la prensa no ha sido de muy buena calidad. Allá el Estado desinforma y los medios particulares también y en forma grosera”.
“Yo creo que a los candidatos hay que aplicarles una tasa de descuento en todo lo que dicen, sobre todo cuando están en la época de preprimarias, porque es cuando endurecen su discurso para buscar el voto de su electorado más duro. Por ejemplo, cuando (Alberto) Mayol en su precandidatura decía ‘vamos a estatizar El Mercurio’, mucha gente de izquierda saltó de felicidad por una cosa emocional. Pero no es algo que tenga fundamento de hacerlo”.