Cómo se convirtió Ñuñoa en la comuna más ruidosa de Chile
Esta zona ubicada en el centro-oriente de la capital es la sexta comuna con la mejor calidad de vida del país, pero lidera el ranking de denuncias de ruido a nivel nacional.
Según el Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales de la Pontificia Universidad Católica de Chile, son seis las áreas fundamentales que se consideran para calcular el índice de calidad de vida urbana de una comuna: vivienda y entorno, salud y medio ambiente, condiciones socioculturales, ambiente de negocios, condición laboral y conectividad y movilidad.
Según la entrega del último Índice de Calidad de Vida Urbana, la comuna de Ñuñoa es el sexto mejor lugar para vivir en Chile, además de ser una de las que cuenta con más recursos en la Región Metropolitana.
Pero no todo son buenas noticias para la comuna capitalina, ya que a medida que aumentan sus ventajas comparativas por sobre el resto, crece también el interés por construir en ella. Esto se ha traducido en que Ñuñoa lidere los índices de contaminación acústica del país.
Los motivos del problema
La explicación de este fenómeno -que ha ido en aumento y que tiene a cientos de vecinos preocupados- está en la popularidad y el atractivo que ha alcanzado la comuna en materia de calidad de vida urbana, lo cual ha repercutido en una explosión tanto en el área de la construcción como en el sector recreativo como bares y restaurantes.
“En este momento Ñuñoa es la comuna donde estamos recibiendo más denuncias de ruido a nivel nacional y eso obviamente nos hace pensar sobre la calidad de vida de esta comuna de una manera integral, y como podemos mejorar esto en un futuro”, comenta en el espacio Pauta Sustentable, en Plaza Pauta, de Radio PAUTA, el superintendente del Medio Ambiente, Cristóbal De la Maza.
Hacer frente al problema
Existen distintas normativas que regulan el nivel de ruido permitido. A nivel nacional, el Decreto Supremo 38 establece un máximo de 55 decibeles para una zona residencial. “(Eso) es más o menos el ruido que uno puede percibir en una biblioteca con conversación relativamente baja. Es un ruido abordable y tolerable en el tiempo”, explica De la Maza.
De todos modos, los 55 decibeles rigen solo entre las 7:00 y las 21:00 horas, ya que fuera de ese horario el nivel permitido disminuye a 45 decibeles máximo.
Desde la Superintendencia del Medio Ambiente tienen el deber de incentivar el cumplimiento de esta normativa, y para lograr esto aplican diferentes instrumentos, tales como la fiscalización, multas o sanciones (que van de $600 mil a $600 millones) y programas de cumplimiento.
“Cuando nosotros detectamos un incumplimiento, la empresa tiene la posibilidad de corregir esto implementando tecnologías. Hemos visto como mediante pantallas acústicas para el control en el perímetro de una obra, el uso de túneles acústicos para camiones de mezcla de hormigón y la capacitación del personal, se puede reducir significativamente el ruido a niveles tolerables”, señala la autoridad.
“Esto habla de que se requieren nuevas normativas sobre todo en la construcción. Si ya sabemos las tecnologías que mejoran esta situación, lo óptimo seria exigir esto desde el inicio, y para eso el Ministerio del Medio Ambiente está revisando la normativa, el Decreto Supremo 38, de tal manera de avanzar en este objetivo”, agrega.
Revise a continuación la entrevista con Cristóbal De la Maza en Plaza Pauta