La historia de cuando el jefe Cartel de Juárez se instaló en Chile
La incautación de 2.450 kilos de droga en el Puerto de San Antonio que venían de Jalisco y Michoacán, es la segunda alerta en 2021 sobre los nexos de carteles mexicanos en Chile. Pero en 1997 Amado Carrillo Fuentes estuvo en Santiago.
El pasado martes 10 de agosto, la llamada “Operación Jalisco” culminó con la incautación de 2.450 kilos de marihuana -gran parte de tipo creepy, que tiene mayor cantidad de THC- en el puerto de San Antonio. Se trata de droga que comenzó a entrar a Chile desde México a partir de diciembre de 2020 y que provenía de Puerto Vallarta, Puerto Lázaro Cárdenas y Puerto Manzanillo, en los estados de Jalisco, Michoacán y de Colima.
La operación fue liderada por la Unidad de Análisis Criminal y Focos Investigativos de Valparaíso, a cargo del fiscal Maximiliano Krause y tras ella se detuvo y formalizó a nueve personas, de nacionalidad chilena y dominicana. Y pese a que aún está en plena investigación qué carteles están detrás de los envíos, en Jalisco y Michoacán operan dos de los más poderosos de México.
Esta es la segunda alerta durante 2021 sobre los nexos del crimen organizado mexicano con Chile. En mayo pasado, fueron detenidos dos ciudadanos mexicanos que eran parte del Cartel de Sinaloa y que operaban en Alto Hospicio. Uno de ellos, Ricardo Salazar Tarriba, tiene relación directa con Joaquín “El Chapo” Guzmán: es familiar de su primera esposa, María Alejandrina Salazar.
“Desde hace aproximadamente un año, diferentes investigaciones realizadas tanto por Carabineros e Investigaciones arrojaban indicios de que había un tráfico directo de drogas desde México hasta Chile. Eso no había podido ser confirmado en términos evidentes, porque se arrojaba a través de información de inteligencia. Pero ahora lo que podemos encontrar es marihuana en contenedores que venían directamente desde puertos mexicanos para consumo interno”, señala a PAUTA Luis Toledo, jefe de Unidad de Tráfico de Drogas de la Fiscalía Nacional.
Concretamente, añade Toledo, esta última incautación “viene a confirmar una serie de indicios que ya manteníamos: se establece una ruta concreta desde puertos mexicanos directo hacia Chile y el medio de envío es a través de contenedores. Por lo tanto, obliga a redoblar los esfuerzos al interior de los puertos chilenos, lo que ha motivado coordinación con la empresa privada para poder tener mejor registro y control respecto de la mercancía con perfil de riesgo”.
Justamente los problemas de seguridad en los puertos chilenos fue el tema principal del informe del Observatorio de Narcotráfico en Chile 2020, que elabora desde hace cinco años la unidad que dirige Toledo.
Asimismo, como recuerda el penalista Francisco Cox, quien en 2014 fue normbrado por la OEA para investigar en México la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, Chile fue situado en 2019 como el tercer país exportador de cocaína a Europa (después de Colombia y Brasil). “Claramente está surgiendo un problema de crimen organizado en Chile”, señala el abogado.
“Pero me parece que es una buena noticia que quienes desbaratan o descubren (el cargamento de droga en San Antonio) son las unidades especializadas y de sistema de análisis criminal de la Fiscalía. Porque tienen una aproximación al delito que no es caso a caso, sino con visión de contexto”, acota.
El señor de los cielos en Chile
Pero la primera alerta de que Chile podía ser un país “atractivo” para el crimen organizado ocurrió en 1997. El jefe del Cartel de Juárez, Amado Carrillo Fuentes, estuvo oculto en Chile con la identidad falsa de Juan Antonio Arriaga Grangel entre cinco y seis meses. Era más conocido como “El señor de los cielos”, un alias atribuido a su flota de aviones para transportar droga.
Entonces Carrillo era uno de los traficantes más buscados del mundo, pues Pablo Escobar había muerto cuatro años atrás, en 1993. El Chapo Guzmán comenzaba su imperio narco del Cartel de Sinaola.
Quien investigó el caso fue Germán Ibarra Hidalgo, exjefe de inteligencia y exjefe nacional antinarcóticos de la PDI. Debió después viajar a México para declarar en el proceso que estaba abierto en contra de Carrillo Fuentes, quien murió en julio de 1997, en México, tras someterse a una cirugía plástica para cambiar su rostro.
Luego fueron asesinados sus médicos, los mexicanos Jaime Godoy y Carlos Ávila y el colombiano Ricardo Reyes Rincón.
Ibarra relata a PAUTA que fue el llamado de una unidad antinarcóticos del Ejército mexicano la que alertó a Investigaciones (hoy PDI) de que miembros del Cartel de Juárez estaban en Chile. Y se detectó a través del teléfono del Reyes Rincón, que hacía llamadas tanto fuera como dentro del país. Así fue como llegaron a Bitar Tafich, el hombre de confianza de Carrillo Fuentes.
“Una de las personas a quienes más vigilamos, fue al médico”, relata el exjefe de antinarcóticos.
Entonces se preparó una operación secreta en Chile, liderada por Ibarra y en la que estuvo involucrada la DEA y el FBI, pues se encendió la alerta. “Si estaba en Chile el médico de Carrillo Fuentes, entonces Carrillo también estaba acá”, dice el policía.
El compadre de Carrillo Fuentes
Las sigilosas pesquisas comenzaron en Santiago cuando se detectó que había ingresado a Chile el compadre y lugarteniente de Carrillo Fuentes, Manuel Bitar Tafich junto a su esposa, sus hijos y un grupo de guardaespaldas.
“Bitar era el padrino del hijo mayor de Carrillo. Y Carrillo lo mandó a Chile a ‘investigar’. Y él le informó que era el mejor país por el tema de la inversión”, dice Ibarra.
Al llegar, Bitar no solo arrendó una casa en Las Condes y compró autos de lujo. También, cuenta Ibarra, abrió una empresa en Quilicura que, incluso, su operación en Chile fue visada por el Comité de Inversiones Extranjeras (CIE) con la ayuda de un pasaporte falso.
“Cuando fuimos a revisar los documentos del proyecto de inversión al Comité, había una fotocopia del pasaporte de Juan Antonio Arriaga Grangel, pero la fotografía era de Amado Carrillo Fuentes”, relata Ibarra.
Eran tiempos de Internet lenta y escasa. Pero desde la unidad antinarcóticos del Ejército mexicano habían enviado a Investigaciones varias fotografías de Carrillo capturadas de un video incautado del matrimonio de la hermana del traficante y en las que podía verse, perfectamente, la cara del jefe del Cartel de Juárez. Así fue como lo reconocieron.
Hubo varios meses en que la investigación se realizó en secreto, y quien la autorizó era la entonces jueza del Tercer Juzgado del Crimen de Santiago Dobra Lusic, hoy ministra de la Corte de Apelaciones.
Se detuvo entonces al abogado que asesoró a Bitar para abrir la empresa y a los dueños de una casa de cambio ubicada en el centro de Santiago donde Bitar cambió miles de dólares por moneda nacional. Cuando se defendieron señalando que se trató de una operación común, Ibarra cuenta que al revisar las máquinas registradoras se dieron cuenta de que “todo fue hecho de madrugada”.
Calera de Tango y un paseo al sur
A medida que la investigación secreta transcurría, hubo una nueva alerta de que no solo Bitar había ingresado a Chile, sino que meses después, también lo había hecho Amado Carrillo Fuentes, su esposa, sus hijos y varios guardaespaldas.
Ibarra señala que está seguro que si Carrillo viajó junto con su familia y que previamente lo había hecho Bitar, su brazo derecho, “es porque pretendía instalarse en Chile”.
La policía detectó que Carrillo -Juan Arriaga Grangel- vivía en una casa en Calera de Tango junto a su familia. “Pero nunca lo vimos, solo veíamos los autos”, cuenta Ibarra. Tampoco lo podían detener, pues en Chile no operaba -ni opera- una difusión roja de Interpol.
Carrillo, a su vez, tampoco había cometido delitos en Chile.
Meses después, supieron que tomó un avión rumbo a México junto a su familia. Investigaciones envió de inmediato la alerta al Ejército mexicano.
Poco antes Bitar había abandonado Chile. Su esposa estuvo procesada, pero finalmente dejó el país.
Las casas de Las Condes y Calera de Tango fueron declaradas en abandono por la jueza Dobra Lusic. De acuerdo con la entonces ley de drogas 19.666, (hoy Ley 20.000), fueron entregadas a Antinarcóticos.
Hoy, un recuerdo del paso del Cartel de Juárez en Chile aún está en un cuartel de la PDI: la escultura de un leopardo dorado que decoraba en una de las casas de los miembros del Cartel de Juárez.