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Ganará el que consiga dejar en su casa a los votantes del rival

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Agencia Uno/PAUTA
POR Eduardo Olivares |

En esta campaña hay dos claves: evitar irritar a los votantes del otro y tratar de que sientan tanta vergüenza y miedo de su candidato que prefieran irse a la playa

Un modelo matemático de la empresa de explotación de datos ViaCiencia es el único que concede la victoria en segunda vuelta a José Antonio Kast. Todas las encuestas publicadas hasta el sábado, cuando empezó el absurdo periodo ciego que impide difundir encuestas electorales, han dado como ganador a Gabriel Boric. El modelo matemático, en cambio, afirma a partir de los datos de la primera vuelta que la probabilidad de que Kast gane el balotaje es del 58% y la de Boric, del 42%. Traducido a votos sería un 50% de los votos para Kast y un 43% para Boric.

Esos números surgen a partir de un reparto equitativo de las personas que votaron a las opciones de centro. Sin embargo, si se ordenan de otra manera los votantes de ME-O, Provoste, Parisi y Sichel, la probabilidad de victoria de Kast se eleva al 73%, aunque en votos, su triunfo sería más estrecho: 48% versus 45%. Si los votantes de Sichel y Parisi se mueven un poco a la izquierda, Boric vencería a Kast por una diferencia de un punto porcentual.

El 19 de diciembre comprobaremos si el modelo matemático es capaz de vencer a los sondeos. Gran parte de la fiabilidad de estos modelos depende de los datos que se “carguen” en el mismo. Por ejemplo, en este caso, sus propios autores han manifestado que la caracterización del votante de Parisi es lo que más problemas les ha causado. Les resultó muy difícil dirimir qué tan de izquierda o de derecha son. Si se parecen a los simpatizantes de ME-O, la probabilidad de que gane Boric aumenta al 80%.

Al margen de la fiabilidad de este modelo matemático, cuyos detalles técnicos son demasiado escuetos en el artículo en El Mercurio, creo que lo que realmente pone de manifiesto este ejercicio es que la elección del próximo 19 de diciembre la ganará el candidato que consiga dejar en su casa al mayor número de votantes del rival.

El votante de Parisi no solo es muy líquido, sino que además es poco leal con esta democracia y sus instituciones; su actitud crítica hacia los partidos es muy severa. Por lo tanto, varios expertos han apuntado que la posibilidad de que un gran número de ellos prefiera quedarse en su casa o irse a la playa el 19 de diciembre es muy alta. Esta variable -si el votante de Parisi irá a votar o no en la segunda vuelta- es tan importante como su correcta identificación como persona de izquierda o de derecha.

Si el juego de la segunda vuelta consiste en dejar en la casa a la mayor parte de los votantes rivales, el bajo perfil de la campaña de Kast está perfectamente medido. Aparecer abajo en todas las encuestas mantiene movilizado a su votante más duro y permite que los rivales se confíen. Por eso el episodio del diputado Kaiser fue tan dañino, porque activa al votante del rival.

En las elecciones donde la clave de la victoria es dejar lejos de las urnas al votante rival hay dos factores a considerar. El primero es que el candidato que quiere favorecerse con este fenómeno no debe cometer el error de provocar al electorado del rival. El segundo factor es intentar por todos los medios que el votante del rival se sienta tan avergonzado de su candidato y esté tan convencido de que le causará un mal al país que decida no participar y prefiera el sol y la playa o el campo. Ocurrió con los socialistas españoles en 2011 cuando, avergonzados por la gestión de la crisis económica de Rodríguez Zapatero, se quedaron en sus casas y permitieron que Mariano Rajoy ganara con mayoría absoluta. A eso estamos jugando en esta campaña.

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