Quién es Javiera Cabello, la mano derecha (e izquierda) de Boric
La abogada, conocida en el Frente Amplio como la “Pelo”, está presente en todas sus actividades: lo pasa a buscar y a dejar a diario, lo aconseja políticamente y estuvo detrás de su cambio de look.
El jueves 2 de diciembre, en el corazón de Pudahuel, el candidato presidencial de Apruebo Dignidad, Gabriel Boric, y su jefa de campaña, Izkia Siches, presentaron una ambiciosa meta: recorrer un millón de casas de aquí al balotaje. El escenario dispuesto se hizo chico para todos los que llegaron. Se subieron conocidos actores de televisión y también un puñado de parlamentarios que asumieron como “embajadores territoriales” con la misión llegar a las regiones y las localidades que fueron más esquivas para la izquierda en la primera vuelta.
Boric dio su discurso, se fue entre los aplausos de los asistentes y, al bajar de la tarima, la abogada Javiera Cabello (29) lo esperaba. La “Pelo” -como es conocida en el Frente Amplio en alusión a su apellido- abrió su cartera negra y sacó un spray y una pequeña peineta anti frizz. En pocos segundos le acomodó el pelo al candidato, que a esa hora, producto del calor, ya estaba algo desordenado. Después, lo escoltó hasta el punto de prensa. Como cada día, vigiló sus respuestas y no le quitó la mirada de encima, mientras la gente le pedía fotografías, y lo acompañó hasta que se retiraron del lugar.
Cabello es hoy la mano derecha en el día a día de Gabriel Boric. Se preocupa de su agenda, de que el candidato coma a sus horas cuando están en terreno, resuelve problemas políticos y domésticos, y está presente en todas las actividades. Su teléfono suena todo el día. En la práctica funciona como una jefa de gabinete, aunque no ha sido bautizada como tal.
Es una de las asesoras más cercanas al parlamentario magallánico, aunque su relación política y personal se ha construido a pulso, dicen en el comando, pues no son confidentes de larga data. Aunque llevan años militando en los mismos espacios (Izquierda Autónoma, Movimiento Autonomista y hoy Convergencia Social) y se toparon en los patios de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, no hubo cercanía real hasta después del estallido social. De hecho, fue el último año cuando Cabello -quien encabeza el frente feminista de CS- entró al circuito más íntimo de Boric.
“La directora de orquesta”
El diputado le pidió el 16 de marzo, solo un día antes de ser proclamado como abanderado presidencial, que asumiera como su jefa de campaña. Cabello era un nombre transversal a los lotes internos de Convergencia Social y su tarea era doble: juntar las firmas necesarias para competir y luego enfrentar la primaria contra Daniel Jadue (PC). Cuando partió este camino se guió por la campaña de la candidata presidencial del Frente Amplio en 2017, Beatriz Sánchez, y conversó con buena parte de sus protagonistas. Con esos consejos comenzó a armar el equipo con el que ganaron en julio.
Luego vino el camino a la primera vuelta y todo se rediseñó. Su trabajo se dividió con otros actores, entre ellos, el diputado Giorgio Jackson (RD), quien asumió como coordinador político y se convirtió en factótum de Boric. Ahí, se separó el equipo del candidato del equipo del comando, y Cabello pasó al “petit comité” de la carta frenteamplista. De hecho, tiene línea directa con Jackson, aunque en el círculo de ambos reconocen que no son amigos. Más bien se acercaron por la campaña. “Tienen una buena relación, hay buen fiato para trabajar y hay mutuo respeto político”, comenta un miembro del comando de Apruebo Dignidad.
Las jornadas parten temprano y siempre terminan tarde. De lunes a domingo el primer Whatsapp entre Boric y Cabello llega entre 7:00 y 8:00 y el último mensaje se manda cerca de la medianoche. Se preocupa de pasar a buscarlo en las mañanas y también de dejarlo a su casa después de las actividades.
En el equipo del candidato de AD la definen como una “directora de orquesta, matea, ejecutiva e intensa”. Aunque a ratos, ese estilo también le pasa la cuenta y algunos la acusan de ser “dura”, pues es la persona que muchas veces debe apurar las pautas, ser confrontacional y decir que “no” a ciertas actividades. Esto le ha costado más de una tensión en la interna, aunque cada vez que eso sucede, ella apela a que también “se debe cuidar al candidato” y, por lo mismo, hay que “darle la mayor cantidad de espacios libres” que se puedan con una agenda que está a tope.
Como describe una de sus cercanas, Cabello “debe administrar las susceptibilidades políticas” en un espacio poco amable, pues las campañas son jerárquicas y, a la larga, esto también provoca roces entre los que toman las decisiones y las bases. De hecho, una de sus tareas desde el principio fue bajar ciertas líneas de trabajo a las distintas militancias y dirigentes de partidos.
A Javiera Cabello, además, se le asocia el cambio de look que tuvo Boric después de ganar la primaria. Según sus cercanos, no fue una misión fácil, porque el abanderado pidió que “no lo empaquetaran, porque no quería dejar de ser él”. Hubo un consenso: no habría corbatas, pero sí un estilo más presidencial.
Fue un trabajo de largo aliento, señalan en el círculo de la “Pelo”. Se asesoró con expertos y tuvo como cómplice a la pareja del diputado, Irina Karamanos, quien también es su amiga. De hecho, hay un episodio que empujó esta especie de “fashion emergency” electoral y fue el cambio de casa de Boric hace algunos meses. Esa fue la oportunidad perfecta, comentan los cercanos del diputado, para que Karamanos y Cabello intervinieran el closet del candidato, sumaran un par de chaquetas y cambiaran sus camisas a cuadrillé más rockeras por colores neutros.
“La gente más humilde valora que vaya bien ‘arregladito’. Y si eso se necesita lo haremos, porque esto hay que tomarlo en serio. Es un elemento político”, señala otro miembro del equipo.
El mensaje clave y el círculo feminista
La relación política entre Boric y Cabello tiene un hito claro: la madrugada del 15 de noviembre de 2019. Ese día Gabriel Boric quedó solo en la fotografía. La directiva de su partido se retiró al final de las negociaciones del Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución y el diputado por Magallanes firmó solo el documento que abrió la puerta al Plebiscito.
Convergencia Social se quebró, entre los detractores de Boric y quienes defendieron su acción. Cabello fue del grupo de las segundas. De hecho, ese día le mandó un mensaje de Whatsapp de apoyo pese a todos los reclamos. “Lo que hiciste fue lo correcto”, fue parte de lo que le escribió, aunque le planteó de inmediato que la tarea siguiente era movilizar la paridad y los escaños reservados.
Por esos días, Cabello estaba trabajando en la dirección jurídica de la Universidad de Chile -lugar en el que se mantuvo hasta que sumó a la campaña- y era parte de la defensoría que apoyaba a los detenidos de las protestas en Plaza Baquedano. Boric le escribió de vuelta días después del 15N, le agradeció sus palabras y le pidió permiso para compartirlas. Ese gesto fue clave, reconocen sus cercanos, para la relación que se formó después.
De hecho, ese episodio se sumó a otro que pasó este verano. Cuando la posibilidad de Boric sonaba casi por descarte y las cartas presidenciales en el FA escaseaban, Cabello lo llamó y le dijo que propondría su nombre en una reunión del frente feminista CS, un espacio que hoy alberga a unas 300 militantes. Ya con la venia del grupo, le avisó el resultado y él la llamó de inmediato por Zoom para escuchar de primera fuente qué habían acordado: exigir que tuviera un programa con el feminismo como eje transversal. Ese fue uno de los apoyos que empujó la decisión de Boric.
La abogada habría dicho que “era una misión imposible”, pero que le gustaban ese tipo de misiones. Y que la campaña no debía ser testimonial, pues se jugaba la lectura que hacía el sector del periodo que estaba viviendo Chile.
Cabello, según sus amigos, se define como una militante muy activa, que se encontró con la política ya en la educación superior. Nacida en Arica y criada en Antofagasta, llegó a Santiago para estudiar derecho en la Universidad de Chile en 2011, en pleno movimiento estudiantil.
Es la tercera de cinco hermanos. Ya jubilados, sus padres volvieron a su tierra natal y hoy están en Azapa, lugar que este último año se ha convertido en un refugio entre campaña y campaña. De hecho, después de la primaria, la abogada tomó un avión con destino al norte y estuvo una semana procesando los resultados y lo que se venía.
También, en esos días, se apoyó en sus amigas y aliadas políticas del frente feminista: la periodista Antonia Orellana; la vicepresidenta de CS, Francisca Perales; la abogada Constanza Martínez, quien hoy es la jefa de programación del comando; también la historiadora y experta en género Luna Follegati; la convencional Constanza Schönhaut e Irina Karamaros.
En la causa feminista, dicen quienes la conocen, encontró su motivación política y también su círculo de confianza. Quizás, por lo mismo, la denuncia sobre acoso que vivió el candidato de Apruebo Dignidad fue duro para ella y sus cercanas, porque según el análisis interno “ponía en entredicho” varios de los temas que habían impulsado. Por ejemplo, Cabello trabajó en redes de apoyo a casos de abuso y acoso a mujeres y fue parte del primer protocolo de actuación ante denuncias sobre acoso sexual, acoso laboral y discriminación arbitraria en la Universidad de Chile. También fue asesora de la diputada Gael Yeomans (CS) en temas de género.
El polémico caso habría pasado en 2012, cuando Boric era presidente de la Fech, pero ahora resurgió por la campaña presidencial. Ella lo conversó directo con el candidato y fue parte de las dirigentes que pidieron “respetar lo que la denunciante quería hacer”. La situación quedó en una nebulosa, porque la supuesta afectada, quien es cercana al FA, hizo sus descargos en redes sociales, pero no lo hizo efectivo en las instancias formales del partido, según aclararon desde CS. Finalmente, Boric negó las acusaciones y argumentó que “no tenía nada que esconder”. Pidió disculpa si en el pasado tuvo “actitudes machistas” y señaló que estaba dispuesto a todo tipo de investigación, ya sea judicial o interna mediante los protocolos establecidos por las feministas del FA. Esa respuesta fue apoyada y guiada, entre otras, por la propia Javiera Cabello.