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Christopher Martínez: “Dos cámaras le hacen mejor equilibrio a la voluntad del Presidente”

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POR Eduardo Olivares |

El politólogo de la Universidad Católica de Temuco expuso ante los convencionales que Chile no tiene hiperpresidencialismo. “No sé si es algo que logre persuadir tan rápido”, admite.

La Comisión de Sistema Político en la Convención Constitucional comenzó el debate sobre dos diseños clave de la estructura política del Estado: qué régimen de gobierno prevalecerá y cuál tipo de Congreso es el adecuado.

En esa discusión inicial ya se mostraron las primeras inclinaciones de numerosos constitiuyentes. Por un lado, parece tener mayor preferencia un régimen presidencial como el que tiene Chile hoy, pero más “atenuado”. Por otro, existe una tendencia a hacer modificaciones al Senado ya sea para convertirlo en una cámara representante de los “territorios” o, como proponen otros, simplemente que sea eliminado para dar paso a un Parlamento unicameral.

Para el politólogo Christopher Martínez, investigador de la Universidad Católica de Temuco, hay demasiados factores que algunos convencionales parecen dar por sentado y que sin embargo no tienen necesario sustento en la evidencia. Un caso típico es la idea de que Chile tiene un “régimen hiperpresidencialista”, tema que él mismo expuso ante la Convención.

“Lo planteé en los primeros minutos de mi presentación en la audiencia. No sé si es algo que logre persuadir tan rápido, porque la idea del hiperpresidencialismo está muy arraigada en la gente y en personas que están tomando decisiones. Además, parece muy fácil de entender: ‘Tenemos un sistema con poder hiperconcentrado y que, por tanto, es la causa de los malos que estamos viviendo’. Sin embargo, la misma gente que propone reemplazar al presidencialismo por estas mismas razones, habla de que ‘el sistema está bloqueado’, de que el ‘Presidente no puede ejercer su voluntad’; en el fondo, siempre están revelando esta característica del Presidente, que no puede llevar a cabo su agenda, lo cual demuestra claramente que un hiperpresidencialismo no existiría”, comentó Christopher Martínez en Primera Pauta, de Radio PAUTA

De todos modos los constituyentes debatieron el jueves sobre cómo podría haber alteraciones al presidencialismo. Para Martínez, la primera reflexión debería apuntar a identificarqué ha sucedido en el país en los últimos años, pero sin caer en diagnósticos errados. “Creo que el sistema presidencial, primero, no ha sido responsable de los grandes problemas que ha acarreado Chile en las últimas décadas. El sistema presidencial en Chile lleva 200 años. Segundo, el diagnóstico es bien contradictorio respecto de qué es lo que queremos resolver y dónde nos vamos a mover”, sostuvo. Un ejemplo: quienes promueven el parlamentarismo parecen olvidar que allí se concentra más poder en el Ejecutivo. “Hay varios problemas de diagnóstico, y no creo que instalar un nuevo sistema en un escenario bastante complejo, no solamente por lo que vivimos en el Estallido, sino por la pandemia, el crecimiento económico que se va a ver afectado el próximo año, sería contraproducente para el país y quizás también para propia Constitución”. 

Una de las propuestas más repetidas ahora es la de que se establezca en Chile un presidencialismo “atenuado”. Ese diseño, dijo Martínez, “busca equilibrar de mejor manera las facultades y atribuciones que tiene el Ejecutivo y el Legislativo. Entonces, cuando se está hablando de atenuar el presidencialismo, lo que se está hablando es de reducir algunas de las atribuciones que tiene el Presidente, quizás esas traspasarlas al Congreso o a otro órgano. Pero no es cambiar de régimen como algunas personas han sugerido”.

La duración de un sistema semipresidencial y parlamentario

Desde luego, un presidencialismo “atenuado” no sería un esquema de semipresidencialismo. Pero, si alguien lo pensara, debería lidiar con algunos de los datos que la literatura especializada arroja sobre sus resultados en materia de estabilidad política.

“En principio, al sistema presidencial se le ha criticado por esta rigidez, este periodo fijo. Eso se entiende como algo irreflexivamente negativo. La verdad es que esa rigidez, ese periodo fijo, en nuestro caso de cuatro años, entrega un cierto nivel de predictibilidad al sistema: sabemos quién va a estar gobernando y por cuánto tiempo el país por ese periodo de tiempo”, recuerda el politólogo.

“Lo que ocurre en los sistemas semipresidenciales y los parlamentarios es que los gobiernos, incluso si llegan a un acuerdo por formarse, pueden caer en cualquier minuto por desacuerdos internos o porque, por ejemplo, se rechace el presupuesto que propone el gobierno. En este sentido, la duración de los gobiernos semipresidenciales es en promedio la mitad de lo que duran las presidenciales en América Latina, con datos desde 1980 a 2018”. Los gobiernos parlamentarios tienen una duración promedio algo superior a los semipresidenciales, pero aún menor a los presidenciales, agregó. 

¿Un Congreso unicameral?

Otra de las propuestas discutidas en la Comisión de Sistema Político el jueves fue la de cambiar el Congreso a un poder de una sola cámara; es decir, sin Senado. Otros, en cambio, creen que la Cámara Alta debería cumplir un rol territorial más que poblacional. Es decir, que en su interior haya la misma cantidad de senadores por región en vez de un número diferenciado en algún grado por el peso poblacional de cada zona. 

Es decir, se debate entre mantener un Congreso bicameral, pero reformado, o transitar hacia un Congreso unicameral.

“Si el problema que se detecta es que hay concentración de poder en manos del Ejecutivo, lo lógico sería mantener dos cámaras, porque dos cámaras le hacen mejor equilibrio y freno a la voluntad del Presidente”, contestó el académico de la Universidad Católica de Temico: “Hace un poco más difícil de navegar a veces, pero es parte de la persuasión a la que tiene recurrir el Presidente para que sus proyectos que a él o a ella le interesen pasen en el Congreso. Cuando tú tienes una cámara, es posible que en una sola elección, como ocurrió en El Salvador, básicamente en un año, el Presidente llega, ocupa el Ejecutivo, su coalición arrasa en el Legislativo y después van a tratar de intervenir en el sistema judicial. Entonces, se produciría una mayor concentración de poder al tener una sola cámara y de una manera negativa fomentaría la estabilidad del gobierno”, reflexionó. 

De todos modos, cualquier proyecto de plurinacionalidad descansa sobre otras condiciones distintas del régimen de gobierno, como manifestó el jueves la convencional mapuche Rosa Catrileo

“Yo estoy muy de acuerdo con lo que dice Rosa Catrileo“, señaló Martínez, porque “el tema de la plurinacionalidad puede existir perfectamente en un régimen parlamentario, semipresidencial o presidencial. Incluso ella lo menciona: si tenemos dos cámaras, una cámara, quizás ahí pueda haber más relevancia de un reflejo de un plurinacional que en el régimen político. Si tenemos una cámara, se puede volver un poco más complejo de representar las distintas diversidades que tiene el país, porque las cámaras únicas, usualmente, tienden a sobrerrepresentar la población. Al tener dos cámaras, se abre espacio, quizás, para representar los territorios de mejor manera; dividir también el poder e incorporar elementos de representación especial para algunas minorías que han sido excluidas del poder históricamente en Chile. 

Revise la entrevista completa con el politólogo Christopher Martínez