Convencional Eduardo Castillo: “Por todo se acusa ‘cocina’, pero nada de lo que se acusa lo es”
El convencional del Colectivo del Apruebo asegura además que en el Reglamento de Ética “había cosas draconianas”, pero que se morigeró su contenido.
La Convención Constitucional avanzó esta semana en la aprobación de los reglamentos que contendrán las reglas para la redacción de las normas constitucionales en los próximos meses. El miércoles, los convencionales finalizaron la votación del Reglamento General -en el que se ratificó el cuórum de 2/3-, pero además concluyeron la del Reglamento de Ética, en el que quedó vigente una polémica definición de lo que se entenderá por “negacionismo”, entre otras cosas.
Además, el viernes, el Reglamento de Participación y Consulta Indígena generó nuevamente un conflicto entre los constituyentes: los escaños reservados presentaron una indicación sustitutiva del trabajo completo que llevó a cabo la comisión provisora de Participación y Consulta Indígena. En ese contexto, los convencionales de Vamos por Chile acusaron que se “pasó máquina”.
En esta entrevista, el constituyente del PPD Eduardo Castillo (Colectivo del Apruebo), asegura que aquello no fue una cocina y que ha observado un interés de parte de la derecha en “llegar al plebiscito de salida para rechazar el texto”.
-Convencionales de Vamos por Chile y de Independientes No Neutrales declararon que se sintieron pasados a llevar, que hubo “cocina”, y que “no importa el proceso democrático” por lo que ocurrió con la indicación sustitutiva del Reglamento de Participación y Consulta Indígena. ¿Se siente pasado a llevar usted también?
“Yo no estoy de acuerdo con esas palabras tan drásticas. Lo que sucede es que la forma en que se se presentó esa indicación, que en realidad no es una indicación sino un nuevo reglamento, amerita que haya un espacio para debatir. Hay una situación que no se había dado anteriormente, y es que esa reglamento nuevo viene con la firma de 81 convencionales. Se ha dicho que ese nuevo reglamento se pensó en forma transversal, pero transversal hasta cierto punto, porque yo no conocía esa indicación, nunca la conocimos nosotros y otros grupos tampoco. Ahora, hay que reconocer que ese reglamento nuevo es mucho mejor que el reglamento sobre el que nosotros hicimos la indicación originalmente, pero no por eso no vamos a leerlo y hacer las observaciones e indicaciones que nos merezcan”.
– Elisa Loncon acusó que se estaba denostando a los Pueblos Originarios con las críticas que se hicieron y otros convencionales de escaños acusaron racismo. ¿Coincide con esa mirada?
“Coincido con que aquí no hubo una cocina y quiero hacer hincapié en esto: la piedra le cayó justo a quienes vinieron a terminar con la cocina, porque por todo se acusa cocina, pero nada de lo que se acusa que es cocina en realidad lo es. Que se pongan de acuerdo a los mapuches en que Elisa Loncon tiene que ser la presidenta de la Convención, son siete, eso no es una cocina, eso es una deliberación. Convengamos que cuando se critica a la cocina se está hablando sobre un abstracto que no existe en la Convención. Yo puedo conversar con usted y decir ‘tenemos una idea, vamos a conversarlo con este otro’, ¿eso es una cocina? Eso es dialogar y en lo que han hecho los pueblos indígenas no ha habido cocina”.
– Hoy la discusión de fondo también fue sobre cuánta autonomía tienen los representantes de escaños reservados para definir sin los demás convencionales las propuestas y decisiones que los afectan a ellos mismos. ¿Cuál es su postura en ese punto?
“Es evidente que los pueblos indígenas conocen su realidad mejor que cualquiera. El punto es el siguiente: por qué hay escaños reservados, por qué estamos hoy discutiendo a nivel de la Constitución la presencia de los pueblos indígenas, su reconocimiento, sus derechos, es porque algo ha cambiado. Ha cambiado algo en la sociedad chilena. Creo que la Constitución es hoy la oportunidad para que estas partes resuelvan de común acuerdo cómo seguir a futuro respetando los derechos y también las mejoras que necesitan los pueblos indígenas. La machi Francisca Linconao hoy a la mañana en su discurso dijo ‘esta es la oportunidad’ y creo que esta es. Si dejamos pasar esta oportunidad, sería un error muy serio, muy grave de nosotros, los que no somos indígenas, pero también sería un fracaso muy serio de los indígenas. No puede haber intransigencia de ninguna parte, porque si no, no vamos a llegar a ningún lado”.
– A pesar de que se critica que se “pasó máquina”, esta semana se impusieron las visiones más moderadas en algunos puntos del Reglamento General, como la ratificación del cuórum de ⅔ para la votación de normas constitucionales. ¿Considera que esas visiones se impondrán también a la hora de discutir los temas de fondo?
“Yo no sé si hay alguna posición que se vaya a imponer. Me gustaría decir que sí, se va a imponer la posición moderada, yo participo un poco de eso. Pero aquí lo que tiene que haber es un diálogo, por lo tanto creo que en esta Convención no debe haber imposición, lo que tenemos que hacer es dialogar, conversar y estar dispuestos a hacerlo de buena fe. Eso significa que estamos dispuestos a convencer al otro, pero también a dejarme convencer. Si eso va ganando terreno dentro de la Convención, me alegro que así sea y vayamos por lo tanto llegando a acuerdos”.
– La derecha principalmente critica que hay sectores que quieren una Constitución refundacional…
“Yo no crítico que haya personas que quieran refundar Chile, cada cual llega a la Convención con su realidad o con su expectativa y lo que quiera hacer. El punto es si el producto de la Convención va a ser una refundación total de Chile [..], hombres y mujeres son iguales, ¿eso estará o no en la nueva Constitución? Yo creo que eso es. Podemos venir con distintos intereses acá. El único interés que yo digo que no puede estar en esta Convención es el interés de destruirla, es el interés de que el producto que salga sea malo, es la intención de llegar al plebiscito de salida para rechazar el texto. Ese es el único interés que a mí no me aparece legítimo que esté en la Convención”.
-¿Y lo ha visto hasta ahora?
“Yo lo veo en algunos sectores de la derecha. Creo que todos los sectores estamos llamados a hacer que esta Convención, en la cual Chile tiene puestas enormes esperanzas, tenga un producto bueno: una nueva Constitución acordada por todos y que sea lo mejor posible”.
“Había cosas draconianas”
-¿Qué le pareció el tono del Reglamento de Ética aprobado esta semana?
“Era un reglamento complicado, tenía muchas indicaciones y había cosas que a mí no me gustaron. Algunas se aprobaron y otras no. El tema del negacionismo está mal definido derechamente y se aprobó la menos mala. Yo voté en contra aún de la menos mala, hubiera preferido que no estuviera en este reglamento. Había cosas draconianas. Una de las sanciones era dejar al convencional suspendido, que no pudiera hablar… creo que se morigeró bastante el contenido del Reglamento de Ética”.
-A pesar de esta “moderación”, ¿por qué cree que terminó prevaleciendo esa definición de negacionismo?
“Hay mucha influencia en la Convención del contexto nacional. La influencia del estallido… en el discurso de algunos el estallido es el momento, es lo fundamental que hemos vivido en Chile. Otros que tenemos una perspectiva más de largo plazo, creemos que bueno, fue importante, pero no es el centro de la historia de Chile. Depende de las vivencias personales, del que vivió el estallido, del que participó activamente. Por eso están esas condicionantes relativas al estallido, creo que tiene influencia en la Convención, así como también tiene influencia la elección presidencial”.
-La próxima semana se votará el plebiscito dirimente como herramienta para aprobar norma que no alcancen los ⅔. ¿Usted valida ese mecanismo? Fuad Chahin por ejemplo plantea que es un desincentivo para los acuerdos.
“No estoy de acuerdo con los plebiscitos dirimentes. En la experiencia internacional no han resultado. En Chile serían los que logran un cuórum de más de 3/5 y no logran los 2/3, estamos hablando de 10 votos de diferencia. Entonces, llevar eso a la resolución de la ciudadanía, temas que pueden ser complejos, a mí no me parece adecuado. Además, una razón política evidente: los mismos que están por los plebiscitos dirimentes reconocen que necesitan una reforma constitucional, ¿y están los dos tercios ahí? Algunos dicen que en noviembre se cambia el Parlamento, el Parlamento recién se cambia el 11 de marzo, y si tenemos un Parlamento proclive a los plebiscitos dirimentes, ya, el 11 de marzo se va a reformar la Constitución, pero de ahí el Presidente tiene que dictar un decreto y los plebiscitos no se pueden hacer al día siguiente, el Servel tiene que organizar eso. Hay un poco de irrealismo en eso, podemos hacer plebiscitos mal llevados. Nosotros debemos hacer todos los esfuerzos aquí en la Convención para llegar al momento en que efectivamente se logre concordar un texto o un artículo o una norma. Nos dieron esa responsabilidad, tenemos la responsabilidad de dialogar y llegar a acuerdos y buscar la mejor alternativa que dé satisfacción a todos”.