“Con usted quiero hablar”: los comandos definen a qué votante buscan en la semana final
Los siete candidatos despliegan en estos días el último eslabón de sus campañas y cada uno apela a segmentos que creen que pueden resultar decisivos. Estas son sus estrategias.
La cuenta regresiva de la última semana para la elección presidencial parte este domingo 14 de noviembre. Se entra en el tramo final de la carrera y según el ambiente en los propios comandos, todo puede pasar. El 21 de noviembre los siete aspirantes a La Moneda se medirán en las urnas y el escenario más esperado es que dos de ellos pasen a segunda vuelta.
Por eso, la estrategia de los punteros, de los que van más atrás e incluso de los que miran al balotaje como una herramienta de negociación está concentrada en afinar el discurso, los mensajes y evitar cometer errores no forzados para ir a la conquista de sus votantes y no espantarlos. Por eso, hay cuidado en cómo abordar las últimas entrevistas y también las últimas actividades en terreno.
Además, hay especial inquietud sobre el efecto que puede tener la prueba de fuego de esta etapa: el debate de Anatel que se realizará este lunes 15 en la noche. Ahí, seis de los siete candidatos –Franco Parisi (PDG) no llegó a Chile y tampoco puede participar de forma telemática- tratarán de marcar la diferencia en horario prime, sin tener tropiezos fatales que les puedan costar la elección.
De hecho, para ese último duelo televisivo, los conceptos que se escucharán y repetirán serán: miedo, seguridad, esperanza, certezas, orden, estabilidad, cambios y gradualidad. El énfasis y el tono de cada uno de estos dependerá de a qué nicho se apunte. No es lo mismo apelar al ABC1 de los Distritos 10 y 11 que se han movilizado en las urnas que a los sectores medios y bajos que se vieron perjudicados por la pandemia, que son más permeables al mensaje en redes sociales y que les cuesta más ir a sufragar. Tampoco da lo mismo si se le habla al voto convencido por Kast desde la derecha o como Eduardo Artés (UPA) que dirige sus esfuerzos a un nicho duro de izquierda que quiere refundar todo.
Si hay una gran duda transversal es cómo reaccionará ese voto que en las elecciones recién pasadas fue esquivo para los bloques tradicionales, pues tampoco da luces reales de cómo se comportará el próximo 21 de noviembre. Y en esto las proyecciones y las encuestas no han ayudado.
Boric: jóvenes y adultos mayores que buscan cambios con “tranquilidad”
En el comando del candidato de Apruebo Dignidad, Gabriel Boric, explican que los esfuerzos de los últimos 100 metros de campaña están en afianzar el discurso “en el público no político que votó Apruebo y demanda cambios con estabilidad”. La idea, dicen, es mantener fuerza en el voto menor a 30 años y conectar con el votante sobre 40 años, especialmente mayor de 55 años. ¿Por qué esos dos nichos? El tramo sub-30 es un votante más nuevo que se movilizó en el Plebiscito, mientras que el segmento adulto mayor tiene una cultura electoral más desarrollada, pero por la pandemia se quedó en la casa.
“Estamos principalmente enfocados en los segmentos C3, D y E, buscando a aquellas personas que han experimentado en carne propia las injusticias y dolores en salud, educación y sufrimiento ambiental como sequía o zonas de sacrificio. Es muy importante para nosotros conectar con esa experiencia y ofrecerle un camino de cambio tranquilo”, explica a PAUTA el antropólogo social y experto electoral del equipo de Boric, Claudio Villegas.
Para tener una idea, son sectores donde el ingreso familiar promedio es menor a un millón de pesos: C3 ($899.000); D ($562.000) y E ($324.000).
¿Dónde se centrará el discurso del candidato más joven de la papeleta? En segmentos medios y populares, donde existen hombres y mujeres que son deudores educacionales, tienen sueldos bajos con alto endeudamiento y sus adultos mayores reciben pensiones bajo el nivel de la pobreza. A esas personas quiere llegar el diputado por Magallanes y la razón es que el segmento socioeconómico más numeroso es D, con el 37% de los hogares, seguido del C3, con el 25%, pero también son los mismos sectores que suelen restarse a la hora de votar.
Kast: canalizar el voto descontento
En el equipo de José Antonio Kast comentan que es difícil definir el arquetipo de sus votantes, porque “cada vez son más los atrevidos que se han sumado a esta candidatura”. De hecho, el concepto “atrévete” o “atrevidos” es parte del corazón de la campaña del líder del Partido Republicano.
Kast ha subido su nivel de conocimiento y apoyos en las encuestas más allá de un sector más duro de la derecha y también ha permeado capas más populares. Al menos así lo reconocen en su comando y también sus adversarios. Sus mensajes ancla son libertad, paz y progreso enfocados a un sentimiento “antipolítica tradicional”, que ha encontrado eco tanto en el ABC1 y como también en el D.
De hecho, apela a una apatía política en sectores más adultos, en votantes sobre 50 años que desconfían de los bloques actuales y del Gobierno de Sebastián Piñera. Por eso, en las otras campañas advierten que ese votante podría confundirse, por ejemplo, con el nicho de Parisi en sectores más más vulnerables.
Sus propuestas buscan el “sentido común”, según ha definido el propio candidato del Frente Social Cristiano. Para ello, enarbola el sentimiento anticomunista y saca al pizarrón a Boric cada vez que puede. Al igual que sus contendores, la apuesta de los últimos días es ir por los votantes que se abstienen y para ello, su mensaje es fácil, aunque complejo de cumplir: poner orden, en el amplio concepto de la palabra. Una muestra de esto lo dijo el jueves 11 de noviembre en Enade: “La gente quiere orden para salir adelante más allá del color político”.
Provoste, Sichel y ME-O: seguridad y estabilidad para el votante del “Chile real”
“Yo soy de centroizquierda, vivo en regiones, estudié en una educación pública. No necesito una estrategia para mostrarme de centroizquierda o de clase media, porque soy de centroizquierda y soy una persona de clase media”, dijo el lunes 9 de noviembre en una entrevista con Radio Agricultura la senadora y candidata presidencial de Nuevo Pacto Social, Yasna Provoste.
En el comando de la senadora DC aseguran que el fuerte de los días finales de campaña estará centrado entre el C2 y el C3, en la clase media que tiene ingresos totales promedio mensuales entre $1.360.000 y $900.000. “La elección será definida por este segmento que tiene un gran problema para llegar a fin de mes. La elección se va a ganar en ese centro social, no en el centro político “, explica un miembro de su equipo.
Provoste ha estado en los últimos días apelando al voto de centroizquierda, que no quiere a los “extremos” y que busca seguridad social y económica. De hecho, ha dejado de utilizar la palabra “gobernabilidad” como centro, pues es más técnica y se la ha reemplazado por “estabilidad”.
Buena parte de su estrategia se ha centrado en marcar las distancias con Boric y Kast. Frases como “tenemos un foco claro en incentivar la inversión, en el camino de Gabriel saben que van a generar más inestabilidad” o “¿alguien cree que la propuesta de algunos como Kast de rebajar impuestos y proyectar un crecimiento de más del doble del consenso es real y serio?” han sido protagonistas de su discurso.
Asimismo, en el equipo de Provoste asumen que el discurso que “se vayan todos”, de Parisi o Kast, ha permeado en sectores más populares. Por eso en el tramo final afinará su discurso a un votante de clase media de centroizquierda más que de izquierda sobre los 45 años que está observando el panorama electoral. Un voto que muchas veces ha sido más masculino, porque, aunque sea contradictorio, la única mujer de la carrera presidencial le ha costado entrar en el nicho electoral femenino.
En ese eslogan “antiextremos”, Provoste también se topa con el candidato del oficialismo, Sebastián Sichel. Aunque el último mes tuvo un quiebre con una parte de Chile Podemos Más que se fue con Kast, la carta independiente de la centroderecha se enfocará en lo que ha denominado el “Chile real”; esto es C2 y C3.
“Si uno mira los números de Joaquín Lavín, él ganaba en todas las encuestas en el D y el E, pero no fueron a votar. Estos son segmentos muy grandes pero que tienen menor representación en las elecciones”, advierte un cercano a Sichel.
Ahí, dicen sus colaboradores, queda espacio para apelar al discurso de los que no quieren polarización. Saben que parte del ABC1 que ha votado tradicionalmente por la derecha hoy es más proclive a Kast, que es parte de su ADN, y que los sectores más populares se dividen entre el líder del Partido Republicano y la cabeza del Partido de la Gente. Según las mismas fuentes, competir con Kast en el electorado de derecha más dura es perder tiempo, porque la gente va a elegir al “original” de derecha y no al independiente más de centro y más liberal.
La idea es reencantar al voto adulto joven y adulto mayor de estos sectores medios y contener parte del voto que estuvo en la primaria. Para eso hay que diferenciarse de Kast. “Si uno le deja el espacio libre a Kast va a seguir creciendo. Hay que mostrar sus contradicciones, de que hay un programa que no calza y que hay números que no cuadran”, explican las mismas fuentes.
En el lado de izquierda, Marco Enríquez-Ominami también busca ese votante que no quiere que “el extremismo de derecha se responda con extremismos de izquierda”. Él hablará estos días sobre la “esperanza” y la “fuerza confiable del cambio”. De hecho, esta última palabra ha sido su caballito de batalla en las últimas cuatro elecciones presidenciales.
“Conocemos el camino, le vamos a hablar a las capas medias, a los más pobres y también al empresariado porque esto es con todos. Es incluso con Gabriel y con Yasna. Es con todos los que queremos construir un nuevo Chile”, dice a este medio el candidato del PRO.
ME-O, quien es el candidato con más experiencia en esta contienda, sabe que su propuesta está cuesta arriba en comparación con los números que sacó en 2009 o en 2013, y aunque hoy “torea” tanto a Kast como Boric, no se pierde que más allá de los resultados el 22 de noviembre se tiene que coordinar la oposición. De hecho, ya comenzó sus llamados públicos a Boric y a Provoste, pero sin mayor éxito.
Parisi: cuánto podrá traspasar de las redes sociales a las urnas
Franco Parisi es un caso aparte. Se convertirá en el único candidato presidencial que no hizo campaña presencial; y así y todo pelea el puesto con Sichel y ME-O e incluso alimenta más de un fantasma de Provoste. La gran incógnita es cuánto de su despliegue en redes sociales llegará finalmente a las urnas.
Tras anunciar su test positivo de Covid-19 y postergar su regreso al país, el líder del Partido de la Gente seguirá con su apuesta 100% digital e incluso para este lunes 15 ya está preparando su propio foro a la misma hora que los canales de televisión abierta transmitirán el debate presidencial.
“Apuntamos a la clase media-media. No estamos afianzado en la clase alta ni en la clase más baja”, dice a PAUTA el encargado de marketing de la campaña de Parisi, Giancarlo Barbagelata.
Como el fuerte de Parisi han sido las redes sociales, sus mensajes finales estarán enfocados en los consumidores de estas herramientas; en especial, en la “comunidad” que ha creado en YouTube y Facebook. En una semana, el equipo de Parisi puede subir cerca de 200 publicaciones entre todas las redes sociales y este ritmo se mantendrá hasta el final. Eso significa subir las propuestas más populares y videos resumen de los programas en los que participa Parisi desde Estado Unidos.
Ahí, el nicho es claro: gente que no vota y que está decepcionada de la derecha y la izquierda. Estos votantes que busca cautivar tienen entre 30 y 45 años, con un componente más masculino que femenino, educación media completa, superior técnica y universitaria. Además, apuestan a las personas que son emprendedores y que cuentan con negocios propios, como los taxistas. A ellos, dicen, les hace sentido las propuestas de la rebaja del IVA o la baja de impuestos a las bencinas.
“Al nicho que apuntamos es súper variado. Hay gente más tradicional, hay votantes de derecha y otros que vienen de los partidos tradicionales de la izquierda. Pero el grueso, es gente que no vota generalmente y que está desilusionada y ve una esperanza en esta candidatura que es distinta”, agrega Barbagelata.