Educación desde la docencia: el amor por el oficio
La profesora de telecomunicaciones del Colegio Eliodoro Matte de San Bernardo, Marlene Chandía, compartió su pasión por la educación.
En 1927 Gabriela Mistral decía: “Que el oficio no nos sea impuesto, primera condición para que sea amado. Que el hombre lo elija como elije a la mujer, y la mujer lo mismo como elije al hombre. Porque el oficio es cosa más importante todavía que el compañero. Estos se mueren o se separan. El oficio queda con nosotros. Solamente Dios es asunto más trascendente para el hombre que su oficio”, rememoró Cristián Warnken en Desde El Jardín.
Marlene Chandía salió del colegio Eliodoro Matte de San Bernardo, luego estudió análisis en programación en el DUOC y cuando finalizó esta carrera, tuvo la posibilidad de volver a su escuela a ayudar como profesora de telecomunicaciones.
A su juicio, la inmediatez a la que los alumnos están acostumbrados ha llevado a que los profesores tengan que pensar en nuevas formas de conectar con ellos, para causar el gran regalo de la educación: el asombro mediante el aprendizaje.
“Como ‘profes’ tenemos que ir cambiando. Quizás la clase tradicional en la que el profesor está adelante y solamente explique ya no funciona. Los chiquillos tienen que estar haciendo cosas también porque también están procesando muchas cosas a la vez”, explicó Chandía.
Alternativas educativas
También existe el problema de que en Chile no existe mucha valoración por la carrera técnica. “Cuesta porque para muchos todavía el norte es simplemente entrar a la universidad y tener un título universitario. Pero en este minuto hay cientos de caminos que los chiquillos pueden tomar como los centros de formación técnica, los institutos profesionales y las capacitaciones“, afirmó la profesora.
Para lograr la motivación escolar, rescató dos grandes rasgos que no pueden dejarse de lado: la perseverancia y el trabajo en equipo. “Siempre tener presente que cada persona tiene fortalezas distintas que puede compartir”, expresó.
Revise la conversación de Cristián Warnken con Marlene Chandía