Actualidad

Caso Rojas Vade: mentir para ser elegido no es delito

Imagen principal
POR Eduardo Olivares |

“El episodio del caradura Rojas Vade -siendo gravísimo el engaño al que ha sometido a los chilenos- no es ni de lejos lo más trascendente de la Convención”, dice John Müller en su columna de opinión.

“Vamos a ir cayendo uno a uno, yo voy a caer por equis cosa”, dijo la convencional Alejandra Pérez en el matinal de Chilevisión cuando se destapó el caso Rojas Vade. “Hay una guerra contra nosotros. Si nos vamos a una falla, mentira o lo que sea de cada convencional durante este año vamos a tener alrededor de 300 situaciones como esta”.

La de Pérez quizá sea la reacción más genuina de los convencionales de La Lista del Pueblo (LLDP). No olvidemos que fueron la segunda mayoría de la votación, con 27 candidatos electos. Pero ahí está resumido todo lo que se podía esperar de un elenco de supuestos independientes, sin experiencia política en las instituciones y elegidos sin el menor escrutinio previo por parte de la prensa. Es más, elegidos con el aplauso de una parte de la prensa que en el primer momento no cuestionó las mentiras y manipulaciones de Rojas Vade en las redes sociales.

Y cuando llega la hora de la rendición de cuentas ante la opinión pública, surge el encastillamiento, esa reacción tan natural de defender a los tuyos con cualquier excusa, de culpabilizar al sistema y de comparar a los medios de comunicación con la Santa Inquisición, como hizo Bessy Gallardo, de la Lista del Apruebo, para evitar comprobar si se tiene el tejado de vidrio o no.

Pero el episodio del caradura Rojas Vade -siendo gravísimo el engaño al que ha sometido a los chilenos- no es ni de lejos lo más trascendente de la Convención. Rojas es una incomodidad, un grano, una arruga que fastidia a la presidenta de la Convención, Elisa Loncon, a la que no le gusta cuando le preguntan por él: “Estoy acá para dar cuenta de las cosas positivas de la Convención”, les dijo a sus bases cuando estas quisieron saber.

Es más, el engaño de Rojas Vade podría no tener consecuencias penales, aunque hay juristas que creen que el Ministerio Público estudiará a fondo el caso. Sin embargo, la adulteración de su declaración de bienes ni siquiera sería falta, según un primer análisis de la Contraloría. Salvo que se me escape alguna norma autóctona chilena, mentir para ser elegido en una elección directa no constituye delito.

Pero la presencia de Rojas Vade en el hemiciclo es un recordatorio vergonzante de lo fácil que es engañar al pueblo y lastra el trabajo de todos los demás convencionales. Se extiende la duda de que los demás puedan estar intentando hacer lo mismo. También es un punto de apoyo fuerte para los que ya están poniendo fichas en la campaña del rechazo al futuro texto constitucional. Hasta sus acérrimos defensores se darán cuenta de ello.

Nadie sabe para quién trabaja, dice el refranero chileno. El caso Rojas Vade ha tenido el efecto positivo de que el impulso punitivo que animaba a la Convención ha descendido varios grados. Las meticulosas sanciones contra el negacionismo hacían pensar que la Convención iba a redactar un Código Penal en vez de un texto constitucional. Ahora queda clara la impostura: el negacionismo solo es importante cuando niega lo que me conviene. Lo mismo que el ‘afirmacionismo’.

Con todo, la Convención empieza a entrar en los debates que importan. Lo que hay detrás del escándalo de la sesión del jueves pasado, no es solo un debate sobre las decisiones vinculantes de la Consulta Indígena, sobre el sistema de aprobación por dos tercios o sobre si Jaime Bassa mangonea a Loncón en la mesa corta. En realidad, esta es la primera vez que muchos convencionales se dan cuenta de que la forma de votar y la redacción de las normas es importante, porque el diablo está en los detalles. Pero, lo segundo, y mucho más interesante, es el vértigo que han sentido estos días los escaños reservados ante el hecho de que la Convención sea un proceso del que terminarán saliendo no mapuches, kawésqar o collas, sino chilenos.

John Müller conduce Primera Pauta, de Radio PAUTA, de lunes a viernes a partir de las 07:00 horas. Escúchelo por la 100.5 en Santiago, 99.1 en Antofagasta, y por la 96.7 en Valparaíso, Viña del Mar y Temuco, y véalo por el streaming en www.PAUTA.cl.