Los hitos judiciales que marcan la historia de Karadima por abusos sexuales
El exsacerdote murió a los 90 años. Aunque nunca se le condenó, porque los delitos estaban prescritos, la Iglesia Católica sí fue sentenciada civilmente por negligencia y desidia.
El exsacerdote Fernando Karadima murió este lunes 26 de julio a los 90 años en el Hogar San Juan de Dios, casi 20 años después de que se efectuaran las primeras denuncias en su contra ante la autoridad eclesiástica por abusos sexuales y una década más tarde que se le investigara penalmente.
En noviembre de 2011 a Karadima le probaron los abusos sexuales, pero la ministra de la Corte de Apelaciones de Santiago, Jéssica González, no lo condenó porque los delitos estaban prescritos.
Sus principales denunciantes fueron Juan Carlos Cruz, José Andrés Murillo y James Hamilton, quienes oficializaron la querella ante los tribunales en 2010, representados por el penalista Juan Pablo Hermosilla.
Pero ellos llevaban años realizando las denuncias por abusos sexuales ante la Iglesia Católica, en particular a Francisco Javier Errázuriz, cuando el sacerdote era arzobispo de Santiago, quien se enteró en 2003 de los delitos y solo envió los antecedentes al Vaticano en 2010 ante el papa Benedicto XVI.
Siete años después del fallo de la ministra González, el papa Francisco expulsó a Karadima de la Iglesia Católica, en un decreto que firmó el 27 de noviembre de 2018 y que decía “el Santo Padre ha tomado esta decisión excepcional en conciencia y por el bien de la Iglesia”. El motivo: los abusos sexuales que cometió en contra de jóvenes que asistían a la Parroquia El Bosque.
El papa tomó la decisión después de enviar en febrero de 2018 al arzobispo de Malta, monseñor Charles Scicluna, experto en investigación de delitos sexuales, a una misión a Chile. Tras entrevistar a las víctimas de Karadima y a otros sacerdotes, emitió un informe que fue clave en su expulsión. La misión de Scicluna se produjo después de la visita de Francisco a Chile, en enero de ese año, cuando enfrentó las protestas por el nombramiento de Juan Barros, quien era del círculo cercano a Karadima, como obispo de Osorno. Finalmente, el sacerdote renunció en junio de ese año.
El rol de Errázuriz
Errázuriz recibió las primeras acusaciones por abusos sexuales en contra de Karadima en 2003 y las envió a la Santa Sede recién en 2010.
“En 2003 llegó una primera denuncia, y lamento no haber creído que era fidedigna. En mis años de experiencia sacerdotal han sido varios los episodios en los que he comprobado calumnias graves. También he conocido acusaciones a partir de las alucinaciones que sufría una persona. Por eso, no creo de inmediato las acusaciones que llegan. Por otra parte, estaba la fama que tenía el padre Karadima, tanto por la formación de innumerables jóvenes que le guardaban gratitud, como por la cantidad de vocaciones que habían partido al seminario después de haberlo tenido a él como director espiritual”, dijo Errázuriz en la primera entrevista que dio sobre el caso a revista Qué Pasa.
Y añadió: “También, todo el círculo más cercano a él decía que era una persona sabia y santa. En verdad, cuando alguien tiene esa fama es muy difícil creer una acusación tan fuerte. Hay otra cosa: esa acusación, escrita por don Andrés Murillo, decía expresamente que no quería un procedimiento eclesiástico. Las cosas cambiaron cuando en agosto del 2009 llegó una tercera acusación con denuncias similares”.
La demanda de las víctimas
El rol de Errázuriz y, por extensión, de la Iglesia Católica en el caso Karadima fue el impulso que tuvieron Cruz, Murillo y Hamilton para presentar una demanda civil en contra de la institución, que la Novena Sala de la Corte de Apelaciones de Santiago acogió en forma unánime en marzo de 2019 y los indemnizó con $100 millones a cada uno.
El fallo consideró a la Iglesia Católica como responsable de desidia o negligencia. Y recordó que pese a las acusaciones en su contra, Karadima siguió viviendo en la casa de El Bosque por cinco años más.
De hecho, el texto hace al menos 20 menciones al excardenal Errázuriz, y señaló que entre 2004 y 2006 recibió informes del promotor de Justicia, el sacerdote Eliseo Escudero, que “advertían sobre la verosimilitud de los hechos denunciados”.
Además, los jueces estimaron que la Iglesia era responsable de supervisar la conducta de Karadima y que “al no haberlo hecho de manera eficaz, ya sea por desidia o negligencia, entonces debe responder”.
“En el círculo de personas cercanas a él, tocaba en público la zona genital de los jóvenes dirigidos y de ciertos seminaristas y sacerdotes, conducta impropia de un religioso […] En grupos íntimos, al interior de la parroquia El Bosque, donde fue vicario, párroco y sacerdote, empleaba un lenguaje ambiguo, vulgar e impropio para su investidura y rol de director espiritual. Todos comportamientos (que) se mantuvieron por demasiado tiempo, sin que se observara por parte de sus superiores acciones tendientes a poner atajo a su actividad absolutamente contraria a la labor pastoral que se espera de un religioso”, señala el fallo.
Después de esta sentencia, la Iglesia no recurrió de casación ante la Corte Suprema.
El 24 de marzo de 2021, el Papa Francisco nombró a Juan Carlos Cruz como integrante de la Comisión para la Protección de los Menores, labor que ejercerá durante tres años con posibilidad de renovación.