El gran dilema en la ex-Concertación ante Boric: ¿oposición o gobierno?
Se habla de refundación, reflexión profunda y rearmar a un sector golpeado. Todos apoyan a la carta de Apruebo Dignidad en el balotaje, pero si gana el rol de los partidos es un misterio.
Una semana antes de la primera vuelta presidencial del domingo 21 de noviembre, el Partido Socialista (PS) ya analizaba qué estrategia política tendría la noche en que se confirmaran los resultados de las elecciones presidencial y parlamentaria. Dependiendo de las cifras sería el gesto.
Ese mismo día se confirmaron algunos miedos que habían en el sector. Las cifras para llegar al Congreso fueron, en un análisis benevolente, modestas para una parte de la centroizquierda y derechamente malas para los personeros más autoflagelantes. Se redujo la representación de la ex-Concertación en la Cámara de Diputados y en el Senado, mientras que en la presidencial la candidata de Nuevo Pacto Social (NPS), Yasna Provoste (DC), salió quinta.
Con ese panorama confirmado, el PS hizo su jugada. Los socialistas “salvaron los muebles” y se mantuvieron como la bancada más grande del sector. Por eso, la misma noche de la primera vuelta fueron el primer partido de NPS que “subió al árbol” y apoyó sin condiciones al candidato de Apruebo Dignidad, Gabriel Boric.
Una decisión que tenía dos mensajes: uno externo, porque el gesto obligó y presionó a sus vecinos a tomar una decisión rápida; y uno interno, para no dar espacio a críticas por parte de la disidencia de la mesa directiva de Álvaro Elizalde. El PPD no tardó mucho en sumarse a la estrategia de los socialistas. Luego vino la decisión de Nuevo Trato [PL más algunos miembros exfrenteamplistas], el Partido Radical y finalmente de la Democracia Cristiana (DC).
Todas las colectividades políticas con representación parlamentaria se cuadraron con Boric “sin pedir nada cambio”, sin embargo, eso no calmó las reflexiones más duras sobre qué hará el sector a partir de marzo de 2022: una cosa es el balotaje y otra es componer la relación interna del bloque para ver si hay alguna proyección de NPS. Y aquí la ecuación es clara: no es lo mismo ser oposición a un gobierno de José Antonio Kast (Partido Republicano), que definir un rol de cooperación en una eventual administración de Boric (Convergencia Social).
“La relación con la centroizquierda quedó muy dañada y tiene que iniciar un proceso para reconstruirse y replantearse su proyecto. Esto no es saltar de gobierno a gobierno o a cualquier cargo. Es analizar a fondo lo que ha ocurrido”, advierte a este medio un senador socialista.
Rondan los fantasmas
En la última Junta Nacional de la DC, una de las peticiones fue la refundación del partido, después de tener los peores resultados electorales desde el regreso a la democracia. La idea se puso sobre la mesa desde varios sectores falangistas, e incluso el exsenador Andrés Zaldívar lo planteó.
El punto finalmente no quedó zanjado, pero sí marcaron un camino: la DC será oposición del gobierno que sea. Una postura que complica a sus vecinos, pues marca un cerco en una decisión que el resto no ha tomado, menos en caso de que gane Boric. Además, en la mayoría de las colectividades se vienen procesos de elecciones internas al corto plazo, lo que podría cambiar las estrategias y los liderazgos de la primera línea de la centroizquierda. Frente a este escenario, con un gobierno de Apruebo Dignidad, no hay una postura única sobre si deben actuar en bloque o cada partido por su lado, menos si alguno de ellos -como el PS- puede ser invitado al nuevo gobierno.
“El futuro de la centroizquierda en el caso de que gane Gabriel Boric es colaborar con las grandes transformaciones. Será clave cada voto en el Congreso. Cada voto de las fuerzas progresistas va a ser importante”, dice a PAUTA el diputado Vlado Mirosevic (PL).
Esto formalmente no ha sido conversado entre los presidentes de NPS, solo ha tenido algunas menciones entre los diputados, senadores y los secretarios generales de las distintas colectividades. Por el momento, solo rondan los fantasmas de la fallida negociación de la primaria presidencial, cuando el eje histórico PS-DC quedó quebrado, tras la idea de los socialistas de pactar con la izquierda, pero que fue frenado luego de que una parte del Frente Amplio y el Partido Comunista bloquearan la posibilidad de que el PL y el PPD fueran los invitados del PS.
Jubilación de nombres y cuadros
A raíz de esta discusión, una de las dudas que surgió en el bloque es qué relación tendrán a futuro la DC y sus actuales socios. No es misterio que en un sector de NPS comentan que la distancia con la DC podría ser más clara según el color del nuevo gobierno. Como lo explica otro importante dirigente de la ex-Concertación: “La decisión de la DC de declarse inmediato opositor nos pone el camino más difícil para mirar la proyección de este bloque”.
En la centroizquierda comentan que como coalición no lograron cuajar y que como acuerdo electoral quedaron cortos.
Luego del término del nombre Nueva Mayoría, el sector pasó por varios títulos y combinaciones sin mucho éxito, como Convergencia Progresista (PS, PPD y PR), Unidad Constituyente (PS, PPD, PR, DC, PRO, Ciudadanos y NT) y lo último, Nuevo Pacto Social [pacto sin el PRO]. “Lo que se jubiló en la elección fue una forma de hacer política, se jubilaron nombres y cuadros, pero no se jubilaron nuestras ideas. Independiente de quién sea el Presidente, nuestra tarea en la centroizquierda es rearmarnos”, plantea un senador del PPD. Por lo mismo, las ideas refundacionales se escuchan en distintos rincones y en especial en tiendas como el PPD o la DC, donde llaman a hacer “una propuesta de centroizquierda potente” para el nuevo ciclo.
“Tenemos que visualizar para adelante cuáles son los puntos que nos representan. Ver quiénes son los socios con los cuáles esos valores y principios se pueden encarnar de mejor manera para avanzar en la construcción de un pacto político. Necesitamos un nuevo referente, una nueva coalición. Esta es una conversación que hay que tener”, comenta a PAUTA la presidenta del PPD, Natalia Piergentili.